viernes, 24 de mayo de 2013

Astrología y cuadros psicopatológicos


May De Chiara – Alejandro Lodi
(junio 2006)

Nuestro punto de partida consiste en el cuadro con que la psicología tradicional presenta y clasifica los desequilibrios psíquicos, concentrándonos particularmente en las más severas: las denominadas «psicosis».
Intentaremos ensayar algunas hipótesis acerca de su correspondencia con los indicadores astrológicos que hacen referencia a la dimensión transpersonal de una carta natal. 
¿Qué es la psicosis?
Nuestro trabajo trata acerca de la estructura más grave dentro de la psicopatología: la psicosis.
Esta estructura es radicalmente diferente de la neurosis y de la perversión. Se trata de los cuadros que tienen menor grado de estructuración psíquica. Es decir, refieren a las estructuras más frágiles y con sus complejos psicológicos (sus puntos de fijación) localizados en un período más temprano que en otros cuadros psicopatológicos.
En efecto, los puntos de fijación en la psicosis son pre-edípicos. Por eso, el grado de estructuración es menor, porque en la psicosis el principio de realidad va a estar desintegrado y va a haber cierta pérdida de unidad del yo, de las funciones del yo. En términos clásicos, en la psicosis el superyó nunca llegó a conformarse como una estructura fuerte y hay un esbozo del yo fragmentado. Aquí la predominancia la tiene el ello.
Vamos a ubicar, en primer lugar, dónde está el conflicto en la psicosis. Si en la neurosis, el yo está avasallado por el ello, la realidad y el superyó, aquí el conflicto se da directamente con la realidad. Así, ante una frustración del mundo exterior, el ello cobra predominancia, avasalla al yo y éste se desconecta de la realidad.
Precisamente, la psicosis representa un cuadro gravísimo porque se pierde el contacto con lo real. Los psicóticos producen una realidad nueva, que tiene que ver con los síntomas principales de la psicosis: los delirios, que es una construcción de una realidad nueva, y las alucinaciones, que es la percepción de una realidad nueva.
Ahora bien, ¿qué cuadros psicopatológicos están incluidos en la psicosis? La paranoia, la psicosis alucinatoria y la esquizofrenia. Además, vamos a incluir (por su gravedad y la desestructuración que representa, aunque no es una psicosis clásica) la psicosis maníaco-depresiva o, trastorno bipolar.
Hagamos una aclaración. Vamos a analizar “cuadros patológicos” y “no rasgos de carácter o personalidad”. Aunque la psicosis es un cuadro grave, eso no significa que cualquier persona no pueda sentirse identificada con un síntoma aislado de esa estructura, o que no posea como rasgo de personalidad alguna conducta o característica que ubiquemos en el cuadro. Así, en la cultura aparecen los rasgos de carácter “paranoico” o “delirante”, y eso es material compartido con el cual podemos identificarnos “desde nuestra neurosis”, es decir, desde un yo más estructurado, un yo que puede darle un sentido a la experiencia, o –en términos más astrológicos- un centro de identidad solar que puede organizar la experiencia sin que el síntoma lo desestructure. Por eso es importante diferenciarlo del cuadro psicopatológico de la psicosis.
Paranoia
Técnicamente, en la paranoia el punto de fijación está localizado en la etapa narcisista de la libido. Podríamos decir que hay una problemática con el yo, pero no es una patología narcisista que tenga que ver con “la imagen que doy a los demás”, sino que hay un yo que se empieza a postular como centro.
Como dijimos, en la psicosis hay un conflicto con la realidad por el cual el sujeto empieza a delirar. Sin embargo, la paranoia representa un cuadro de menor desconexión con la realidad, ya que se trata de un tipo de delirio que lo une a los demás. Si bien en las otras psicosis hay delirio, aquí es el síntoma principal y el delirio resulta más sistematizado, más organizado.
La paranoia es una de las psicosis menos desestructuradas porque todavía hay un yo que coopera en el mundo y que guarda alguna conexión con la realidad.
En la paranoia hay una manía de interpretación, es decir, que el paranoico descifra todo: un ademán, una puerta entreabierta, una sonrisa, un sueño. Lo que caracteriza este cuadro son estos dos indicadores: la certeza y la autorreferencia.
.- Respecto a la certeza. El paranoico no duda de lo que interpreta. Por ejemplo, llega a la casa y piensa que la mujer “lo está engañando con otro”, y aunque encuentra a la mujer sola, o no la encuentra, está seguro de lo que cree. Una persona neurótica dudaría. En la neurosis siempre existe un margen de duda, mientras que el psicótico tiene certeza, y esta certeza es inconmovible.
.- Respecto a la autorreferencia. El paranoico interpreta que todo lo que ocurre refiere a él. Por ejemplo, siente que “el comentario de un periodista por televisión” refiere a él, que ese periodista le está hablando a él. Esto puede convertirlo en alguien muy peligroso, porque nunca se sabe qué puede interpretar. Como no está conectado con la realidad, tiene un pensamiento muy personal y original que resulta imposible de deducir.
El delirio más común es la «celotipia». Se trata de “una situación amorosa de dos” que se convierte en “una situación amorosa de tres”, en donde uno de los miembros de la pareja tiene la certeza de que el otro le es infiel sin tener ningún indicio cierto, o cuando esto no ocurre en la realidad.
Otro caso es el «delirio erotómano». Se trata de la persona se siente amada por un personaje famoso. El erotómano pasa por distintas fases: fase de esperanza de que eso suceda, fase de despecho y luego fase de rencor.
También existe el «delirio reivindicativo». Se relaciona con el “discurso jurídico” y aquí el sujeto está esperando “que se le repare un daño que le han hecho”. Son personas capaces de sostener causas judiciales años y años, y lo logran justamente por estas características de certeza y autorreferencia.
El «delirio místico». Tiene que ver con aquellos que creen ser convocados para una tarea sagrada, que son llamados a ser profetas, y que deben aguardar el momento de ocupar ese lugar que les está reservado. El delirio místico se suele dar en fases posteriores del desarrollo de la vida, donde el sujeto puede compensar y por eso puede no resultar tan conflictivo y disolverse.
Psicosis alucinatoria
Es una psicosis más grave, porque aparece más temprano. La paranoia en general es una estructura que se desencadena después de los 30 o 35 años. La psicosis alucinatoria es de más temprana aparición y, además, el sujeto está más a merced de lo que le pasa. El yo es más débil y desestructurado.
En este sentido, es clave destacar que el diagnóstico de una psicosis no se establece por el síntoma, sino por el grado de estructuración del yo. Toda persona puede presentar rasgos psicóticos, porque están en la cultura y todos nos identificamos con rasgos psicóticos y neuróticos. La diferencia está en el grado de estructuración del yo. Por ejemplo, estructuras con un yo que ha podido atravesar las etapas de la libido y sepultado el complejo de Edipo, son estructuras  más equilibradas, más organizadas, pueden soportar una crisis sin desestructurar todo el psiquismo y hacer eclosión sólo en un área de la vida (por ejemplo, la pareja).
En el cuadro de la psicosis alucinatoria no solamente hay delirio, sino que hay cuadros de alucinación. El sujeto escucha voces, percibe que le transmiten pensamientos o que le leen el pensamiento, se siente a merced del otro, etc. Hay una situación más pasiva que en la paranoia, y el sujeto percibe cosas que no logra entender qué significan.
Es una psicosis con más angustia y las alucinaciones pueden ser visuales, olfativas o gustativas, pero lo que las caracteriza es que tienen un toque bizarro. Estos cuadros son más desestructurantes, y si bien existe también delirio, el delirio cobra aquí un matiz fantástico de pensamiento mágico o primitivo.
Esquizofrenia
Es el cuadro más grave de la psicosis, porque la aparición es aún más temprana. Este cuadro se caracteriza porque hay un proceso de desintegración de la personalidad, que también se llama «disociación autísta de la personalidad». Esquizo, significa “división”. En todas las estructuras hay disociación, pero en la psicosis esquizofrénica llega a su máxima expresión.
El sujeto está emocionalmente fuera de la realidad. No existe contacto alguno, ni por medio del delirio, ni por medio de la alucinación. Retira toda su libido y puede permanecer estático y sin hablar, durante mucho tiempo. Si bien en el psiquismo humano siempre existe una disociación entre lo conciente y lo inconsciente, aquí el grado de disociación es máximo. ¿Qué es lo que se disocia? Lo emocional, disocia del cuerpo y de la mente. Aparece un cuerpo y una mente, sin emoción. El sujeto está indiferente, sentado, sin hablar. Pierde total contacto con la realidad y lo que se puede observarse es un vacío emocional, visible en su cuerpo: su cara tiene una expresión de mueca, de ausencia de todo sentimiento, está rígido, robotizado, sus movimientos son bruscos, no responden a la situación que está viviendo.
