viernes, 3 de febrero de 2012

Trastornos de la alimentación y uso de sustancias: ¿primos hermanos?


Autor-es: Ignacio Basurte Villamor (1) y Mª Juncal Sevilla Vicente (2).
(1) Psiquiatra del Hospital Gregorio Marañón. Madrid.
(2) Psiquiatra de la Fundación Jiménez Díaz. Madrid.
Comentario al artículo: “Eating Disorder Symptomatology and Substance Based Twin Sample Use Disorders: Prevalence and Shared Risk in a Population" (Int J Eat Disord 2010; 43:648–658)

Analizamos este mes un artículo publicado el pasado año en el que se trata la comorbilidad de los trastornos de alimentación con el consumo de sustancias.

El propósito del estudio fue investigar la relación entre los trastornos de la conducta alimentaria (TCA), no solamente las categorías diagnósticas, sino también síntomas concretos, con los trastornos por uso de sustancias (TUS). Según las investigaciones, no está claro porque estos dos trastornos coexisten, pero lo cierto es que lo hacen. Esto probablemente se deba a factores biológicos y psicosociales/ambientales que intervienen.

Algunos estudios, han evidenciado una influencia genética compartida entre la Bulimia nerviosa (BN) y el abuso/dependencia de sustancias ilícitas, aunque en otros estudios se ha demostrado, por ejemplo, que la BN y el abuso de alcohol parecen estar ligados a diferentes factores genéticos.

Parece existir una relación directa entre síntomas específicos de los TCA y el uso de sustancias con factores genéticos comunes. Por ejemplo, se han objetivado factores genéticos compartidos entre la preocupación por el peso y el trastorno por atracón y el uso de alcohol tanto en hombres como en mujeres.

Respecto a la cronología en la aparición de los dos trastornos, tampoco existe un consenso, siendo esta bidireccional pudiendo pasar de un tipo de trastorno a otro. En un estudio longitudinal realizado durante nueve años se pudo ver que el 18% de las mujeres con Anorexia Nerviosa (AN) y un 30% con BN fueron diagnosticadas de un TUS por primera vez a lo largo de la evolución del TCA.

Trabajos previos han mostrado que cuanto mayor es la severidad de los síntomas del trastorno de alimentación mayor es el número de sustancias consumidas.

Independientemente de la categoría diagnóstica, se han visto asociaciones fenotípicas específicas entre la restricción calórica y el uso de anfetamina/estimulantes así como el trastorno por atracón y el uso de tranquilizantes. Además de las drogas ilícitas y el alcohol, el consumo de tabaco es también muy frecuente en mujeres con TCA.

Los atracones severos igualmente se han asociado con el uso de alcohol, así como las conductas purgativas se han mostrado mas tendentes a asociarse con el uso de multitud de sustancias incluyendo el alcohol, cocaína, tabaco, estimulantes y anfetaminas. Así, es importante examinar los síntomas específicos de los trastornos de alimentación y su relación con el uso de sustancias más que focalizar en la categoría diagnóstica.

Este estudio intenta extender los trabajos previos en este área de varias maneras. Utilizando una amplia muestra de gemelas, 1.206 parejas homocigóticas y 877 dicigóticas, el objetivo de este estudio fue analizar la prevalencia, la cronología en la aparición de los trastornos y la posibilidad de que exista riesgo familiar compartido en la sintomatología de ambos trastornos.

En primer lugar se examinaron las asociaciones fenotípicas entre los diagnósticos de trastorno de la alimentación, AN y BN, además de los síntomas de estos trastornos.
Se hipotetizó específicamente que se podría encontrar una asociación significativa entre el trastorno por atracón y el consumo de alcohol, las conductas purgativas y el consumo de alcohol, drogas y tabaco y entre la imagen corporal y el consumo de alcohol, en base a investigaciones previas.

