viernes, 16 de marzo de 2012

Feng Shui y espiritualidad

Por Ammy Michelena


   El Feng Shui se ocupa de armonizar las energías de nuestra casa o de nuestro lugar de trabajo, pero para que el equilibrio sea total debemos mirarnos también hacia adentro. Aprender a conocerse a uno mismo, a quererse y desarrollarnos como personas es también un reto que merece la pena asumir. 
  ¿Cómo conseguirlo? Hay muchas formas de reencontrarse con la propia esencia y ninguna de ellas es instantánea ni demasiado fácil. Podemos acercarnos a disciplinas milenarias como el yoga, el tai chi, empezar a preferir la comida natural, aprender a respirar profundamente, practicar meditación, vivir con más consciencia de la naturaleza y del propio espíritu… en fin, hay mil formas de crecer por dentro y de alcanzar el equilibrio, pero todas ellas exigen cierto grado de compromiso y de esfuerzo.
   En el Feng Shui la práctica no es difícil, no requiere grandes inversiones económicas, no hace falta profesar religión o creencia alguna y, además, suele resultar de lo más divertido. Para llenar nuestro hogar —o nuestra oficina— de las mejores energías haremos uso de unas cuantas herramientas.
  1. Una brújula.
  2. Un plano de nuestra vivienda.
  3. Conocimiento de los cinco elementos de la tradición china.
  4. Un mapa Bagua.
  5. Ganas de hacer ciertos cambios.
  6. Deseo de abrir nuestra vida a nuevas oportunidades.
  7. Valentía para deshacernos de algunas cosas.
   El proceso no será traumático, bien al contrario, suele resultar liberador. Y los resultados acaban por hacerse notar. Unas veces es casi de forma inmediata y otras veces tardan meses en afianzarse, pero el Feng Shui siempre aporta novedades interesantes a una vida estancada en cualquiera de sus aspectos.

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