En la esquizofrenia el sujeto está absolutamente desconectado. Es un paciente más robotizado. Su lenguaje también es estereotipado, y puede haber mutismo. No responde a las consignas, puede invertir las partes de las palabras, inventar palabras que no existen. Es el caso de los autistas. Se disocian de la emoción. Incluso hay que alimentarlos porque no comen. Pueden golpearse la cabeza, son peligrosos para sí y para otros. No tienen control sobre sus actos.
Este es el único cuadro en el que, aún existiendo recuperación, queda afectado el pensamiento, el lenguaje y lo emocional. En los demás cuadros, el sujeto puede pasar la crisis y retornar a una “normalidad”. En cambio, en la esquizofrenia hay deterioro hasta la dementización. Antiguamente este cuadro se llamaba «demencia precoz», porque se dementizaba el paciente y por la aparición temprana que tiene. Puede aparecer hacia la adolescencia temprana. El cuadro con mejor diagnóstico es la «esquizofrenia paranoide», porque a través del delirio el psicótico se vincula. Freud decía que el delirio es un intento de vinculación, un intento de restablecer un lazo y de curarse.
Algo importante que ocurre en la esquizofrenia es que se pierde totalmente la unidad del psiquismo. Desde el punto de vista astrológico, parece como si cada planeta funcionara por su lado, y por eso se habla de cuadro de «personalidades múltiples» o «esquizofrenia». Es una especie de disociación múltiple de la personalidad.
Psicosis maníaco-depresiva o trastorno bipolar.
El trastorno bipolar clásico es un trastorno grave y no hay que confundirlo, por ejemplo, con una ciclotimia leve. El cuadro del trastorno bipolar se llama «circular», porque se caracteriza por tener ciclos. Tiene dos polos, un polo maníaco y un polo melancólico. Pero se habla de enfermedad cuando ocurre un episodio y el otro. Un maníaco es melancólico y el melancólico es maníaco,  es una polaridad.
Empecemos por el «polo melancólico» o, como se lo reconoce actualmente, «depresión». No es la depresión que uno usa en el lenguaje común y que se caracteriza por el trastorno del humor. En la melancolía, hay una baja de energía, hay una disminución de energía disponible. Se caracteriza por una inhibición de las funciones psíquicas (el lenguaje, la atención, la memoria, la percepción, etc.) y de la actividad motora. El sujeto va lento, no tiene fuerza. Todos estos cuadros se presentan con trastornos somáticos (cefalea, fatiga, dolores musculares, hipocondría) y si aparece una enfermedad es aceptada con naturalidad.
Un punto importante es que en la melancolía existe un dolor moral: sentimiento de indignidad, autoreproches y culpa. Esto representa un plus en relación a la depresión común. El sujeto se culpa por todo, se siente carente de todo valor, se menosprecia, no tiene fuerza, tiene una sensación de anestesia afectiva, todo le da igual. Tiene una tristeza profunda por todo, casi no habla, no puede mantener la atención mucho tiempo. En general, no puede sostener el esfuerzo mental en ningún tipo de función psíquica.
Por eso el cuadro es muy grave, y puede incluir intentos permanentes de suicidio. El sujeto puede no comer, no dormir o dormir mucho. La melancolía es la depresión más grave.
Por su parte, el «polo o fase maníaca» se presenta después de la melancolía, como una fase de liberación de energía, de liberación de pulsiones. Aquí se levanta la represión y por eso resulta el opuesto del polo anterior. Hay un estado de hiperexcitación de las pulsiones psíquicas. En lo motor, el sujeto está agitado, no puede parar de moverse, está eufórico, se siente pleno, con proyectos múltiples, con alta excitación sexual. Puede fumar y beber en exceso, no dormir en absoluto.
En el pensamiento, pueden presentarse muchas ideas a la vez, una asociación rápida, una idea atrás de la otra, recuerdos fluidos que no cesan. Puede estar disperso en la atención porque, en realidad, “está en lo suyo”. El pulso está alterado, aunque el sujeto siente que está plenamente lúcido. Esta sensación de afluencias de ideas le hace sentir que está “pensando mejor y más que antes”.
En definitiva, el sujeto se siente expansivo, eufórico, optimista. En relación a lo somático, adelgaza, no duerme, tiene hambre y sed todo el tiempo.
La mirada astrológica sobre la psicosis
Como introducción, podríamos atender a que el común denominador de todos los casos presentados es que en ninguno de ellos existe una estructura básica y elemental del yo suficientemente desarrollada, donde lo emocional, el comando de las funciones psíquicas y la relación con la realidad funcionen como un todo coherente.
La funciones psíquicas representadas por los planetas personales no pueden coordinarse, carecen de un orden estructural. No hay un  coordinador de la personalidad. Y estas funciones quedan alteradas: el pensamiento se altera (Mercurio), la vincularidad queda alterada (Venus), la acción queda alterada (Marte), la capacidad de síntesis y de dar sentido de vida queda alterada (Júpiter).
Sin embargo, tengamos en cuenta que este centro coordinador maduro y sólido (Sol) no nace sólo, sino que emerge de la elaboración del principio lunar y saturnino, esto es, de haber atravesado una estructura lunar que lo contuvo, lo nutrió, y permitió su crecimiento, y que luego supo desarrollar la capacidad saturnina de discriminarse de lo simbiótico, saber postergar deseos y aceptar los límites de la realidad.
En el psicótico esta elaboración básica no ha sido llevada a cabo.
Si prestamos atención, lo que terapéuticamente se trabaja en estos casos extremos es la posibilidad de construir a su alrededor una estructura Saturno-Luna capaz de contenerlo: puede ser una institución, el psicólogo, el acompañante terapéutico, la músico terapeuta, la foníatra, la rehabilitadora, la familia, etc.
Es decir, se requiere construir todo un marco artificial para contenerlo y protegerlo del daño que pueden provocarse, tanto a sí mismos como a los demás. Existe un riesgo de daño personal y para otros, y entonces es necesaria este marco contenedor y demarcador de la  realidad.
Ahora bien, ¿qué profundidad podríamos darle a nuestro encuadre astrológico?
En principio, en astrología los planetas simbolizan funciones que resultan indispensable cumplir para que un sistema se desarrolle en forma saludable. De este modo, considerando que cada sujeto representa un organismo, los planetas simbolizan aquellas funciones biológicas y psíquicas que hacen a un correcto desarrollo como individuos.
Sin embargo, a efectos de la comprensión de los cuadros psicopatológicos, es clave distinguir entre planetas personales (incluyendo a Júpiter y Saturno) y planetas transpersonales.
Las funciones de los planetas personales (incluyendo a Júpiter y Saturno) hacen a la estructuración del sistema del yo. Así, organizados en un mandala, esos planetas simbolizan las funciones psíquicas internas que permiten la constitución del yo y su desenvolvimiento en la interacción social.
Pero sabemos también que hay otras funciones planetarias, que no están al servicio de la constitución de un yo personal, y que incluso parecen pretender desorganizarlo.
En este sentido, los planetas transpersonales parecen simbolizar funciones vinculadas a generar la posibilidad de que este sistema estructurado en un yo sea sensible a realidades de otro orden y entonces pueda responder a aquello que está más allá de la experiencia individual y personal. Así, los planetas transpersonales cumplen funciones de trascendencia, expansión e integración con el universo.
Es muy ilustrativo referirnos a estas funciones transpersonales como trans-saturninas, porque de inmediato nos sugiere que están “más allá de Saturno”, esto es, más allá de la ley de la forma, más allá del límite de las estructuras conformadas.
De esta manera, por definición, los planetas transpersonales (“trans-saturninos”) simbolizan funciones que, en principio, son desorganizantes de la forma establecida. Y es clave considerar que desorganizan la estructura conocida para que el sistema sea receptivo –o se revele- a formas o dimensiones que están más allá de la forma cerrada.
Aplicado al proceso de estructuración del yo, esta función de los planetas transpersonales encierra un atractivo y un peligro: el atractivo de la expansión más allá del yo, y el peligro por la desorganización del yo que esa expansión puede implicar. Dicho de otro modo, simbolizan el atractivo de la trascendencia espiritual y el peligro del desequilibrio psíquico.
En verdad, es fundamental discriminar que los cuadros de psicosis parecen representar reacciones de sistemas que no han llegado a desarrollar un yo integrado, antes que la desintegración de un yo previamente conformado. Y esto quizás pueda marcar una diferencia entre neurosis y psicosis: en la primera existe un yo estructurado que se desordena, mientras que en la segunda no se ha llegado a desarrollar una estructura psíquica sólida.
