domingo, 18 de diciembre de 2011

Carta Natal de Siddhartha. Buda



POR SEGUNDO RUIZ
Su hora de nacimiento es fiable debido a que en la Índia era costumbre levantar el horóscopo de los Príncipes y esos datos se recogían.

En principio lo que llama la atención de Siddhartha es que se trata de un hombre eminentemente práctico debido al énfasis que hay en su carta por parte del elemento Tierra. Le falta algo de Aire, pero la conjunción del Sol con Mercurio y Urano se lo pudo haber compensado, pero compensar no es sustituir.

De modo que era una persona que tenia ganas de relacionarse socialmente. Aunque la comunicación le interesaba muchísimo, seguramente debía sentirse fuera de contacto e incomprendido, y prefería expresarse escribiendo antes que hablando. Seguramente conceptualizaba y aclaraba de forma interminable sus pensamientos. A causa de que le faltaba objetividad, sólo podía entenderse recibiendo información de los demás.

Por otro lado la falta de agua le hacía volcarse hacia el reino de la espiritualidad o de las verdades universales, en su intento por hallar significado a su vida o por llenar el vacio emocional que sus relaciones personales eran incapaces de llenar. Su dificultad para relacioanarse y expresar sus sentimientos podían inducirle a establecer contactos con personas muy emotivas o aficionarse a intensos emocionalismos. A causa de que no sabia o no podía responder empáticamente a los sentimientos de los demás, podía tratar de probar que era sensible a actividades en las que se prodigaba o se mostraba muy solícito e interesado por los otros.

Evidentemente el Stellium de Tauro, muestra que la paz y la tranquilidad eran muy importantes para él y de eso hacía su filosofía de vida, al hallarse el Stellium en casa 9.

Marte en Virgo es un planeta muy importante por tenerlo en el Ascendente.

Con Marte en Virgo, afirmaba su presencia de forma modesta, analítica y crítica. Su modo de operar y tomar iniciativas o decisiones estaba coloreado por una tendencia al perfeccionismo y la necesidad de cuidar hasta los últimos detalles, lo cual podía ir en contra del logro de sus objetivos, ya que corría el riesgo de perder un tiempo valioso y buenas oportunidades. No obstante, su perseverancia y determinación son cualidades que en la mayoría de los casos le aseguraban el éxito.
Siempre quería ayudar y estar al servicio de los demás; es decir, sentirse plenamente útil. Odiaba desperdiciar el tiempo, y era concienzudo y preciso. Por lo general, era comprensivo y tolerante, aunque esto podía convertirse en una actitud crítica y mezquina en su trato con los demás.

Esto lo mostraba claramente, teñía su imagen. 

Marte en la casa más personal indica que sentía la fuerte necesidad de ser dueño de su propio destino; es decir, en vez de esperar a que algo sucediera, tendía a dar el primer paso. Era espontáneo y estimulante, siempre dispuesto a luchar contra los inconvenientes para satisfacer sus deseos. Poseía el valor necesario para respetar sus propias prioridades, en vez de aceptar el papel que algún otro quiera imponerle.

Saturno también se trata de un planeta potenciado en su carta natal. Con Saturno en Sagitario, intentaba establecer y preservar su individualidad mediante firmes convicciones filosóficas, una buena educación y aspiraciones hacia objetivos distantes y elevados. No obstante, no era ajeno a la intolerancia religiosa, ya que es probable que no quisiera saber nada de conceptos que no estaban arraigados en lo que el consideraba su propia tradición. Su visión era más bien estrecha y, por ende, se resistí a cuestionar sus ideas y principios, aunque, al mismo tiempo, tendía a predicar «la verdad» a otros con todos los medios a tu alcance, incluso la coerción.

Por otro lado, podrías tener dificultades con conceptos espirituales e ideas filosóficas en general, en el sentido de que no se fíaba de ellas sin haber analizado su lógica y comprobado su aplicación práctica. Sin embargo, una vez convencido, era un fiel seguidor y experimentaba un fuerte sentido de seguridad y satisfacción de sus creencias.

En el ámbito laboral, estás siempre dispuesto a aceptar más y más responsabilidades y deberes, por lo cual corría el riesgo de «abarcar demasiado y apretar poco». Necesitaba cultivar su disciplina mental y evaluar una situación determinada con más realismo. Tenía la habilidad de organizar las cosas «sobre la marcha», mientras cambiaba los horarios y estructuras, para adaptarts a nuevas circunstancias y situaciones.

