miércoles, 28 de noviembre de 2012

Tipos psicológicos junguianos y elementos en astrología



Alejandro Lodi
(Año 2003)
Existe cierto acuerdo respecto a que la clasificación por elementos resulta básica en la interpretación de una carta natal. Incluso, con diferencia de matices, no hay demasiada discusión en considerar a los cuatro elementos cómo modos de apreciar la realidad, de percibir el mundo, de evaluar la experiencia vital. Y que sean cuatro y no otra cantidad, antes que arbitrario, parece corresponderse con otras clasificaciones de la totalidad dentro de la tradición de Occidente: los cuatro humores temperamentales (sanguíneo, colérico, melancólico y flemático), los cuatro estados de la materia (sólido, líquido, gaseoso e ígneo), los cuatro reinos de la naturaleza (mineral, vegetal, animal y humano), los cuatro planos de la realidad (físico, mental, astral y etérico), los cuatro niveles del ser (corporal, mental, emocional y espiritual), etc. Desde este acuerdo, el análisis por elementos permitiría, entonces, percibir un tono básico estructural de la personalidad, una modalidad preferencial del individuo para vincularse con el mundo. El hábito de la práctica cotidiana de la astrología tiende a cuantificar la información que brinda una carta natal respecto a la disposición por elementos, con diversos criterios de puntaje según la categoría de los planetas (luminares, personales, sociales) y excluyendo, en general, a los transpersonales. Esta forma de considerar el balance de elementos concluye en una caracterización de la persona a partir del énfasis -por presencia- o el déficit -por ausencia- de uno o dos de ellos. Así, por ejemplo, encontraremos definidas personalidades Tierra-Aire, Tierra-Fuego, o simplemente Tierra o Agua, o con carencia de Aire o de Fuego, etc. Es posible también que esta temprana hipótesis por elementos termine siendo descuidada a medida que la complejidad del análisis va progresando, de modo que deje de estar presente en la consideración del analista.
Ahora bien, ¿podría apreciarse con mayor profundidad la información que nos brinda el mandala de una carta natal considerando el balance de elementos? ¿Resultaría significativo a la práctica astrológica? Algunos astrólogos de lo que podemos reconocer como línea de “psicológica” (Liz Grenee, Richard Idemon) han intentado, con algunas variantes, una síntesis entre lo que la tradición refiere sobre la clasificación de personalidades por elementos y lo que Jung establece como tipos psicológicos. Otros han descartado esta analogía enfáticamente (Robert Hand). Más allá de los incontrastables argumentos de cada posición (en general, basados en la experiencia personal de cada astrólogo) y teniendo presente que cada una de ellas está sostenida en supuestos perceptivos inconscientes antes que en verdades objetivas, la consideración de los elementos que propone este trabajo parte de tres premisas:
1.- La validez de asociar la tipología por elementos de la astrología con la de tipos psicológicos junguianos y lo enriquecedor que tal asociación resulta para el análisis de una carta natal y su destino. No obstante, el interés no está centrado en intentar demostrar esta correspondencia, sino en valerse de aquello que Jung establece, de su particular modo de vincular estas tipologías psicológicas entre sí (cuatro tipos psicológicos derivados de cuatro funciones perceptivas de la conciencia) y de subrayar su incidencia en la organización psicológica de la persona.
2.- Tal como Jung nos lo recuerda, más allá del énfasis particular de nuestra disposición personal, las cuatro funciones psíquicas con las que apreciamos la realidad -los cuatro elementos- están siempre presentes en la estructura global, y tienden a vincularse entre sí de modo complementario o antagónico. Este intento de integración sugiere que, partiendo de una disposición específica que se mantendrá como tono estructural a lo largo de la vida, nuestro modo de percibir la realidad opera en un proceso dinámico de balanceo y búsqueda de equilibrio.
3.- Los antagonismos entre distintos modos de percepción de la realidad -que, en principio, tienden a excluirse y negarse mutuamente- se traducen en distancias internas que el desarrollo evolutivo de la conciencia pugna por reparar. Y este es un proceso que, de manera inconsciente, opera preferentemente en el campo vincular y en acontecimientos de destino. Desde este punto de vista, cada individuo establece una identificación consciente centrada en una o dos de estas funciones de percepción básicas, manteniéndose sus antagónicas como modalidades no conscientes.