Entonces, nuestra hipótesis sería que la psicosis es una reacción patológica a la energía transpersonal, un desequilibrio que produce el contacto con lo transpersonal y que revela la ausencia de una estructura psíquica capaz de responder a ese contacto.
En verdad,  esto pone de manifiesto que para acceder al contacto con lo que está más allá del yo, resulta imprescindible y necesario -aunque parezca obvio- haber desarrollado y estructurado un yo.
Porque si el contacto con lo que está más allá del yo -esto es, con lo transpersonal- ocurre antes de haber desarrollado una personalidad madura, esto será irremediablemente desbordante.
La clave del pulso Saturno-Júpiter
Otra hipótesis que podríamos elaborar es que aquellas estructuras muy sensibles a lo transpersonal son también más sensibles a caer en cierto desequilibrio, si antes no han sabido (o no han podido) organizar un yo maduro y estructurado.
De modo que esta frontera que marca Freud en su clásico cuadro de psicopatologías no es otra que la frontera saturnina.
Esa frontera, en realidad, es un límite que comunica dos dimensiones. No es un dique que debe defenderse de lo transpersonal, que debe evitar el contacto con lo transpersonal, sino que es un puente que comunica con lo transpersonal.
Por lo tanto, ese límite debe tener una doble cualidad: ser protectivo de la estructura del yo y, al mismo tiempo, de alguna manera permeable y habilitador de la experiencia transpersonal.
Podríamos decir que, en realidad, la función saturnina debe saber aliarse con la jupiteriana y viceversa, y que cuando esto no ocurre el sistema se desequilibra. Esa frontera es una modulación saturnino-jupiteriana, entre aquello que necesita ser conservado (un yo estructurado) y lo que necesita ser receptivo al misterio (el anhelo de trascendencia espiritual).
Entonces, para animarnos a acceder a lo que está más allá de lo personal tiene que haber sido desarrollado una estructura de personalidad madura. Esto explicaría por qué los desequilibrios que ocurren antes de completarse el primer ciclo saturnino -esto es, antes de los 28 años- resultan más críticos y de un pronóstico más reservado, respecto a los que se producen después.
Al mismo tiempo, ¿cómo podría distinguirse si se está en contacto con lo transpersonal o en delirio psicótico, si se está en contacto con lo sublime o disociado de la realidad?
Aquí cabe una hipótesis. Si quien comunica la experiencia pretendida como transpersonal, actúa excesivamente centrado en su yo, podríamos levantar sospechas de patología. Es decir, es posible tener la percepción de entidades sutiles, pero si yo traduzco este contacto con lo sublime y numínico como “un mensaje que la Virgen María me dio respecto a una particular misión que tengo que comunicar a los demás…”, es probable que el yo se haya inconscientemente apropiando de un contacto transpersonal. ¿Por qué? Porque el protagonista de la experiencia transpersonal no es el yo, sino la cualidad transpersonal en sí misma.
Y esto es algo que delata con mucha precisión lo apropiado o inapropiado del contacto con lo transpersonal. Si hay un yo que cree estar protagonizando la experiencia, podemos sospechar un desequilibrio. Y esto se vincula con la característica  autorreferencial de la paranoia.
En principio, la sensación de protagonismo ya resulta inapropiada para el contacto con lo transpersonal. Lo transpersonal remite al misterio. Que una experiencia resulte transpersonal significa que no puedo tener certeza racional de qué sea exactamente lo que estoy percibiendo. Estamos en contacto con el misterio.
En realidad, nunca podremos saber con absoluta convicción y certeza qué es Urano, qué es Neptuno y qué es Plutón. Por su propia naturaleza, no podemos saber de modo definitivo qué representan esas cualidades, porque su función es comunicarnos con lo universal, con lo que está más allá del entendimiento y –poniéndolo en astronómico- fuera de los límites del Sistema Solar.
En este sentido, Urano, Neptuno y Plutón son el nexo del Sistema Solar con el resto de la galaxia, tienen la paradójica función “dentro del sistema” de comunicarnos con lo que está “fuera del sistema”, y recordarnos nuestra pertenencia al Cosmos.
Los planetas transpersonales y los tipos de psicosis
Pero, ¿cómo podemos vincular a los planetas transpersonales con los tres cuadros de psicosis que presenta la psiquiatría clásica? Exploremos entonces estas posibles correspondencias.
La paranoia y la psicosis alucinatoria parecerían responder a un desequilibrio respecto a la cualidad neptuniana. Claro que cabe el interrogante: ¿qué es la alucinación? ¿lo generó mi mente o es una forma sutil que efectivamente percibí?
Por ejemplo, en estado de meditación lo que se percibe no está generado por la mente del individuo, en el sentido que su percepción coincide con la percepción de todos aquellos que practicaron la misma meditación: todos percibimos el mismo estímulo auditivo, todos vimos algo parecido, cierto resplandor, luminosidad, etc. Es muy poco probable que se trate de una imagen generada por la mente, sino más bien de un estado de percepción alterada que abre mayores niveles de sensibilidad. Desde esta sensibilidad expandida es capaz de registrar aquello que ya está presente, pero que no es perceptible con la sensibilidad de nuestro estado ordinario de percepción.
De este modo, el delirio y la alucinación representan una deformación de lo neptuniano, una traducción incorrecta de aquello con lo que el estímulo sensible de Neptuno permitió entrar en contacto. Neptuno no tiene la función de provocar confusión o generar alucinaciones, sino la apertura sensible a la percepción de otro orden de realidad.
Por ejemplo, gracias a Neptuno yo puedo percibir el déficit o la carencia de amor que mi pareja está teniendo. Pero, si esto lo traduzco como “entonces tiene un amante” (delirio celotípico) estoy interpretando de un modo incorrecto lo que percibí correctamente; es decir, estoy construyendo una interpretación incorrecta de una percepción correcta. También podríamos decir que por no contar con una estructura de personalidad suficientemente madura, la percepción de una situación objetiva (“falta amor en mi pareja”) se traduce en términos muy lunares, en extremo personales y subjetivos (“quiere a otro, no me quiere más a mí”).
Por su parte, la esquizofrenia tal como fue comentada, como este corte abrupto entre emociones anuladas por un lado y el cuerpo y mente por el otro, se corresponde con una distorsión de la cualidad de Urano.
En realidad, Urano no es esto. Urano es la experiencia de la libertad y creatividad del universo, la posibilidad de percibir que, en realidad, estoy protegido en lo abierto y estoy contenido en lo libre,  que no necesito cerrarme en formas definitivas para sentirme protegido.
Urano propone una experiencia de difícil aceptación para lo humano: estar abierto a que cualquier cosa puede ocurrir y que no hay forma de “reducir a cero” el riesgo. Esto es intolerable para el yo que intenta proyectarse hacia el futuro con cierta previsibilidad.
De este modo, la esquizofrenia parece una reacción extrema a este grado de incertidumbre que anuncia la cualidad uraniana. Representa una reacción de corte o pérdida definitiva de contacto con la realidad, que deja en evidencia lo intolerable que resulta participar de ella siendo consciente de esta imprevisibilidad existencial.
Por último, la psicosis maníaca-depresiva se caracteriza por “picos de subas y bajas”, donde aparece la culpa, la pulsión, la impotencia y la omnipotencia. Todo parece relacionarla al contacto con la cualidad de Plutón.
En verdad, la conducta que busca culpables está delatando la incapacidad de ese yo para sostener el dolor de la experiencia. Plutón es la función que nos permite reconocer la presencia del dolor como constitutiva de la realidad. Sin embargo, la búsqueda de culpables indica la no aceptación de que el dolor forme parte de la realidad, sino que “el dolor debe tener un responsable, es un error, una falla deliberada”. Buscar un culpable del hecho doloroso, delata la fragilidad con la que se está expresando la función saturnina y que lleva a que la persona no pueda sostener la intensidad plutoniana que ese acontecimiento está proponiendo.
Como conclusión, podemos decir que teniendo una presencia importante y enfatizada de transpersonales en una carta natal resulta clave desarrollar tonicidad saturnino-jupiteriana, para poder elaborar aquella desorganización que, por su propia función, los planetas transpersonales tienden a promover.
En cambio, recurriendo al mandala de planetas personales, podríamos decir que las neurosis resultan más accesibles a la conciencia y las perversiones más habituales, y que, por lo tanto, resultarían las patologías características de lo que podríamos denominar «dimensión personal».

