La próxima aparición de Venus frente al Sol, después de 129.5 años,
ocurrirá el 5 de Junio del 2012, aparición que será seguida de un eclipse
total de sol el 13 de Noviembre del 2012 y que enmarcará el final de un
Ciclo Cósmico que concluye el 21 de Diciembre del 2012 lo cual, según los
Mayas, marca el fin de un ciclo completo de 25,925 años en nuestro Sistema
Solar dando inicio a una Nueva Era y a una nueva Raza Cósmica que fue
sembrada miles de años atrás.
La próxima aparición de Venus coincide con el final del calendario Maya y la
promesa del regreso de Quetzalcoatl entre los toltecas o Kukulkan entre los
Mayas. Será esta la gran Promesa del Avatar Mesoamericano, Quetzalcoatl?.
Me refiero a Quetzalcoaltl por ser un Avatar de nuestra cultura
mesoamericana, pero al igual que él otros grandes Avatares en la historia
como Jesús o El Buda, por mencionar solo algunos, nos transmitieron su
sabiduría y la promesa de su regreso, o mejor dicho, el retorno de su
Consciencia como una forma de preparación previa a la llegada de los tiempos
del Retorno de la Consciencia Cristica en el hombre. Toda semilla que es
sembrada, crece se reproduce y se transforma para dar nuevos frutos y
continuar el ciclo de la vida en el Universo.
Así dijo Quetzalcoatl: "Conoced experimentalmente las estrellas, sus nombres
e influjos. Sabed cómo marcha el cielo. Conoced también la duración del año
y de sus signos". Y es en la marcha del cielo de los astros y las
estrellas donde encontraremos las fechas que nos anuncian la próxima
transformación que tendrá lugar en la Consciencia de los hombres.
La voz de todos esos grandes Avatares hoy por hoy se puede escuchar
fuertemente en nuestro interior anunciando su próxima llegada. Callemos
nuestra mente para que podamos escuchar esa voz que proviene desde lo más
profundo de nuestro corazón. Tratemos de profundizar en el verdadero
significado del Lenguaje Metafórico por medio del cual nuestros grandes
guias nos han transmitido su Sabiduría para poder ver la luz en sus palabras
que nos guiarán de regreso a la Tierra Prometida,
El Retorno al Corazón.
PRIMER APARICIÓN DE QUETZALCOATL
(Recordemos que la última aparición de Venus frente al sol fue el 8 de Junio
del 2004 después de 129.5 años, la siguiente será el 5 de Junio del 2012)
Así pasó el tiempo. Transcurridos cuatro años regresó. Ya nadie lo esperaba,
nadie pensaba en volver a verlo. De la región del misterio, de la casa del
quetzal, del país de la abundancia regresó Aquel que enriquece al mundo.
Caminaba como un dios por la costa de Panuco y fue reconocido por algunos
viajeros.
Se corrió la noticia con pregoneros, y al escucharla, muchos cayeron en
confusión. Se decían: ¿Podrá acaso alguien regresar de entre los muertos?
¿Ocurrió antes algo semejante?
Fueron enviados a su encuentro algunos oficiales. Pero él, conociendo sus
dudas,
apareció en su camino y les dijo: ¡No duden amigos! ¡Soy yo, el sacerdote,
el viajero de la región de los muertos! ¡Reconózcanme! He ido delante de los
hombres allá, donde los muchos huesos, para buscar la semilla.
Mis enemigos se reunieron para hacerme la guerra, los hombres despreciables
vinieron contra mí. Mucho daño me hizo esos pájaros del polvo, me
rompieron, me quebraron, mancharon mi precioso recipiente. ¡Pero mi blanca
bandera sacudió el polvo, arremolinó la tierra allí, en el antro de la
penitencia!.