En definitiva, aceptar la analogía de los elementos en astrología con los tipos psicológicos de Jung y considerar sus criterios de relación entre las funciones de la conciencia como claves en la organización psíquica de un individuo, nos obliga a que el balance de elementos aplicado al estudio de una carta natal no pueda reducirse a una clasificación cuantitativa y estática, y a que seamos capaces de una ponderación cualitativa. Antes que una fatal definición del carácter de una persona o la sanción de un estigma inalterable, el balance de elementos cualitativo nos permite transparentar un proceso de desarrollo en la percepción de la realidad que habrá de revelarse de manera dinámica a lo largo de la vida del individuo.
Como siempre, profundizar en astrología haciéndonos sensibles a cualidades vibratorias, sutiles y energéticas, nos lleva a percibirla con criterios de arte antes que con los concluyentes y lógicos criterios de ciencia. Tratemos, entonces, de avanzar en esta sensibilización sin resignar racionalidad.
 Los elementos en astrología: complementariedades, afinidades y antagonismos
¿Cómo ha definido la astrología a los cuatro modos de percepción simbolizados por los cuatro elementos?
El elemento Tierra se asocia al mundo concreto, material. Tiene que ver con la percepción a través de los sentidos del cuerpo. El plano físico, la sustancia orgánica. Lo sólido, lo que tiene peso, gravedad. Lo constituido, el orden objetivo, la ley de la realidad.
Se corresponde con la función que Jung llama sensación.
El elemento Fuego se asocia al mundo de la vitalidad, de la energía. Tiene que ver con la percepción a través del sentido de captación global, sintética, trascendente. El plano etérico, la irradiación vital, el espíritu. Lo que se eleva, el impulso de búsqueda, la verdad esencial. Lo que será, lo por venir, la ley del deseo y la voluntad.
Se corresponde con la función que Jung llama intuición.
El elemento Aire se asocia al mundo mental, ideal. Tiene que ver con la percepción a través del pensamiento y el intelecto. El plano mental, la capacidad de asociar, vincular, conceptualizar. Lo abstracto, lo que es capaz de objetivar la realidad en un orden ideal de justas proporciones. Las múltiples y variadas posibilidades de articulación de la realidad.
Se corresponde con la función que Jung denomina pensamiento.
El elemento Agua se asocia al mundo sentimental, emocional. Tiene que ver con la percepción a través de la sensibilidad, el sentimiento. El plano astral, el contacto empático y resonante con el universo. Lo sensible, lo que es capaz de percibir necesidades y proteger lo frágil. Lo que nos vuelve subjetivos nos conecta con la profunda interioridad humana. Lo que fue, el pasado, la memoria afectiva.
Se corresponde con la función que Jung denomina sentimiento.
En términos de complementariedades, parece evidente que el Fuego y el Aire comparten una cualidad de manifestación y actividad, tanto como la Tierra y el Agua de absorción y receptividad. Esto lleva a que podamos definir a estos pares como complementarios, tal como se ve reflejado en el zodíaco, dado que los signos de Fuego y Aire expresan el pulso activo, (en despliegue o manifestación) y los de Tierra y Agua el pulso receptivo (en repliegue o reabsorción). En el plano humano, Fuego y Aire simbolizan la expresión de la naturaleza masculina (o yang), el pulso de exteriorización, mientras que Tierra y Agua, la femenina (yin), el pulso de interiorización.
Ahora, en búsqueda de afinidades, también podemos distinguir que entre Fuego-Agua y Tierra-Aire existe una semejanza de pares.  El par Fuego-Agua representa un modo subjetivo de abordar la realidad,   porque prevalece una adaptación del mundo exterior a lo que la captación intuitiva o la percepción sensible definen como verdadero y necesario. Por su parte, el par Tierra-Aire reconoce la realidad en modos objetivos, puesto que las circunstancias individuales, internas y subjetivas tienen que adaptarse a lo que está determinado como la realidad (objetiva-racional) del mundo.
Pero, de este análisis también se desprende que los pares Fuego-Tierra y Aire-Agua no coinciden con ninguna de las categorías que consideramos, de modo que podríamos deducir que resultan pares de elementos cualitativamente opuestos.
En correspondencia con esta caracterización, Jung habla de funciones antagónicas, funciones que no pueden expresarse juntas, ya que representan modos incompatibles de percibir la realidad para la conciencia. Y sostiene que pensar (Aire) es antagónico a sentir (Agua) y que percibir sensorialmente (Tierra) es antagónico a intuir (Fuego).
Las funciones de la percepción y su dinámica psíquica