miércoles, 22 de mayo de 2013

Los Planetas Retrógrados.




     En ocasiones los Planetas aparentan ir hacia atrás en la ecliptica como se puede apreciar en este video:




   Los planetas retrógrados desde una perspectiva astropsicológica representan funciones de la personalidad que operan de una manera interna, indirecta, subconsciente y demorada. Por lo general indican energías que no alentamos para que se expresaran externamente cuando éramos jóvenes y que, como resultado de esto, debemos desarrollar nosotros solos, a nuestro modo y en nuestro propio tiempo. Las personas tienen, en su mayoría, dos o tres planetas retrógrados; cero, uno o cuatro retrógrados es algo insólito pero no extraordinario. Las personas que no tienen retrógrados desarrollan la mayor parte de sus habilidades importantes en la vida a temprana edad y raras veces necesitan explorar su propio proceso psicológico. Las personas con cuatro o más planetas retrógrados suelen estar mal dispuestas hacia la sociedad y luchan más que la mayoría para encontrar su "hueco" en el mundo. Al volcarse hacia su interior cuando eran jovencitas, experimentan una necesidad de definir por sí solas su sistema de valores, su filosofía o su objetivo en la vida, que para ellas son únicos. Complicadas, reflexivas e individualistas, estas personas suelen tener que fijarse sus propias pautas y forjar sus propios senderos, aunque hacer eso signifique excentricidad o aislamiento.

    La regresión, la inhibición y el retraimiento pueden ser las características de los planetas retrógrados, aunque también tienen considerables posibilidades constructivas en conexión con autoconocimiento, actividad dirigida hacia sí mismos y apertura hacia energías inconscientes.

     Desde el punto de la astrología predictiva, la retrogradación de un planeta es una pequeña debilidad.

     He aquí algunos de los defectos qeu producen los planetas Retrógrados:

Mercurio Retrógrado

  • Mente contemplativa e introspectiva.
  • Autoanalítico y autocrítico.
  • Percepción de sutilezas psicológicas.
  • Distracción, no armonizado con pormenores externos.
  • Intereses o aptitudes de carácter literario.
  • Aprende por absorción.
  • Tímido al hablar o comunicarse.
  • Le gusta estar solo consigo mismo.
  • No siente inclinado por los chismes o las interacciones casuales.
  • Le es difícil traducir verbalmente sus percepciones y establecer contacto.
  • Siente que no le comprenden o que está desconectado con los demás.

Venus Retrógrado

  • Crea sus propios valores sociales y estéticos.
  • No es demostrativo.
  • Le es difícil comunicar afecto.
  • Se ama él solo, es narcisista.
  • Teme la intimidad y el amor.
  • Busca el amor perfecto, tiene ideales fuera de la realidad.
  • Crea continuamente su propio sistema de valores.
  • Se siento incómodo en la sociedad, tiende a recluirse, rehuye los juegos sociales.
  • Sensibilidad y talentos estéticos.
  • No es materialista.
  • Tiende a formar relaciones no convencionales.

 

Marte Retrógrado

  • Se inhibe y no actúa.
  • No es competitivo, compite sólo consigo mismo.
  • Explorador de la psiquis, se dirige hacia su interior.
  • Acción solitaria o poco convencional.
  • Ira reprimida o explosiva, está en lucha continua consigo mismo.
  • Tiende a inducir que lo agredan.
  • Duda de sus propias aptitudes, teme arriesgar.
  • Oscila entre ser impulsivo y letárgico.
  • Inhibiciones o compulsiones sexuales.

Júpiter Retrógrado

  • Sumamente filosófico y meditabundo.
  • Psicológicamente armonizado y perspicaz.
  • Retraído en lo externo pero interiormente expansivo.
  • Armonizado con el significado y propósito interiores, guía de sí mismo.
  • No es materialista, busca la riqueza interior.
  • Desarrolla sus propias actitudes y creencias.
  • Oscila entre ser muy optimista o muy pesimista.
  • Expansión interior, tendencia a acrecentar logros a incorporar cosas.
  • Se aísla en lo social, prefiere estar consigo mismo.
  • Rechaza las creencias convencionales o las de sus padres.

Saturno Retrógrado

  • Vigor interior y paciencia.
  • Resistencia al cambio personal, rigidez.
  • Muy reprimido y abnegado.
  • Muy exigente consigo mismo, se pone a duda de sí mismo y se critica.
  • Se siente inferior.
  • Inclinado a la negatividad a la depresión.
  • No es ambicioso, duda de ser capaz de triunfar.
  • Es temeroso.
  • Prefiere trabajar solo, es solitario.
  • Automotivación y perseverancia considerables
  • Dificultad para habérselas con la autoridad.
  • Débil figura paterna.
  • Oscila entre defenderse muchísimo o no defenderse.

Urano Retrógrado

  • Externamente convencional pero internamente poco convencional.
  • Se siente apartado de la sociedad, indispuesto con ella.
  • Mentalidad psicológica, pensamiento gradual.
  • Interiormente rebelde, tiende a rebelarse contra si mismo.
  • Intuición sumamente desarrollada.
  • Original e inventivo.
  • Capaz de seguir la dirección interior.
  • Necesita libertad interior para seguir su sendero.
  • Tensión nerviosa.
  • Alto nivel de excitación interna.
  • Hace cambios inesperados, por el cambio mismo.