En segundo lugar, también se examinó la cronología de la comorbilidad entre los dos tipos de trastorno. Finalmente se realizaron estudios genéticos para ver la covarianza genética. Se hipotetizó que los trastornos de alimentación y el consumo de sustancias podrían tener un cierto grado de covarianza genética.

Este estudio es uno de los primeros en integrar todos los aspectos anteriormente comentados en uno solo con una muestra poblacional.

En los resultados de este trabajo, los hallazgos fueron:
En primer lugar, y de forma consistente con investigaciones previas, los TCA se relacionan de forma significativa con los TUS.

De forma específica, mujeres con AN tuvieron el doble de riesgo de presentar trastornos por consumo de alcohol y eran fumadoras habituales.

Mujeres con BN, eran de dos a tres veces mas dadas a consumir alcohol o drogas ilícitas y a ser fumadoras.
Sin embargo, a diferencia de estudios anteriores, que generalmente encuentran que los TUS son significativamente más comunes en las mujeres con BN en comparación con la AN, en este estudio, no encontraron diferencias significativas entre las tasas de prevalencia de TUS en mujeres con AN y BN.

Además, aunque los resultados no fueron estadísticamente significativos, el abuso de cafeína y el tabaquismo fueron más prevalente en mujeres con AN en comparación con BN, lo que puede explicarse por la creencia de el efecto activador metabólico de estas dos sustancias.

En segundo lugar, los resultados en relación a la cronología revelaron que la BN suele manifestarse antes que el TUS de modo que las mujeres que informaron de los dos trastornos refirieron como previos los episodios de atracones antes que el consumo de sustancias. Este hecho puede explicarse por diferentes razones.

En primer lugar, es posible que la bulimia nerviosa remita y se empiecen a usar las sustancias como sustitutas de la comida.

También es posible que se usen las sustancias en la BN para intentar paliar la sintomatología como los atracones o reducir la ansiedad.

En tercer lugar podría ser que ambos trastornos tuvieran el mismo origen y que simplemente se manifieste antes el TCA.

En el caso de la AN se recogieron datos inversos, primero presentaron el TUS y posteriormente se diagnostico la AN.

Solamente se vió como excepción en la AN y el consumo de alcohol que puede ser posterior porque se postula que estas pacientes beban alcohol en una creencia de que les ayuda a perder peso.

La tercera hipótesis fue que varios de los síntomas del TCA se asociaron con el TUS. Se pudo ver que en la AN, sólo las variables que se referían a la distorsión de la imagen corporal (miedo a ganar peso y creencia de tener sobrepeso estando en infrapeso) se asociaron al consumo de sustancias.

La presencia de una imagen corporal negativa en mujeres que reportaron haber tenido bajo peso se asoció a un abuso de cafeína.

En la BN sucedía algo semejante. En las mujeres que mostraban una preocupación por el peso y la figura el riesgo de TUS se incrementaba.

Los atracones y las conductas purgativas se relacionaron significativamente con una multitud de TUS. Los atracones se asociaron con todos los TUS, mientras que las conductas de purga en las mujeres con antecedentes de atracones de comida mostró una asociación significativa con el abuso de cafeína.

Estos resultados confirman la hipótesis de que los atracones de comida, las conductas purgativas y la imagen corporal se asocian al consumo de alcohol, y que las conductas purgativas se asocian significativamente al TUS y al tabaquismo.

Por el contrario la alteración en la imagen corporal en la AN no se relacionó con el consumo de alcohol como se había visto en estudios previos.

Los análisis revelaron el origen genético compartido de los dos tipos de trastornos. Aunque los datos obtenidos no han sido suficientes para diferenciar entre factores genéticos y ambientales compartidos en la comorbilidad, los resultados indican que factores familiares son importantes para el solapamiento de estos dos trastornos.

Sin duda es este un importante artículo por el interés que suscitan ambos trastornos y la necesidad de abordar las comorbilidades en los pacientes psiquiátricos.

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