Pero Jung propone algo más. Afirma que, en el inicio de su desarrollo, una persona se identifica con una o a lo sumo dos funciones perceptivas y que éstas no pueden ser antagónicas entre sí. Es decir, si se identifica con el modo de percibir sensorial (Tierra) no puede al mismo tiempo identificarse con el modo intuitivo (Fuego). A estas funciones conscientes las llama superiores porque son las que el individuo expresa y desarrolla con más frecuencia desde su voluntad.
A las funciones restantes las denomina inferiores porque quedan fuera de la conciencia y pueden expresarse independientemente de la voluntad del individuo. Actúan como sombra y permanecen poco desarrolladas.
No obstante, antes quedar estáticamente determinadas, estas funciones están en proceso de integración, de modo que las relaciones que establecen entre sí forman parte de un proceso dinámico. Eso hace que, en su desarrollo, la conciencia pueda acortar las distancias entre las funciones que se viven como antagónicas, sin negar el tono particular con el que se ha identificado.
Visto así, integrar los elementos desde la conciencia supone lograr una percepción más plena de la realidad, oscilando ante cada nueva situación hasta expresar una tonalidad peculiar (o estilo), sin que eso suponga detenerse o polarizarse en alguna de ellas. Del mismo modo, cuanta más vigencia tenga para la conciencia una función (o elemento) como único modo de entrar en contacto con el mundo, más alejada se encontrará de la integración.
 El balance cualitativo de elementos. Una organización del cuadro en la práctica astrológica
 Siguiendo la lógica propuesta por Jung para las funciones perceptivas, los elementos de una carta natal podrían organizarse bajo cierta disposición estructural y mantener entre ellos una relación dinámica. Es decir, el balance de elementos no sólo permitiría caracterizar rasgos generales de la personalidad, sino que también dejaría sugerida una evolución según el desarrollo de la conciencia.
De acuerdo con un patrón evolutivo que presupone un despliegue cada vez más incluyente, podemos considerar que la conciencia comienza por identificarse con fragmentos de la totalidad del ser, para luego ir reconociendo contenidos más vastos, expandiéndose hacia la mayor integración posible. Aplicando este patrón al análisis de los elementos de una carta natal, podemos suponer que dentro de nuestras primeras identificaciones habremos rescatado un elemento que tendrá mayor valor para la conciencia y eso dejará a los otros tres en planos diferentes, detrás de escena.
Esto es lo que intenta mostrar el siguiente cuadro, en el que no sólo se considera el elemento que prevalece en la identificación consciente (elemento principal), sino también cómo quedan organizados los restantes y cuáles podrían ser las características de sus manifestaciones.
La hipótesis principal es que la conciencia, en los primeros años de vida, tiende a adoptar una mirada del mundo y de la realidad que privilegia una de las cuatro cualidades elementales. Al elemento que ocupa el centro de la organización psíquica lo llamaremos principal.
Por lógica, de acuerdo con Jung, el elemento antagónico al principal resulta el más distante para la conciencia, ya que tienden a polarizarse. Así, lo reconoceremos como elemento distante.
Ahora bien, hay un segundo elemento que para la conciencia no resulta dominante y no representa la mirada preferencial desde la cual la persona reconoce el mundo, sino que se coloca como auxiliar de aquella que sí lo es, sirviendo de apoyo. Así considerado, llamaremos a este elemento secundario.
Su antagónico, es un elemento que, aunque la persona lo reconozca, sabe que lo expresa en forma deficitaria. Puede crear una imagen que aparente la manifestación de ese elemento, pero será percibida por los demás como un exceso, una exageración que delata el esfuerzo por exhibir aquello de lo que se siente carente. Por eso a este segundo elemento menos consciente lo llamaremos aparente.
Sin embargo, a lo largo de la vida la conciencia va incorporando, comprendiendo e incluyendo dimensiones cada vez más profundas del ser. En este sentido, si permanecemos en la misma identificación, provocamos la cristalización del proceso y terminamos por generar separatividad y exclusión. Al contrario, en la medida en que nos volvemos conscientes de este viaje -desde el fragmento hacia la totalidad- advertimos que la vida fluye creativamente y percibimos integración donde antes había separación.
En nuestro balance cualitativo, esta creatividad y dinamismo del viaje de la conciencia se manifiesta a través de una progresiva des-identificación del elemento principal que, como consecuencia, lleva a que los restantes modifiquen su expresión y respondan a un movimiento incluyente e integrador. La dinámica de estas alteraciones responde a cierta lógica interna, de acuerdo a los antagonismos y las complementariedades entre elementos que hemos considerado. El proceso evoluciona acercando las distancias entre pares en conflicto (“principal” con “distante” y “secundario” con “aparente”). A esto se refiere la afirmación de que el balance cualitativo tiene en cuenta la relación dinámica entre los elementos.