Neptuno Retrógrado

  • Imaginación vivaz, inclinaciones creadoras.
  • Dificultad para traducir la inspiración en acción.
  • Vive en un mundo de sueños.
  • Tendencias escapistas.
  • Se autoengaña, se pierde fácilmente en un caos interno.
  • Capaz de consagrarse a un ideal.
  • Excesivamente sensible en lo psíquico y lo físico.
  • Temperamento abnegado, como de mártir.
  • Necesita retirarse, estar en silencio y meditar.

Plutón Retrógrado

  • Deseo e ira reprimidos.
  • Tendencias explosivas.
  • Tendencia a apartarse, a ser antisocial o a ser un inadaptado.
  • Autodestructivo vuelve la energía hacia adentro.
  • Pierde fácilmente contacto con sus propias profundidades.
  • Valiente explorador de la psiquis.
  • Profunda captación y perceptividad psicológicas.
  • Retraído, reservado, tiende a recluirse.
  • Temperamento compulsivo u obsesivo.
  • Capaz de estados emocionales potentes y transformadores.
  • Paciencia, considerable ingeniosidad cuando esta bajo presión.
  • Autorregenerador.



      Por otra parte la Astrología Kármica siempre ha considerado que un planeta Retrógrado trae una cuestión de vidas anteriores que se debe resolver:

    Mercurio
    En vidas pasadas los intercambios que realizó con el mundo fueron acompañados de mucha tensión nerviosa. Por lo tanto fueron impulsivos y precipitados. Su forma de pensar y de comunicarse fue poco práctica y básicamente reactiva, generando inestabilidad y caos a su alrededor.
    Como la octava superior de este Planeta tiene que ver con la búsqueda de la perfección en los detalles y con la precisión, en la vida actual la persona podrá tender a ser muy exigente en ese sentido. Pero como se infiltran impulsos que vienen de vidas pasadas, cometerá errores que le generarán angustias y sentimientos de frustración.
    La persona podrá ser una "criticona" que cansa a los demás con sus demandas de orden, a la vez que emite juicios de valor equivocados con relación a las personas y al mundo en general.
    La bipolaridad de Mercurio puede dar lugar a la generación de una nueva condición, igualmente conflictiva. Esto es porque al presentarse una determinada condición puede polarizarse con la condición diametralmente opuesta, para la cual carece de experiencia.
    Mercurio retrógrado indica que en vidas pasadas no se ejerció correctamente los procesos de intercambio dialéctico con el entorno, en los asuntos de la Casa y Signo en que se encuentra. 


    Venus
    En vidas pasadas a esta persona le falto sensibilidad en el área afectiva. Hubo en ella conductas asociadas con la codicia, la posesividad y cierta grosería en las relaciones personales (estos son defectos asociados con Tauro). O bien, hubo cierta tendencia a las intrigas, que llegaron a generar sentimientos negativos en los procesos de intercambios que pueda haber desarrollado con aquellos que se relacionaba. Puede haber sido una persona carente de buen gusto, poco refinada y que prestó poca atención a las necesidades de los otros (estos son defectos asociados con Libra).
    Este Rayo planetario, en su condición retrógrada, nos está indicando que en vidas pasadas hubo errores cometidos por excesos en el campo de los placeres, o bien en el área del matrimonio u otras asociaciones. Hubo actitudes de vanidad personal, con las que buscaba exaltar su propio Ego,... y sin dudas la cualidad esencial de dar afecto brilló por su ausencia, siendo reemplazada por una suerte de necesidad de recibir del otro.
    Sin dudas en la presente existencia deberá aprender el intercambio afectivo en los asuntos de la Carta en que este Planeta está vibrando.
    Este desafío kármico tiene mucho que ver con el reordenamiento de la propia escala de valores. Porque sobre el "gustar" o"no gustar" se estructuran los juicios de valor que hacemos sobre las personas, sobre las cosas y sobre nosotros mismos.



    Marte
    En vidas pasadas esta persona manejó mal la energía vital, direccionandola para la auto afirmación de su propia identidad.
    Esta actitud egóica es la antítesis de lo que el Alma de cada uno busca, desde lo profundo, en cada nueva existencia. Reencarnamos justamente para transformar aspectos equivocados de nuestra identidad, que se oponen a nuestro crecimiento interior.
    Esta tendencia para la auto afirmación de la identidad pudo haberse dado tanto en el terreno de la acción concreta para la consecución de objetivos, como en el terreno de la sexualidad.
    Cualquiera que haya sido el área en que este Rayo actuó, habrá habido actitudes de agresión o de competición innecesarias, que se habrán desarrollado según las características del Signo y en los asuntos de la Casa en que está vibrando.
    Por esta puerta podrán introducirse en la actual convivencia de la persona tanto un temperamento imprudente e impulsivo, que puede significar acciones por demás agresivas y con poca consideración por los otros, como algunas actitudes instintivas de sensualidad, que pueden chocar con los parámetros de buen gusto del grupo social en el que dicha persona está contenida.
    Habrá que evaluar también los aspectos dirigidos a este Marte retrógrado, porque ayudan a comprender con más precisión el tipo de acción que fue desarrollada en vidas pasadas. Cuanto más tensos sean estos aspectos mayor pudo haber sido el clima de confrontación con las personas o inclusive consigo mismo. 



    Júpiter
    Cuando el Planeta de la expansión está retrógrado, en vidas pasadas la persona tubo dificultades para procesar su propio crecimiento. Sus últimas vidas se desarrollaron siguiendo una suerte de inercia, en la que su persona permaneció siempre igual, sin que hubiera cambios substanciales en su identidad.
    En la presente existencia tiene tendencias a repetir esta postura ante la vida y, si no mediare una acción concreta de su parte, podrá también desperdiciar la vida actual de la misma forma que lo hizo en el pasado.
    Sin dudas, en vidas pasadas desarrolló aspectos negativos de este Rayo, tales como: arrogancia y orgullo, falta de un justo discernimiento con relación a las personas y al mundo en general.
    Es muy probable que en los asuntos que hoy gobierna el Rayo de Júpiter, en alguna vida pasada no se haya manejado de forma muy honorable, generando en los otros una cierta falta de confianza hacia su persona.
    Los aspectos que le son dirigidos en esta vida dan una idea de lo que pueda haber sucedido en vidas pasadas. Estos dirán siempre algo al respecto de lo que fue transgredido,... sin dudas hubo una deficiente comprensión del espíritu de la Ley y fundamentalmente de la aplicación del principio de la justicia (aplicado a su conducta o utilizado para juzgar a los otros o a si mismo).
    Es muy probable que la generosidad en los asunto de la Casa y Signo en que se encuentra, haya brillado por su ausencia en otras vidas, siendo reemplazada por una actitud de soberbia con una actitud centrada en su propia persona. 


    Saturno
    Cuando el planeta de la limitación esta retrógrado, la persona en vidas pasadas tubo actitudes irresponsables con relación a los asuntos de la Casa y del Signo en que se encuentra.
    Saturno es el camino obligado para el crecimiento interior. Los asuntos que él domina en la Carta se constelan en la vida de la persona para generar las pruebas del Destino. Esto es porque en la memoria infraconsciente de este Rayo se sintetizan los errores kármicos del pasado. Por esa razón se lo llama "El Señor del Karma".
    La falta de responsabilidad y el miedo de asumir en vidas pasadas los desafíos propios de cualquier empresa, asociada a los asuntos que el Saturno retrógrado domina, llevaron a esta persona a estancarse en su crecimiento interior.
    En estos asuntos hubo, sin dudas, algún tipo de fracaso, que se debió a negligencia, apatía, indolencia, miedo o pesimismo con relación al éxito de la empresa.
    Faltó el elemento de humanidad y de empatía, que lleva a las personas a sentirse parte integrante de la familia humana. Por lo tanto obró de forma muy egoísta y aislado del núcleo social que lo contenía.
    El Signo en que se encuentra nos indica cual es el tipo de responsabilidad que esta persona evitó asumir en sus vidas anteriores y sobre que condiciones se sintió presionado por la inseguridad y el miedo.
    Los rasgos que pueda haber desarrollado en tales circunstancias están muy arraigados en la vida presente, y existe una urgencia kármica de que sean resueltos en esta vida. 