Luego hay que tener en cuenta también que hay planetas transpersonales en su Stellium muy importantes y eso tiene que ver con su excepcionalidad. Por ejemplo, Neptuno en Tauro:

Este planeta incide en una generación. Hace sentir a las personas entusiasmo por las manifestaciones artísticas. La música culta eleva su alma; también saben contemplar y extasiarse ante un bello espectáculo, un cuadro, un paraje encantador. Son fervientes admiradores de la naturaleza y les gusta el recogimiento tranquilo que les permitía comunicar con ella. Podían tener ganancias considerables por medios fáciles. Se beneficiaban de ayudas financieras o de donativos anónimos. Todo esto influía en la filosofía de Buda. 

También Urano en Tauro. Es una nota que refuerza la voluntad, el ingenio en el plano practico y concreto. Indica la capacidad para innovar y reformar el concepto de seguridad y de disfrute de la vida.

Por último, en esa excepcional triple conjunción del stellium Plutón en Tauro, que limpiaba y purificaba el concepto de seguridad y disfrute de la vida.

Todos estos planetas juntos, conectados a su Sol y Mercurio y a su Venus. Además con el Sol en Tauro. Todo en la casa de la filosofía, es lo que le convierte en lo que fue para los demás, a pesar de lo que hemos visto de su Saturno en Sagitario y casa 4. 

Con Urano en la Novena Casa, siempre marchaba en pos de la verdad, pero en vez de adherirse a ideas ortodoxas o tradicionales, intentaba hallar independientemente un conjunto de creencias significativas, o un sistema filosófico por el cual ordenar su vida. Sin embargo, como es típico de Urano, corría el peligro de seguir destruyendo los sistemas que había creado para poder descubrir o ensayar otros que quizá sean fuesen más amplios o de mayor alcance. 

Mediante los viajes, podía contar con vivencias excepcionales e inesperadas. Esta es una buena posición para ser un maestro de una creencia original y nueva.

Con Neptuno en la Novena Casa, buscaba la rendición y la salvación por mediación de un sistema de creencias o mediante la adhesión a una filosofía, una religión, un culto o a la imagen de un guru. Sentía también una atracción irresistible hacia cualquier cosa o persona que le prometía las llaves del cielo. Por eso se benefició enormemente en su proceso de autorrealización, aunque debió de tener cuidado de no caer en la trampa de creer erróneamente que si se comportaba como una persona iluminada, llegaría a la iluminación, teniendo en cuenta que el comportamiento es un subproducto de la conciencia, y no a la inversa. A veces podía darse el caso de la tendencia a una «hinchazón espiritual», en virtud de la cual se conviertía en alguien que creeía que su vida tenía un propósito especial para la humanidad.

Con Neptuno en esta posición, su expresión creativa podría estar inspirada por imágenes espirituales o trascendentes o bien por dimensiones sutiles de la experiencia, y es posible que sirviese como canal para despertar a otros a estas vivencias.

Con Plutón en la Novena Casa, le apasionaba la búsqueda por la verdad y la esencia de las cosas. Se acercaba a los problemas filosóficos y espirituales con una seriedad tal que parecía que su supervivencia dependiera de encontrar respuestas a las preguntas fundamentales de la existencia. En el proceso, no escatimaba esfuerzos para alcanzar la luz de los cielos, incluso si en el camino tenía que sumergirse en las profundidades oscuras de tu psique y enfrentarse a los impulsos e instintos básicos en un intento de sublimarlos para purificar su espíritu.
Puesto que Plutón simboliza el principio de la transformación y de la crisis, es probable que su edificio filosófico fuese demolido alguna vez, es decir, que su sistema de creencias se viese sometido a un escrutinio minucioso e implacable que podía resultar en una experiencia devastadora. Entonces, de repente se veía arrojado en un abismo de depresión: nada parecía tener sentido, el mundo parecía hostil y vacío, lo anteriormente sagrado y reverenciado falso y traidor, hasta que por «intervención divina» renacía de las cenizas el fénix de una convicción filosófica y espiritual más grande y bella.


En fin, este hombre que alcanzo la iluminación. Era un ser humano normal y después de haber alcanzado ese estado, siguió viviendo como cualquier otro ser humano, pero como un ser humano DESPIERTO.

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