Pero dentro de la práctica astrológica, ¿cómo calificar la información sobre elementos que aporta una carta natal? ¿Qué criterio podemos aplicar para organizar este cuadro?  Al respecto, y sólo a modo de orientación, podemos considerar algunos puntos:
1) El punto de partida será el tradicional método basado en la cantidad y calidad de planetas en cada elemento.En este sentido, cualitativamente tendrán mayor incidencia:
  • Los luminares (Sol y Luna).
  • El Ascendente y su planeta regente.
  • Los planetas personales (Mercurio, Venus y Marte).
  • Los planetas sociales (Júpiter y Saturno).
  • Respecto a los planetas transpersonales (Urano, Neptuno y Plutón), consideraremos que no otorgan rasgos individuales trascendentes, por su prolongada permanencia en cada signo.
2) Cada uno de los elementos ocupará una de las posiciones del cuadro (principal, distante, secundario, aparente) respetando la lógica de antagonismos ya enunciada.Esto implica que en nuestra hipótesis incluimos a los cuatro elementos, y no sólo a aquél que resulte dominante para la conciencia. Así, el balance cualitativo deja explícito el beneficio de no caer en una interpretación fragmentaria (“soy Fuego-Aire…”), pudiendo mantener, entonces, el registro de la totalidad y tener presentes, aunque alguna de ellas predomine, las cuatro modalidades perceptivas en la organización psíquica del individuo (“si me identifico en el Fuego dejo distante a la Tierra, si me auxilio en el Aire puedo aparentar Agua”).
3) Un par antagónico ocupará la posición de par dominante y el otro de par auxiliar.Desde el análisis tradicional se supondría, por ejemplo, que una carta con Tierra y Fuego o con Aire y Agua como elementos más destacados, da lugar a una personalidad que combina a ambos sin conflicto alguno. En cambio, nuestro criterio cualitativo nos exige considerarlos, en principio, en una relación antagónica (es decir, uno de ellos como “principal” y el otro “distante” de la conciencia). Y este es uno de los principales aportes del balance cualitativo, ya que da cuenta de una contradicción que puede percibirse habitualmente en la práctica astrológica: la dificultad para identificarse simultáneamente con la Tierra y el Fuego, o con el Aire y el Agua.
4) El cuadro comienza a organizarse desde el par dominante. El énfasis de un elemento está indicando una alta probabilidad de que ocupe la posición principal, quedando su antagónico en la posición distante (aún estando presente y con mayor seguridad si está ausente). Por la misma razón, la ausencia de un elemento marca la tendencia a la posición distante, facilitando que su antagónico se ubique comoprincipal (aún no siendo el más presente y con mayor seguridad si cuenta con algún planeta).
5) El par siguiente se ubica como par auxiliar, de acuerdo con el criterio tradicional (de menor valor numérico). Se trata del par de elementos antagónicos que cuenta con menor cantidad de planetas. Representará un juego de energías de menor polarización y que están subordinadas al par dominante.
6) Cuando el balance es equilibrado en proporciones y cantidades, o cuando en el par dominante el elemento del Sol sea antagónico al de la Luna,  las posiciones del cuadro están sujetas a las impresiones del marco familiar en los primeros años de vida. La conciencia parece seguir un patrón dinámico que parte siempre desde alguna forma de polarización. En estos casos, las primeras identificaciones en la vida de la persona (el impacto y los condicionamientos en la conciencia del complejo lunar de la carta natal) definirá la organización del balance de elementos, y tal incidencia puede verse reflejada en una sobredimensión del elemento en el que se ubique la Luna (ya seas como “principal” o como “distante”).
7) Cuando los elementos ausentes son dos y forman entre sí uno de los pares antagónicos, el juego de conciencia y destino se concentra en el par presente, y lo hace de un modo masivo y excluyente. La identificación (y los momentos en que ésta se revierte) suele tener mayor contundencia, y la persona expresa de un modo muy nítido -y, a veces, de grosera polarización- la tensión que provocan esos impulsos antagónicos. Al mismo tiempo, tales impulsos dan la clave de un destino de alto dinamismo y potencial creatividad, en la medida en que se vaya produciendo la síntesis.