    Urano
    Este planeta representa la puerta por donde entra lo nuevo en la vida de las personas. Es el inicio de la trascendencia de la individualidad, que pone al individuo en contacto con el principio de la libertad, de la fraternidad y la igualdad (en cuanto integrante del genero humano).
    Urano retrógrado indica que en vidas pasadas hubo una cierta resistencia al proceso de crecimiento, por no comprender que este exigía transformaciones íntimas profundas. Hubo una defensa exagerada de la propia libertad individual, sin considerar si esta perjudicaba a otras personas o circunstancias.
    Todo apuntó a la auto afirmación del "YO", no aceptando condicionamientos o restricciones a su autonomía de vuelo.
    Esto explica el motivo de su resistencia a cambiar... en compensación, mostró comportamientos excéntricos, donde la falta de espiritualidad estuvo presente.
    Esta persona, en vidas pasadas, se negó a actuar y comprender el área afectada por Urano a través de las características superiores de este Rayo, con lo cual mostró actitudes imprevisibles que no estuvieron exentas de irritación, las cuales generaron un clima de inestabilidad y de sorpresas inesperadas poco agradables.
    Sus determinaciones impulsivas buscaban desorganizar cualquier intento de llevar adelante algún método de transformación en la que se viese implicada su propia identidad.



    Neptuno
    Cuando este Planeta está retrógrado, indica que en la persona faltó sensibilidad o inclusive espiritualidad en los asuntos que este Rayo influencia en la Carta. Le faltó desarrollo en ese sentido o manifestó una actitud pasiva con relación a las implicancias espirituales o de sensibilidad que las circunstancias exigían.
    Neptuno, en cuanto regente de la XII Casa, se relaciona con el inconsciente colectivo. Por lo tanto, su condición retrógrada nos está indicando que hubo, en alguna de las vidas pasadas, un mal manejo de las fuerzas sutiles de la Naturaleza. Más concretamente del psiquismo negativo, asociado con los estudios de la magia negra o del mentalismo que busca el desarrollo de poderes psíquicos, para obtener algún tipo de beneficio personal.
    Las fuerzas disolventes de Neptuno tienen su razón de ser en la Naturaleza, porque ellas ayudan a disolver lo que debe ser eliminado de la identidad para que pueda renacer el 13º Signo dentro de cada uno.
    Cuando esto no sucede, el individuo queda abierto a las fuerzas que permean el entorno y desarrolla una especie demediumnidad, que con el tiempo puede llegar a producir escisiones profundas en su identidad.
    Quien tiene a Neptuno retrógrado, es bueno que en esta existencia no se aproxime de escuelas o doctrinas que promuevan la práctica de la mediumnidad, porque está vulnerable a los niveles más densos de estas corrientes que permean el entorno.



    Plutón
    Este Planeta está relacionado con los poderes ocultos obtenidos a través de la auto disciplina. Se lo relaciona con la regeneración, con la muerte y el renacimiento.
    Kármicamente hablando, Plutón es un eslabón entre el Karma anterior del individuo y el Karma que está generando en la presente existencia. Es un punto del actual psiquismo de la persona, que la propia Naturaleza busca transformar desde la raíz,... y más de una vez lo hace por métodos compulsivos, que la propia voluntad personal no puede detener.
    La condición retrógrada indica que el individuo estará viviendo la conciencia de masa dentro de si mismo, en aquellos asuntos que Plutón estará activando en la Carta Natal. En estos asuntos sentirá dentro de si lo que el mundo de su época está elaborando colectivamente, mediante el choque inconsciente de distintos pareceres y de distintas motivaciones afectivas y emocionales.
    Es como si sintiera los grandes males de la humanidad en primera persona del singular. Los siente en "carne propia".
    Esta persona siente la extensión del drama colectivo. Sabe que no lo puede cambiar y sin embargo siente que es un asunto personal. Lo siente como propio.
    Como Plutón es muy lento, existen muchos que nacen en sus períodos retrógrados. Por lo tanto es un aspecto bastante común, que abarca un gran número de personas. Estas son las que buscarán producir los cambios dentro de mismos. Por lo tanto representan el aspecto colectivo del ser humano que impulsa los grandes cambios en el mundo.

sábado, 11 de mayo de 2013

Punto de la edad



Punto de la edad
Extracto del Astroglosario de Bruno Huber (traducción: Joan Solé)
Punto de la edad (PE)también manecilla (indicador) del reloj de la vida o, de forma más breve, indicador de la vida.
Otra posible definición del PE sería: punto de enfoque de la conciencia en el aquí y ahora, cambiante a lo largo de la vida.
Yo estoy siempre en el aquí y ahora. Y, en cierta medida, visto de modo subjetivo, el tiempo y el espacio pasan a través de mí en el transcurso de la vida. Este proceso puede seguirse con todo detalle en el horóscopo individual, con el movimiento del indicador de la progresión de la edad por el sistema de casas a lo largo de la vida.
El cálculo de la posición del punto de la edad para cualquier momento determinado de la vida es instantáneo. El signo y la casa donde se encuentra el punto de la edad indican la temática básica de la vida y el punto de vista subjetivo del período en cuestión. Además, los aspectos que forma el PE con los planetas del horóscopo base o radix en un determinado momento, también tienen una función importante. Sólo deben considerarse los aspectos ptolemaicos: 0º-30º-60º-90º-120º-150-180º.En la larga experiencia de trabajo con la progresión de la edad, otros aspectos modernos como los keplerianos (también denominados aspectos de división, como la semicuadratura, etc.), o el quintil, el septil, etc., no se han mostrado efectivos.
En la progresión de la edad, debe prestarse especial atención a los denominadosaspectos primarios. Estos aspectos son la conjunción y la oposición, es decir, el paso de PE por encima de la posición de un planeta en el sistema de casas y su paso el punto de oposición al planeta en la casa opuesta. Estos momentos de la vida son de especial significado porque indican respectivamente el principio o el final de un ciclo de aspectos.
También tienen un significado especial los pasos del PE por los límites de los signos, puesto que indican un cambio en la tendencia básica de la vida y en la orientación del individuo hacia la misma (cualidad individual del tiempo). En estos momentos de la vida, con frecuencia, se produce una necesidad de cambio en algún ámbito de la vida (p.e. en el ámbito correspondiente a la temática de la casa en la que se encuentra el PE) o se desea cambiar la cualidad global de la vida, de acuerdo con el signo correspondiente. Esto puede observarse fácilmente en los cambios que se producen en la selectividad y en la sensibilización de la capacidad de percepción, cuando el punto de la edad pasa de un temperamento (elemento) al siguiente.
Mismo período de tiempo en casas de tamaño distinto
El punto de la edad recorre una casa en seis años y, como las casas pueden tener dimensiones distintas, la velocidad del PE debe calcularse por separado para cada casa en función de su tamaño. El tamaño de la casa en grados zodiacales dividido entre seis da el paso anual. Este resultado dividido entre doce da el movimiento mensual.
Lo descrito hasta el momento corresponde a lo que también se denomina «gran punto de la edad», que es lo que normalmente se utiliza al trabajar con un horóscopo.
Pero además, para determinadas consideraciones, también existe el pequeño punto de la edad en cada casa. Así como hay un sólo PE que recorre las doce casas en 72 años, por otra parte, existen doce puntos de la edad pequeños que se mueven a la vez y que, en ese mismo período de tiempo, recorren cada uno, una casa distinta. Por analogía con el hecho de que las casas representan las doce áreas específicas de la vida del ser humano, al considerar el punto de la edad pequeño de una determinada casa, se hace referencia a una especialidad concreta y aislada, relacionada con la temática de la casa en cuestión.
Por ejemplo, a grandes rasgos, puede seguirse el desarrollo de la vida profesional de la persona en las casas 6 y 10; los cambios de orientación en cuanto al hogar y la patria en la casa 4; la evolución de la actitud básica y del comportamiento en las relaciones vinculantes en la casa 7, etc.
PE grande y PE pequeño
En el punto de la edad pequeño sólo se consideran dos cuestiones:
1. El paso del PE pequeño por los límites de signo. En estos momentos se producen cambios en el área de la vida correspondiente. Estos cambios pueden ser forzados por la situación vital o deseados voluntariamente.
2. El contacto (conjunción del PE pequeño) con los planetas de la casa. En estos momentos de la vida surge la necesidad, por lo general intensa, de buscar autoafirmación u obtención de placer mediante la capacidad o fuerza esencial del planeta en cuestión. En el caso de personas que viven de forma muy consciente, también puede producirse una mayor toma de contacto con esa capacidad para cultivarla y desarrollarla. Hasta el momento no se han observado efectos destacables de otros aspectos.
El paso anual del PE pequeño es 1/12 del paso del PE grande en la misma casa (= paso mensual), o 1/72 del correspondiente tamaño de la casa.
Es especialmente importante tener presente que no deben realizarse valoraciones de las posiciones del punto de la edad de forma aislada. El punto de la edad hace referencia a un determinado momento psicológico de la vida del individuo y, en consecuencia, debe interpretarse teniendo en cuenta la visión global del carácter individual de la persona, tal como en sus proporciones y perfiles está representado en el horóscopo.
La condición previa más importante para la realizar una interpretación correcta de las funciones del punto de la edad es haber obtenido previamente una buena comprensión del horóscopo base del individuo. De lo contrario, las definiciones no pueden valorarse más que como pertenecientes a «una buena colección de citas» que, por otra parte, además pueden ocasionar miedos, falsas esperanzas u obligaciones de cumplimiento (presiones de realización) en el subconsciente de la persona.