Soy el guerrero, el que hace de los cielos su camino. No en vano revestí la
insignia de oro. ¡Por mí se mueve el Sol! He regresado para abrir mi mano,
yo, el morador de la región de las alas, el caminante solitario. En la
muralla del campo del rigor combatí; allí alcé mi grito y alcancé mi nombre:
defensor del hombre. Así Dijo.
Los mensajeros quedaron atónitos y le rogaron que viniera con ellos a su
campamento.
LOS principales amigos de Quetzalcoatl, en cuyas manos estaba la
responsabilidad del pueblo, no quisieron escuchar la noticia; se dijeron:
¿Quién es este que viene a perturbarnos? ¿Con qué autoridad ha tomado su
nombre? Vimos su cuerpo arder en la hoguera. ¿Acaso no dijo él: "No dos
veces se vive en la tierra"?. No se dejen confundir, hermanos. No es el
Señor, sino un demonio, quien así viene a dividirnos.
Aun estaban hablando, cuando Quetzalcoatl entró en su asamblea y
preguntó: ¿Quién
es el que murmura contra mí palabras de desconfianza? ¡Soy yo, el Señor de
las transformaciones!. He regresado, me rehice, alcancé la vida verdadera y
estoy aquí.
Mi madre divina, la del manto de estrellas, me infundió un nuevo aliento, un
aliento inmortal. ¿Quién podrá ahora contra mí levantarse? A la oscuridad de
las aguas arrojé mi oscuridad yo, el penitente. ¡Vengo de conquistar mi
destino!.
A los mundos que están sobre nosotros, a los nueve escalones fui a
descansar. Allá, donde la anciana, fue abierto mi collar, desatada mi
guirnalda de plumas. ¡Aplastada quedó la serpiente!. Quiso quebrar al
pequeño espejo, al mágico reflejo, ¡y condenada fue por siempre a los
abismos de perdición!
Véanme, amigos, soy el Dragón de luz. Conozco al anciano, a la anciana. He
vivido en el mundo de los muertos y con los que nunca mueren. Soy mediador,
y he vuelto para dormir al sueño y amordazar la muerte, para destruir a
aquel que muerde por sus cuatro extremidades. ¿Qué dios, qué poder será
capaz ahora de arrojarme al polvo?
Al escucharle, sus seguidores cubrieron sus rostros y le adoraron, y un gran
temor los sobrecogió. Pero él les confortó, diciendo ¡Alegrense, amigos,
reconózcanme! Entonces ellos corrieron a su encuentro, muy contentos, y le
abrazaron.
Él, sentándolos en un muro, les habló de su descenso a lo profundo y su
ascenso a las estancias del Cielo, y les dijo: Del corazón del mar regreso,
de allá, donde el horizonte se tiñe con los tintes de la aurora. ¿Acaso no
me esperaban? ¡Soy el quetzal, y he venido volando!
De pasos difíciles vengo, de la gran guerra. Muy serio estaba mi rostro
cuando salí de Tula, enflaquecidos mis costados, vacilantes mis pasos. En
flor ansiaba convertirme, y era un conejo ensangrentado.
Yo no lo sabía, no conocía mi destino, ¡y en el templo de las llamas me fue
revelado! No lo entendía, ¡y en la casa de los niños me fue revelado!
Después de tanto andar, he visto un paso allá, en el seno del mar, donde el
mundo se curva y se esparcen, sin forma, las arenas. Este cofre de jades
incendié por mí mismo, y renací. Ahora, mi corazón ha llegado a ser
perfecto. Solitario, entre colores infinitos, mi corazón vive. He recibido
el poder del anillo del agua. ¡En el arte he de vivir eternamente sobre la
tierra!