8) La distribución de elementos que quede conformada sólo es una hipótesis de las primeras identificaciones de la persona, un supuesto acerca de cuál puede ser la percepción de la realidad y de sí mismo, instalada en la niñez.  Y esto quiere decir que a lo largo de su vida podrá haber otras. La identificación por elementos no es un indicador fijo y estático. No conservamos -por lo menos no necesariamente- la misma mirada sobre el mundo durante toda nuestra vida, sino que esta apreciación de la realidad evoluciona y se modifica, respetando antagonismos y complementariedades, de acuerdo al desarrollo y expansión de la conciencia.
9) El movimiento de estas identificaciones a lo largo de la vida puede llevar a acercar las distancias antagónicas entre elementos. En el proceso del viaje de la conciencia, a través de los ciclos planetarios, se va haciendo posible la integración de elementos. Así, una persona que comienza su vida identificada con el Fuego, podrá luego -como respuesta a alguna de sus crisis- acercar la distancia con su antagónico, la Tierra. Este movimiento reflejará lo que ya definimos como la evolución de la conciencia integrando tendencias polares. Recordemos que mantener las distancias extremas entre polos, suele ser la forma que adoptan nuestras primeras identificaciones, exagerando tanto los rasgos dominantes (conscientes) como los sombríos (no-conscientes).
10) Las crisis de edad genéricas resultan propicias para dinamizar el juego de relaciones entre elementos. Las crisis se presentan cíclicamente y son estos momentos de cambios y ajustes integradores, los que ofrecen la oportunidad de introducir variantes en nuestra mirada de nosotros mismos y el mundo. Por lo tanto, también resultan adecuados para reorganizar nuestras identificaciones en general, y las de los elementos en particular. Quizás las más agudas (y que, por eso mismo, mejor ilustren nuestra propuesta) sean las asociadas con los 14, 28, 42, 56, 70 y 84 años. Es probable que esas edades evidencien insatisfacciones profundas, desacuerdos internos respecto a cómo vincularse con la realidad, que exigen una definición consciente y activa en una u otra dirección. Por lo tanto, serán éstos los momentos apropiados para confirmar deliberadamente una mirada -que otorgará coherencia, aún cuando se corra el riesgo de una nueva fijación- o para permitir un punto de observación distinto, hasta ahí intuido pero inexpresado, a favor de lo creativo.
Un acompañamiento adecuado de estas crisis, favoreciendo una mejor integración, siempre estará indicado por un acortamiento de las distancias polares (integración). En cambio, el desaprovechamiento de estas oportunidades críticas quedará señalado por el refuerzo de la forma conocida (cristalización), o bien por una inversión extrema de las posiciones que no hace otra cosa que seguir manteniendo las distancias, sólo que en la dirección contraria (conversión).
Más allá de estas consideraciones técnicas generales, es necesario tomar en cuenta que el método propuesto se basa en ponderar cualidades y afinidades, teniendo siempre presente la totalidad. Esto nos permite reconocer juegos de identificación más sutiles y evitar fragmentaciones. Aplicando el balance cualitativo siempre estaremos considerando los cuatro elementos en una particular forma de relación.
 No obstante, como se basa en la percepción de calidades antes que en una estricta puntuación de cantidades, el balance cualitativo de elementos puede parecer impreciso y confuso a quien no esté acostumbrado a él. Así, mientras que el tradicional análisis de cantidades resulta preciso pero un tanto rígido y poco revelador, la mirada cualitativa parece más profunda pero algo laberíntica. Antes que volcarnos a favor de uno u otro método, percibamos que se trata de una paradoja propia de la relación Aire-Agua: la precisión racional y las mediciones cuantificables obligan a recortar y fragmentar en exceso la captación de la totalidad, mientras que los registros más globales y la sensibilidad a sutilezas cualitativas parecen conducir a la indefinición confusa.
Por eso, la mejor recomendación para adquirir convicción en el balance cualitativo de elementos es sostener durante un tiempo prudencial el ejercicio de su aplicación en la práctica astrológica, tolerando su aparente vaguedad al comienzo, para luego corroborar su lógica y percibir sus beneficios. En definitiva, se trata de la posibilidad de incorporar una mirada complementaria, que enriquezca la tradicional forma de considerar los elementos en la interpretación astrológica.
 Biblografía
 Greene, Liz. Relaciones humanas. Urano, 1987, Barcelona.
Hand, Robert. Los símbolos del horóscopo. Urano, 1993, Barcelona.
Idemon, Richard. El hilo mágico. Urano, 1998, Barcelona.
Jung, Carl G. Tipos Psicológicos. Sudamericana, 1985, Buenos Aires.
Steinbrun, H., González, I., Lodi, A. La carta natal como guía en el desarrollo de la conciencia. Kier, 2004, Buenos Aires.