Baja autoestima de las mujeres?


miércoles, 8 de mayo de 2013

Freud y las casas de Agua



May De ChiaraGabriela Galland y Eliane Btesh

Este trabajo, focalizará uno de los contenidos básicos en la lectura de una carta astrológica: las casas. Presentaremos una mirada sobre las casas de Agua y una lectura del sentido más profundo que pueden tener a partir de los aportes de la Psicología, específicamente articulándolo con los desarrollos de Freud en relación al Inconsciente.

Las casas son áreas de la experiencia humana. Tradicionalmente se las consideraba con un significado “externo”, es decir con hechos o situaciones de la vida, ajenas a la persona, como acontecimientos en los que uno mismo no estaba implicado. Sin embargo las casas también simbolizan el estado interior, las actitudes y la experiencia desde la vivencia del sujeto.
Los planetas y los signos de cada casa tiñen la experiencia y precipitan escenas propias de ese campo de la experiencia. Tienen que ver con un conjunto de circunstancias de la vida de una persona, y además en su totalidad muestran un recorrido cíclico. Cada casa no está aislada de las demás, sino que es un paso o fase, un momento de la construcción de la identidad y del crecimiento del ser. Desde el inicio en la casa I como fase de I hasta la disolución en casa XII como fase de XII.

Las casas de agua

Una manera posible de analizar las casas es por el elemento al que están asociadas (agua, tierra, aire fuego). Los elementos representan los cuatro tipos de energía que pueden operar en cada uno de nosotros. Aquí trabajaremos la trinidad de casas de agua, llamada “trinidad del alma” o “trinidad psíquica”. El agua como elemento está asociada al mundo de los sentimientos, las emociones, el inconsciente. Algunas características asociadas son la sensibilidad, la necesidad de intimidad, las sensaciones o percepciones psíquicas. Las casas de agua son asociadas entonces a los contenidos emocionales: personales (casa IV), vinculares (casa VIII) y arquetípicos (casa XII)
Por su vínculo con el pasado y la memoria, estas casas están ligadas a condicionamientos, apegos y a patrones de respuesta inconscientes. Considerando a las casas como matriz cíclica, el movimiento a través de las casas IV, VIII, XII refiere al desarrollo de lo personal, lo interpersonal y lo transpersonal.

La Casa IV:
La casa cuatro se asocia tradicionalmente al hogar y la familia. Se relaciona con la infancia, con la familia de origen, el clima que vivimos en nuestro hogar y el tipo de condicionamiento que recibimos en él, es decir la herencia psicológica familiar y generacional. También tiene que ver con la tradición familiar, racial, de la comunidad a la que pertenecemos. Es la historia y la memoria familiar.
A esta casa se la relaciona con la madre, que en general es la encargada de los primeros cuidados al niño -en su función nutritiva y protectora-, si bien hay argumentos que la vinculan al padre. Se trata de las emociones vividas en ese clima familiar, es decir la construcción psíquica de las imágenes de nuestros padres, más allá de lo realmente acontecido.

La Casa VIII:
Esta casa tradicionalmente es asociada a la muerte, al sexo, las herencias, los bienes compartidos y lo oculto.
La casa ocho representa en esencia la energía compartida con los otros, la fusión con los otros y con aspectos de uno mismo (rechazados, negados, ocultos, reprimidos), lo que no creo ser (la sombra). Se trata de un encuentro de energías, ya sea de diferentes partes de uno mismo, ya sea con energías que el otro trae.
El tema de la casa VIII es descubrir que no soy quien creía ser, y por esto aparece el conflicto ya que implica una destrucción de los bordes del ego y de la identidad, con el desgarro y el dolor que éste puede conllevar, pero también con la posibilidad de resolverlo. Es decir el conflicto como dinamizador del proceso.
En la relación con el otro, se despierta aquello conflictivo del pasado, los traumas no resueltos. Se trae a la luz lo oscuro, aspectos rechazados de nosotros mismos con la posibilidad de conocerlos. Esto permite reconocer y entrar en contacto con aquello que se conoce como emociones destructivas: celos, envidia, ira, necesidad de control, culpa, pasiones prohibidas.
En definitiva, es una casa que refiere al inconsciente personal vincular, donde se encuentran aspectos de uno rechazados y a través de la tensión se puede desgarrar el ego o fusionar aspectos de uno mismo.

La Casa XII:
La casa XII acaso sea la más malinterpretada. Tradicionalmente ha sido asociada a los enemigos ocultos, el exilio, la cárcel, el karma o destino como fatalidad.
Esta casa conecta con un nivel de la experiencia que excede los contenidos personales o familiares. Nos encontramos con una dimensión transpersonal de la energía. La sustancia de la casa XII es el misterio; habilita la percepción de todo aquello que está más allá de lo racional, de los sentidos y de cualquier sensación de individuo separado de la totalidad. Se relaciona con el anhelo de disolución del ser humano, con las ansias de volver a lo indiferenciado. En esta etapa, se diluyen las fronteras ente el yo y los otros. El dilema para el yo que se plantea en la casa XII es el de, por un lado, el anhelo de disolverse en la totalidad y al mismo tiempo, temer por la disolución de la forma.
Pertenecen a esta casa contenidos universales de la historia de la humanidad y la cultura, el “inconciente colectivo” y “arquetipos”. Los arquetipos son imágenes y comportamientos que están disponibles en las personas, tanto personales como vinculados a la experiencia histórica de la humanidad. El inconsciente colectivo es una capa más amplia y más profunda del inconsciente, en donde se alojan estas imágenes primordiales de nuestro pasado evolutivo (especie). En este sentido, no se trata ya de la memoria personal, sino de la memoria de la humanidad en su conjunto. En este sentido, no se trata


El Inconsciente freudiano

Freud nace en 1856-1939 y para 1894 empieza a publicar sus primeras obras, producto de su investigación clínica con pacientes. Sus concepciones provocaron mucho rechazo en el ambiente científico, y aún así persistió en sus ideas a lo largo de su vida. Sus nociones más importantes son: inconsciente, pulsión (la energía), narcisismo, aparato psíquico.
Freud revoluciona la noción de inconsciente que existía hasta el momento. Lo inconsciente era lo involuntario, lo nimio y automático, lo que uno hace sin darle importancia, es decir sin ser conciente. Freud plantea algo sustancialmente diferente: Los contenidos del inconsciente son nuestros deseos y emociones profundas, desconocidas para la propia persona. Estos deseos (pulsiones) constituyen la energía del aparato psíquico. El inconsciente constituye la mayor parte de nuestro psiquismo, es más extenso que la conciencia.