Embriagado con estas palabras, exclamó Matlakshochitl: ¡Oh tú, caudillo
nuestro,
príncipe de los naguales! ¡Eres tú, en verdad, Señor de vida y amparador de
todo crecimiento! ¡Y nosotros que sólo te causamos pesares!. Esto dijo,
entristecido por las dudas con que le habían recibido. Pero él le aseguró
con afecto:
Sólo me ultrajan quienes no me han conocido. Ustedes, empero, son mis
padres, mis hermanos, mis amados sacerdotes. A la gloria del Señor de las
corrientes infinitas, en nave de turquesas, allá también irán ustedes, mis
hermanos, mis viejos compañeros.
El príncipe Itimalli le preguntó: Señor, ¿qué puedo hacer para vivir contigo
allá, donde tú vives? ¿Cómo ganar un rostro y un corazón, cómo cantar tu
canto?
Respondió: Sólo podrá cantar mi canto aquel que llegue a ser, como yo,
dios del crepúsculo y dueño de la luz, quien logre transformar su rostro a
voluntad. Mas, no teman. Yo soy el Dragón de luz y envío mis rayos a todos
los seres creados, aún a los que están allá, en el paraíso de las aguas. Y
al que quiero, lo tomo y lo hago mío.
A la encrucijada de todos los caminos he llegado. A mí mismo me hice
creador, sostenedor y vida. ¿Qué más he de buscar? ¿A quién debo seguir? Yo,
el proveedor del reino de las aguas, hago llover a Dios. A aquel que los
colma de bendiciones, yo proveo. ¿Habrá algo imposible para mí? Yo deseo,
amigos, que ustedes también canten mi canto. Por lo tanto, vayan por todas
partes, establézcanse incluso en el monte de las tinieblas. Con música
de nubes esparcirán la gloria de Ometeotl (El Todopoderoso). Vayan
por el mundo y no teman: eternamente se escuchará mi voz entre ustedes,
explicando la palabra de la verdad.
LAS ORDENANZAS
ENTONCES llamó a su lado a cuatro jóvenes cholultecas por los cuales sentía
un amor particular, y les encomendó que recordaran todo lo que habían visto
y oído, a fin de que, yendo por el país, fuesen testigos suyos ante los
pueblos de la tierra. Y les ordenó que dividieran la tierra en cuatro
partes, quedando la ciudad de Cholula como corazón, y que propagaran por
ellas las noticias de su regreso.
También les dio autoridad para tomar el poder sacerdotal en su nombre, mas
no como señores que reclamen la herencia de un reino, sino como servidores y
deudores, como quien toma algo en préstamo hasta que llega el momento de
devolverlo.
Ordenándolos en comunidades, les dijo: Vivirán juntos bajo los más
ancianos, compartiendo su sustento y sin acumular riquezas. Guardaran y se
transmitirán las dignidades recibidas. Velaran con todo el corazón para
que se extienda el modo de vida tolteca.
Mantendrán en orden sus comunidades, suprimiendo lo relajado y conservando
lo virtuoso. Si hacen así, les doy poder para que hagan cosas maravillosas y
se hagan acreedores del nombre que llevan, y para que transmitan ese nombre.
También marcharan por los valles y las sierras, averiguando por las cosas
concernientes a la vida. Y encontrando alguna buena costumbre,
traiganlaa sus comunidades y compartanlas con todos, para que de ese modo perfeccionen el modo de
vida tolteca.
Mas aún, donde quiera que lleguen, pregunten por las historias y las
creencias del lugar, comprendiendo sus cosas oscuras y ayudando en sus ritos
y tradiciones. Pero, ¡cuídense de los sacrificios humanos y de la
idolatría!
Durante el día, estudien los libros divinos, conversen con su corazón y
ejercitense en las artes y oficios. Por las noches velen, canten alabanzas
hasta el alba y jamás falten al baño nocturno.
Dormirán y comerán poco, hablaran sólo lo necesario. Serán parcos
en sus modales y sobrios en el vestir. No pasaran a navaja sobre sus cabezas
ni usaran joyas, sino sólo un collar de piedra o madera. Y no olvidaran la
penitencia.