jueves, 8 de noviembre de 2012

¿Qué significa que el 2013 sea el año de la Serpiente?


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 Al contrario que su rimbombante predecesor, el Dragón, que llegaba envuelto 
en una nube tronante de predicciones apocalípticas, la Serpiente se acerca silenciosa y reptante. Que no nos engañe su sigilo: la mordida de la Serpiente llega súbitamente y deja un rosario de consecuencias difíciles de revertir.
La última Serpiente, en el año 2001, la sufrimos los argentinos, con una crisis económica y graves incidentes que terminaron en la renuncia del presidente De la Rúa. En 1989 (Serpiente de Tierra) la padeció la Unión Soviética: una ola revolucionaria en los países de Europa del Este hicieron caer a los gobiernos comunistas y sellaron el final de la URRS. Sesenta años antes, en 1929, también la Serpiente de Tierra golpeó a los Estados Unidos con la Gran Depresión, que tomó casi una década revertir. Tal vez sea más peligrosa la Serpiente que el Dragón ¿no es cierto? Después de todo, el dragón es un animal fantástico que sólo existe en la imaginación; mientras que las serpientes son muy reales.
Al igual que el Dragón, la Serpiente simboliza la transformación, en su versión terrenal. A medida que crecen, estos reptiles se liberan periódicamente de su piel y junto con ella, de viejas heridas y parásitos. Por esta cualidad también hay una serpiente en la vara de Esculapio, símbolo de salud y rejuvenecimiento. El año de la Serpiente, entonces, es un año que nos da la oportunidad de cambiar de piel, de transformarnos, de renovarnos, de sanar viejas heridas y de librarnos de la carga del pasado. El muro de Berlín cayó en un año de la Serpiente ¿Habrá llegado el momento de derribar también los muros que te separan de las cosas que quieres conseguir y que todavía no alcanzas?