Freud sostiene que el Inconsciente es universal, es decir que existe en todos los sujetos, sanos o enfermos, de cualquier grupo cultural. Sin embargo sus contenidos son estrictamente históricos y personales.
En las etapas más tempranas de la vida, el niño vivencia en el vínculo con sus padres, principalmente a través del complejo de Edipo, sentimientos como: amor, odio, celos, cólera. Estas vivencias emocionales impactan altamente en el psiquismo. A medida que el niño va creciendo y se desarrolla la conciencia, los deseos, fantasías e impulsos primarios son vividos como negativos y quedan reprimidos en el inconsciente, pero igualmente intensos, con la posibilidad de ser revividos en relaciones o situaciones futuras.
Freud descubre que estas emociones destructivas (celos, cólera, envidia, etc) son reprimidas porque le ocasionan un conflicto a la conciencia moral, la persona se percibe a sí misma con características condenables, desvalorizantes produciéndole angustia. El aparato psíquico toma como solución la represión de estos deseos y emociones. La represión no resuelve el conflicto, sino que lo elude, lo posterga y proyecta al futuro pudiendo generar síntomas.
Justamente el objetivo de la técnica creada por Freud es desenterrar lo oculto, hacer conciente lo inconsciente, a través de un método basado en la palabra: que el paciente hable y asocie sobre aquello que siente. El trabajo es que el paciente pueda reconocer lo que fue rechazado de sí mismo y que está presente en sus conductas aunque no lo reconozca.
Este método a través de la palabra libera la energía que estaba atrapada, que se utilizaba en negar los aspectos ocultos, no aceptables. De esta forma, la energía queda libre a disposición de la persona.
El psicoanálisis por teoría y método se acerca a los contenidos de la casa IV y VIII, ya que en la primera recoge las vivencias de la infancia y en el segundo, el método trabaja desenterrando lo oculto o reprimido, tratando de resolver el conflicto entre partes de la persona.

Al inaugurar el concepto de Inconsciente dentro del pensamiento occidental, el psicoanálisis freudiano, por su teoría y por su método, se ocupa de los contenidos que la astrología denomina de Casa IV y de Casa VIII.

Freud plantea fundamentalmente un trabajo sobre la Casa IV, ya que implica indagar los condicionamientos infantiles, la poderosa influencia de los primeros años en el psiquismo del niño y en la construcción de la identidad. Freud descubre que luego estas determinaciones permanecen ocultas, reprimidas y actúan automáticamente. La propuesta del psicoanálisis es hacer conciente hasta poder verbalizar esos mecanismos, el origen de ciertas conductas, para poder tener la posibilidad de modificarlas o simplemente aceptarlas. Freud trabaja con los contenidos emocionales que se activan en esas primeras etapas en el vínculo fundamental entre el niño y sus padres, profundizando especialmente en el Complejo de Edipo como arquetipo de la cultura occidental.
El trabajar con los contenidos de la Casa IV es importante para desenterrar los primeros vínculos de la vida y ver cómo el pasado se reactualiza inconscientemente en nuestra vida presente y sigue condicionando nuestra mirada del mundo. El trabajo sobre nuestro inconsciente personal permite mayor conocimiento de sí mismo.
La Casa IV puede entonces asociarse al concepto de Inconsciente freudiano, que es histórico, personal, y tiene que ver con las experiencias infantiles en el medio familiar exclusivamente.
Freud llama la atención sobre la importancia de la realidad psíquica de una persona, es decir de la vivencia que tiene el niño de aquellas figuras, de aquel ambiente, más allá de la realidad objetiva o el hecho concreto. Es la vivencia emocional la que tiñe nuestra percepción de la realidad. Freud instala el concepto de realidad psíquica, dándole mayor relevancia que la realidad objetiva, oponiéndose al pensamiento científico de su época. Desde nuestra mirada astrológica, esto se vincula con la evidencia de que las casas de agua no refieren a la realidad objetiva, sino a la realidad psíquica.

Además Freud plantea un método en donde se pueden traer al presente y visualizar esos mecanismos ocultos, originados en el pasado, en la infancia y que permanecen en el inconsciente (origen de casa IV). Entonces se los repite y actualiza en la relación con el terapeuta. En el tratamiento se precipitan estos contenidos inconscientes y se intenta aceptarlos con la ayuda de esta relación terapéutica. Freud dice que no se puede “juzgar en ausencia”, es decir no se puede trabajar sobre las pulsiones y deseos del inconsciente, sobre lo oculto, si no se lo trae a la luz. Al manifestarse aspectos desconocidas de uno mismo, se presentan conflictos internos, hay una lucha entre el yo y otros aspectos rechazados por el yo. Si bien el trabajo del psicoanálisis se centra sobre los contenidos de la casa IV el método desarrollado a este fin es de la casa VIII.
¿Dónde aparecen los contenidos de la casa XII en el esquema freudiano?
Freud tematiza el inconciente histórico y personal, por lo cual la casa XII -energías transpersonales, arquetipos del inconsciente colectivo, vivencias de ampliación de la conciencia, conexión con la totalidad- queda excluida. Toda experiencia que remitiera a lo místico o a la percepción extraordinaria era remitida a estados de psicosis o a una proyección de contenidos internos o personales. Por lo tanto, la casa XII quedaría por fuera del campo de pensamiento freudiano, ya que Freud trabaja sólo en el plano personal e interpersonal. Freud conceptualizó estas experiencias como una regresión del individuo a estados de indiferenciación, oceánicos, que él vinculó con los estados intrauterinos, regresivos, donde el yo pierde sus fronteras. Lo que él pudo detectar en la clínica es cómo el contacto con esta energía puede desestructurar a las personas, pero no pudo conceptualizarlo como estados no habituales de conexión con lo numínico o la totalidad.
Freud no plantea la posibilidad de acceder a esta experiencia como un camino de evolución del ser que busca una trascendencia espiritual más allá del ego. Para Freud, no existe la pulsión de trascendencia, él entiende la vida en términos de lucha y conflicto. De esta forma, la mirada freudiana obtura el acceso a la casa XII.
Siendo Freud un exponente del paradigma de su época, mecanicista materialista y positivista, hace hincapié en la dimensión personal dejando sin conceptuar las energías transpersonales, ya que el misterio quedaba por fuera de la explicación racional. Cuando su discípulo Jung empezó a investigar otras realidades, Freud lo instaba a desistir para defender la doctrina del psicoanálisis denominando estas experiencias como “ la oscura avalancha del ocultismo”.

Como conclusión, relacionando los contenidos de este trabajo con la carta natal de Freud , observamos que su pensamiento teórico, sus hipótesis acerca del aparato psíquico, son la expresión de sus propias energías. Su pensamiento revolucionario para la época (Sol conjunción Urano), su interés por lo oculto y lo desconocido (Saturno y Luna en casa VIII), el conflicto y su análisis (Ascendente Escorpio), ponerle palabra a los contenidos inconcientes (Luna en Géminis), son algunos de los puntos tomados en cuenta en nuestro análisis.