Además, trabajen en sementeras para no ser una carga al pueblo. Antes
bien, denle de comer a los pobres y los necesitados, a los ascetas y los
enfermos, socorriendo en todo momento a las viudas y los huérfanos.
He aquí el modo como elegirán a sus líderes: el más humilde entre
todos será el que mande, y el de más noble cuna será el servidor. Ninguno
percibirá recompensa por su servicio. Y quienes deseen ser líderes, que
trabajen doble jornada.
Sólo aquel que tenga corazón puro, un corazón bueno, un corazón firme, un
corazón de hombre, sólo aquel que tenga a Ometeotl (El Todopoderoso)
dentro de sí y sea sabio en las cosas divinas, ese los representará. No
importa su nombre, no importa su nacimiento. Aún si fuese de origen humilde,
si su padre o su madre fuesen pobres entre los pobres, no miraran su linaje,
sino su modo de vida.
Si encuentran alguno que sea perfecto en sus costumbres y ejercicios,
doctrina y buena vida, perfectamente continente y guardador de los
preceptos, virtuosos, humilde y pacífico, considerado, cuerdo, no liviano,
compasivo, amigo de todos, devoto, temeroso de Dios, esclarecido, a este
elegirán como sumo sacerdote y le impondrán el título de
Quetzalcoatl. Este les servirá de guía, los llevará a cuestas y los
gobernará.
Tales guías les dirán cómo venerar a Ometeotl y llevarán las
ceremonias. Su obligación será pronunciar discursos, ocuparse día y noche en
el incienso, preparar las espinas para la penitencia, mirar y calcular el
orden del cielo y la división de la noche, la caída del año y la cuenta de
los destinos.
Ellos leerán y cantarán, volviendo ruidosamente las hojas de los códices;
tendrán en su poder la tinta negra y roja, los caracteres, para elevarlos y
mostrarles el camino.
Y estas son las faltas que miraran: las palabras injuriosas con que afrentan
al prójimo; la ingratitud que tuvieron hacia los dones de Ometeotl; la
inhumanidad que mostraron al no compartir los bienes que les dio su Dios; el
no comunicar lo que te fue dicho; la falta contra los preceptos divinos o
contra las costumbres de la comunidad; el adulterio, el engaño y el sueño.
Después de pronunciar estas palabras, concluyó Quetzalcoatl su
discurso, diciéndoles: He aquí mi disposición final y aquello que los
identificará como mis seguidores, lo que deben seguir y compartir, pues es
alimento escogido.
Sólo tres consejos deseo encomendarles: el primero, que busquen con anhelo
hacerse amigo de Aquel que está en todas partes, en todos cuerpos y en cada
momento, pues es noche y viento y Dueño del cerca y el junto.
Y en tal empeño, miren que no se hagan orgullosos, desesperados o
cobardes, sino más bien, humildes de corazón, poniendo toda su esperanza en
Ometeotl y atreviéndose a mantener sus prescripciones.
Lo segundo que deberán recordar: tengan paz con todas los hombres,
respeten a todos y a nadie agravien. Por nada del mundo avergüencen a
otro hombre. Cálmense, que digan de ustedes lo que quieran.
Cállense aunque los combatan y no respondan. Así demostraran su
condición viril y su
nobleza, y todos sabrán que son dignos representantes míos.
Y lo tercero que les pido, es que no pierdan el tiempo que les ha dado
Ometeotl sobre este mundo. Ocúpense en lo que es bueno día y noche, no
desprecien el tiempo. Porque no saben si volveran a vivir, o si
reconocerán sus rostros allá, donde de algún modo se existe. Aprovechen
esta vida.
Basta con esto, que era mi misión. Hagan en lo adelante lo que bien les
parezca. Todo hombre que se atenga a su propio bien allegará para sí la
excelencia y conquistará la vida.
Así terminó su exhortación. Y sus amigos anotaron sus palabras sobre sus
corazones, para compartirlas luego con todos.