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Las 8 personalidades básicas de los “Vampiros energéticos o Psíquicos”




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1 – El Pobre de Mi o Victima: Los pobre de mí nunca piensan que tienen suficiente poder para enfrentar al mundo, están todo el día quejándose de sus problemas y desgracias, “El mundo entero está en su contra y siempre hay alguien a quien culpar de su desgracia y tristeza”, siempre pesimistas, atraen la atención con expresiones faciales preocupadas, suspiros, temblores, llantos, miradas perdidas, respuestas lentas y relatos reiterados de dramas y crisis punzantes, de este modo atraen simpatía llevando la energía hacia ellos. Les gusta ser los últimos de la fila y someterse a los demás.
Los pobres de mi seducen inicialmente por su vulnerabilidad y su necesidad de ayuda. Sin embargo, no les interesan realmente las soluciones porque entonces perderían su fuente de energía.
Su comportamiento va desde convencer, defenderse, dar excusas, explicar reiteradamente, hablar demasiado, a tratar de resolver problemas que no son de su incumbencia. Dejan que se los consideren como objetos, y después se ofenden porque no los valoran y cada sugerencia que reciben de sus amistades, bien intencionadas, es descartada con múltiples argumentos, para preguntar luego “qué debo hacer?”.
2 – El Intimidador: Los intimidadores logran que todos les presten atención a fuerza de gritos, fuerza física, amenazas y exabruptos, mantienen a todos a raya por temor a desatar comentarios molestos, rabia y, en casos extremos, furia. La energía va hacia ellos debido a que los demás se sientan atemorizados y ansiosos. Los intimidadores siempre ocupan el escenario.
Básicamente egocéntricos, su comportamiento puede ir desde dar ordenes a los que están a su alrededor, hablar constantemente, ser autoritarios, inflexibles y sarcásticos, a ser violentos.
3 – El Interrogador: Los interrogadores socavan el ánimo y la voluntad cuestionando mentalmente cualquier actividad y motivación. Son críticos hostiles, buscan formas de hacer sentir mal a los demás. Cuanta más atención presten a sus errores y sus defectos, mas pendiente estará usted de ellos y mas reaccionara a todo lo que hagan. Al hacer esfuerzos para probar su valía y responderles, mas energía les esta enviando. Es probable que todo lo que diga sea usado en su contra en alguna oportunidad. Son hipervigilantes, su comportamiento puede ir de ser cínicos, escépticos, sarcásticos, fastidiosos, perfeccionistas, santurrones, a ser viciosamente manipuladores. Inicialmente atraen a los demás con su ingenio, su lógica infalible, sus hechos y su intelecto.
4 – Culpador Profesional: Se encuentran siempre en actitud de ataque, sobrereacciona y acomete verdaderas cruzadas en busca de culpables por las situaciones que ellos mismos generan. Suelen ser verbalmente agresivos y abusivos, y en vez de quejarse como “el llorón”, atacan hasta a sus seres queridos. No es el mundo en contra de ellos, sino que usted está en su contra.
5 – Reyes del Drama: Comienzan cada frase con un “no sabes lo que me sucedió ahora. Su vida fluctúa siempre en los extremos positivos o negativos, navegando de crisis en crisis y alimentándose del caos con el que manejan sus vidas. Cada una de sus experiencias pareciera ser un cóctel de intensas emociones.
6 – El Distante: Las personas distantes están atrapadas en su mundo interior de luchas, miedos, y dudas sin resolver. Creen inconscientemente que si se muestran misteriosos y desapegados, otros vendrán a rescatarlos. A menudo solitarios, mantienen distancia por temor a que otros impongan su voluntad o cuestionen sus decisiones. Piensan que tienen que hacer todo solos, no piden ayuda. Generalmente, consideran que su principal problema es la falta de algo (dinero, amigos, contactos sociales, educación).
Su comportamiento va de no mostrar interés, no estar nunca disponibles, no cooperar, a ser condescendientes, a rechazar, oponerse y ser escurridizos, hábiles en el manejo de la indiferencia como defensa.
Inicialmente, atraen gracias a su personalidad misteriosa e inaccesible.
7 – Conversador Constante: ¿Tiene amigos que tardan dos horas en contarle que cambiaron la rueda del auto, o amigas que interrumpen un evento familiar para narrarle la intensa conversación que tuvieron con la manicurista o le recitan la agenda de actividades que tienen para ese día? Para Orloff, estas personas están conectadas sólo con lo que les pasa a ellas, son incapaces de escuchar a los demás y usan a sus seres queridos como espectadores de sus eternos monólogos.
8 – El adicto a la yugular: Son las típicas personas que, cuando les están contando un problema, interrumpen a su interlocutor diciendo que la situación de ellos es peor. Ante cualquier manifestación, lo que ellos sienten o han experimentado es mejor o más grande. Y si se trata de parejas o amigos cercanos, suelen ser descubiertos cuando intentan echar por tierra las aspiraciones o planes de sus seres queridos: por ejemplo, si alguien desea comprar una casa, les recuerdan que tardarán años en pagar un préstamo; si quieren viajar, acotan que las últimas vacaciones no funcionaron o, simplemente, dejan entrever que la persona no es capaz de ejecutar sus deseos porque carece de actitudes.”
Cuando estés con alguno de éstos tipos, protege tu energía y no caigas en su vampirismo, y si te ves tú en alguna de éstas actitudes:” despierta, obsérvate y cambia de actitud”.

