domingo, 31 de julio de 2011

Sobre la determinación y el libre albedrío

Hola a todos:

Releyendo al gran Morin de Villefranche, he encontrado unos párrafos que me han parecido muy interesantes de compartir sobre la determinación y el libre albedrío. Por si a alguien le interesa profundizar un poco más en su obra, están extraídos del "Libro XXII de la Astrologia Gallica", traducido y editado por Gracentro, y que podéis pedir a nuestro amigo José Luís Carrión:

Pero también se puede preguntar si los astros indican cualquier cosa que se cumplirá para un hombre después de su nacimiento.
A eso respondo que no. En otro lugar se introduciría lo de la “fatal necesidad”, y no sería verdadero lo que hemos citado más arribas de Ptolomeo. Así pues, los astros no indican la lucha del hombre contra la fuerza de los astros por medio de la prudencia y una razón iluminada por Dios. Pues si los astros señalan para uno una enfermedad o un duelo en un determinado momento, no auguran al mismo tiempo que nunca existirá ese duelo o enfermedad gracias a la prudencia del hombre, rehuyendo las ocasiones y averiguando los remedios adecuados para su salud. Por lo cual, hay que decir que de cuantas cosas pueden sucederle a un hombre después de su nacimiento, unas no están en sus manos, como los hermanos, enemigos, muerte, los sucesos del azar; pero otras sí son potestad suya, es decir, pueden depender de su libre albedrío: riquezas, hijos, sirvientes, esposa, lides, duelos, viajes, dignidades, compromisos asumidos. Por lo que se refiere a esas cosas extrínsecas al nativo, él mismo las determina libremente con su actuación y puede simple y completamente rechazarlas o evitarlas, aunque esté muy predispuesto a alguna de ellas por el influjo de los astros.
Pero cualquier hecho futuro que indiquen los astros para el nativo, lo inclinan o disponen tanto pasivamente como activamente a cumplirlo, de tal modo que esa disposición puede ser afirmada con certeza. Y, entre los efectos congruentes con dicha disposición, se cumplen con más seguridad los que no son potestad del nativo, pero el cumplimiento de los que dependen de la voluntad es más dudoso. Sin embargo la mayoría suelen seguir la disposición astral. Una, porque en general el hombre se desconoce a sí mismo – es decir: sus disposiciones-, y lo que le va a suceder; y por eso no alcanza a afrontar sus futuros males; otra, porque oponerse a las propensiones naturales es difícil y supra naturam; y por ello muy pocos emprenden esa lucha y perseveran en la misma con constancia. Y de ello resulta que las predicciones astrológicas sorprenden tan a menudo por su veracidad. Y no es nada sorprendente, porque las causas inferiores y particulares se someten a la virtud de las superiores y universales, por ley de la naturaleza, aunque las propias predicciones tan sólo sean conjeturas y no se puede predecir nada con certeza de éstas.
Así pues, por lo dicho en todo este capítulo 7, colegimos que la fuerza del semen, afectada en el momento de la concepción por el influjo celeste, es la cuada eficiente del actual temperamento y conformación del nativo, iniciad en dicho momento. Pero la figura del Cielo en el momento del nacimiento es un digno anamnístico de dicho temperamento y conformación introducida antes, y signo diagnóstico de la presente ya completada; pero es un signo pronóstico de las cosas futuras partiendo de tal constitución del cuerpo. Sin embargo, no es causa de las pasadas, o de las precedentes a la propia figura, como el padre, la madre, los hermanos mayores, etc., sino tan sólo de las presentes y futuras. Y, evidentemente, es causa actual de las presentes, como el temperamento y la conformación absoluta, el ingenio, las costumbres, etc.; pero es causa potencial de las futuras –como los hijos o lo que sucede al nativo en relación con sus padres, hermanos, cónyuge, dignidades, riquezas, etc.-, causa potencial que en su momento será llevada a la realización por medio de las causas actuales. Si dichas causas actuales no existieran o fueran contrarias (como cuando la enfermedad indicada es evitada por los remedios pertinentes), la causa potencial no se realizaría y quedaría frustrado su efecto. Sin embargo, se dirá que la causa potencial, puesto que en aquel momento estaba en el nativo o en su situación, es un estímulo celeste para el efecto significado, pero esa causa potencial careció del concurso de lo actual, o fue impedida, exactamente como se dice en la Gracia. Y por eso la constitución natal es signo pronóstico de los futuros accidentes del nativo, a no ser que se impidan; y su causa si suceden.

Un saludo a todos.

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