LA PROFECÍA
A continuación, pidió a sus seguidores que se congregaran en la orilla del
mar para entregarles su bendición. Una vez en la arena, subió a una piedra
que por allí había y anunció las palabras de su profecía. Y esto fue lo que
dijo:
Escúchenme, hermanos: yo, Quetzalcoatl, pluma teñida con sangre de
serpientes, he renacido. A mí mismo me hice en la batalla, allá, donde se
ensanchasen las aguas y el tiempo queda detenido. Así llegué a ser mi propio
padre, y llegué a conocer los ciclos del destino.
Sólo vine a prepararme un camino; ahora he de marchar. Mas, no teman, no
me voy para siempre: eternamente escucharan mi voz. No lloren por el
príncipe partido, porque les he dejado mis palabras y mis joyas.
¡Alégrense! Se acerca un nuevo día, el día magnífico, de radiante
hermosura, cuando a mi rostro tenga que regresar. ¡Entonces me verán! En
ese día comprenderán las razones divinas, levantaré mi cosecha y
recogeré lo sembrado. Entonces desaparecerá para siempre el animal maligno y
ustedes podrán caminar en paz.
Y se abrirán las puertas de oro, y vendrán en matrimonio los pueblos de la
tierra al templo de los cuatro rumbos, donde se les pedirá que no se
descalcen. Y se manifestará la Señal de la unidad en un árbol erguido. El
mundo habrá de verlo cuando ocurra, porque es el amanecer de Ometeotl.
Poder de bondad viene a ustedes para vivificarlos, para extirpar del
mundo todo temor. Poder de unidad, poder del Corazón del Cielo, de Aquel
que, al recibirlos, no recibe sino a su propio ser. ¡Rindan devoción a la
verdad, crean en su poder! ¡Aviven la luz de sus corazones, oh hermanos!
Amanecerá el mundo para quienes comprendan.
A la distancia de un grito, a la distancia de un día de camino está ya su
hombre, su hermano mayor, el de los verdes jades, las barbas y el báculo de
peregrino.
¡Recíbanlo! El tiempo se acerca, la hora viene, nace la humanidad del nuevo
Sol. ¡Contemplen su señal ahora! ¡Erguid el madero!
LA BALSA DE SERPIENTES
ENTONCES tomó su manto de serpientes y lo arrojó al agua. Y el manto quedó
firme sobre la superficie del mar como una balsa, no se hundió. Luego subió
encima y se sentó en él, como si se tratase de una canoa. Mientras se
alejaba de la orilla, bendijo Quetzalcoatl a su pueblo con estas palabras:
¡Que a todos los mire con amor el inventor del hombre, el conocedor del
hombre! ¡Que sean felices y cumplan con todo lo que les di a comer de mi
labio y mi boca! ¡Que permanezca la tierra, que estén en pie los montes!
¡Que se esparzan por el mundo las flores del maíz tostado, las perfumadas
flores del cacao! ¡Que permanezca la tierra!
La balsa de serpientes navegó sobre las aguas del mar rumbo al horizonte
oriental, y cuentan los viejos que entró en el cielo. Pero no se sabe cómo y
de qué manera llegó al mundo de la luz. Y dicen los que saben que en verdad
vive Quetzalcoatl, que no murió.
DE NUEVO HABRÁ DE VOLVER, HABRÁ DE VENIR A REINAR SOBRE SU PUEBLO, SOBRE EL
MUNDO ENTERO. ESE DÍA SU ESTRELLA (VENUS) NUEVAMENTE APARECERÁ FRENTE
AL SOLY EL SOL DEJARA DE BRILLAR PARA DAR PASO A UN NUEVO SOL, A UN
SOL MAS GRANDE
Y MAS BRILLANTE DONDE NO VOLVERA A ESTAR PRESENTE LA OSCURIDAD.
Tomado de:
www.tierrafirme2012.com
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