como cuidarse ,pensar bien sentirse bien como sentirse bien cuidarse sentirse bien emociones pensamientos exito desarrollo personal
¿Qué cosas te gustan exclusivamente?
¿Atiendes a aquello que de verdad te gusta hacer?
¿Cómo crees que tratas a los demás y a tu persona?
Cuando somos niños pensamos en nosotros mismos y nos enseñan que es mejor primero pensar en los demás antes que en nosotros. Lo natural y sano es pensar primero en nosotros mismos y después en los demás. Y esta es la clave para cuidarse y sentirse bien.
Lo contrario sería como poner el carro delante de los caballos que es lo que hemos hecho, poner a los demás primero y luego a nosotros mismos por miedo a ser egoístas. Eso lo puedes ver en frases como:
- No es bueno que pienses tanto en ti mismo ¿quién te crees que eres?
- ¿Pero quién te crees que eres?
- ¿Pero nunca piensas en nadie más que en ti mismo?
No tenemos que sacrificar nuestros intereses por el de los demás. La realidad es que debemos equilibrar nuestros intereses con los de otras personas.
Sentirse bien con uno mismo es la consecuencia de cuidarse. El cuidarse, en este sentido, viene a referirse a tu forma de pensar y tus hábitos mentales predominantes. Teniendo los hábitos mentales y la forma de pensar correctos provocará que en un tu vida que aparezca de forma natural el bienestar.
Para cuidarse y que aparezca este bienestar en tu vida, debes tomar conciencia de algunos aspectos:
- Como te tratas a ti mismo: a veces nos tratamos muy mal, hasta el punto de que somos más duros en la manera de tratarnos a nosotros mismos de lo que suelen hacerlo los demás. Esto provoca que nos sintamos víctimas y no nos demos cuenta que somos también nuestro propio verdugo. Si permites que alguien te trate mal en un cierto grado, la realidad es que él puede hacerlo por que tú te estás tratando de igual o peor manera. Tú eres quien pone el límite, nadie te puede tratar peor de lo que tú te tratas, por naturaleza no lo permitirías. Aquí la forma correcta de pensar que nos dará frutos positivos es “tratarte a ti mismo como te gustaría que te tratasen los demás”. Tú puedes ser tu propio amigo y tu propio enemigo, todo depende de lo que hayas pensado hacer.
- Tus expectativas en la vida: lo que esperamos conseguir en la vida, en un determinado tiempo, es posible que no se de cómo habíamos planeado ya que aparecen situaciones que no se tuvieron en cuenta en un principio. A consecuencia de ello te sientes frustrado y, no sigues caminando, piensas que como no ha sido como esperabas hasta ese momento, ya no lo conseguirás. Lo mejor en estos casos es “evitar medirte con unas expectativas demasiado rígidas y compararte con lo que piensas que debería haber sido. Cuando estás decepcionado contigo mismo, por lo general, se debe a que no has logrado lo que te habías exigido a ti mismo. Has de aprender a no esperar conseguir la perfecta realización de lo que habías pensado hacer. Sencillamente aprecia lo que ocurre en vez de compararlo con lo que pensabas que debería ocurrir. El sufrimiento nace de la diferencia entre lo que ocurre y lo que pensabas que debía ocurrir. Aprende de lo que ocurre por que si te ha ocurrido es para mostrarte y enseñarte algo.
- Apreciar lo que tienes: este aspecto está muy relacionado con el anterior. Si no pudiste conseguir lo que pensaste que debías conseguir, deberías prescindir de pensar en todo lo que te falta para conseguir tu objetivo y apreciar lo que ya tiene de bueno la realidad.
- Tus necesidades frente a tus deseos: haz caso de ti mismo teniendo en cuenta lo que deseas frente a lo que necesitas. Una necesidad es algo indispensable para tu bienestar, en cambio un deseo es algo que piensas que te va hacer feliz aunque a menudo estés en un error. En verdad verás las cosas con más claridad cuando te pares a pensar que es lo que estás persiguiendo.
¿Cómo se lo que necesito? La forma más sencilla de saber que necesitas es dedicando algún tiempo a considerar lo que realmente te hace feliz a ti:
– puedes sentarte a escribir tus pensamientos para analizarlos.
– puedes pasear y escucharte a ti mismo en silencio.
– puedes tomarte un momento para preguntarte ¿necesito realmente lo que estoy persiguiendo? Te sorprenderás porque a menudo dejarás de perseguirlo.
- Atenderte a ti mismo: cuando mejor cuidas de ti mismo mejor atendido te sientes y mejor podrás a tender a los demás.
- Encuentra lo bueno: Cuando las cosas te vayan mal hay que mirar más allá de lo malo hasta que encuentres lo bueno.
- Aprecia lo sencillo y simple: Cuanto más sencilla resulte tu vida más feliz te sentirás
¿Qué podrías hacer para simplificar tu vida? Cuando tengas que tomar una decisión pregúntate, ¿es una decisión tomada desde el amor o desde el temor?
Es curioso pero, poco a poco, te darás cuenta que si es complicado quizá forme parte del problema, en cambio si es sencillo muy probablemente forme parte de la solución.
Recuerda que todo esto es por tu propio bienestar y por el bienestar de los que están alrededor tuyo y cuando no cuidamos de nosotros mismos, todo lo que hagan los demás por nosotros será insuficiente.
EDU LOPEZ