http://senderoespiritual.com/las-8-personalidades-bsicas-de-los-vampiros-energticos-o-psquicos/

jueves, 1 de noviembre de 2012

Horóscopo Día a Día 2013

El Horóscopo Día a Día 2013, sale en estos días.En  Colombia estarán circulando el viernes 23 por el canal de supermercados, librerías y puestos de revistas en general, que es atendido por DISTRIBUIDORAS UNIDAS.

Este canal de cubrimiento nacional, comprende las principales cadenas de supermercados (Exito, Carulla, Pomina, Olímpica, La 14, Carrefour, Consumo, Comfamiliar), librerías (Nacional, Panamericana), droguerías, aeropuertos, etc.

En canales similares circularán desde principios de diciembre en Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos (áreas latinas de New York, Texas, California, La Florida), Panamá y Venezuela.

Nosotros colocaremos en las tiendas esotéricas un poco antes, a partir del lunes 19. Las principales son:
- Bogotá: La Era Azul (CC Andino y CC Hacienda Santa Bárbara), LVX Esotérica (Calle 116 y 7 de agosto), El Arcano, Librería Solar, Keops, Ananda Esotérico.
- Cali: Millenium Glowing (siete puntos de venta), Arcángel Librería Esotérica.
. Barranquilla: Librería Zodiac.
- Medellín: Planetario 2000, LVX Esotérica (Unicentro y Santafé), Rayitos de luz.

 

martes, 16 de octubre de 2012

Como Fijarse Objetivos o Metas . Coaching


.Por Edu López


 Exito motivacion pensamiento y emociones Objetivos o metas ignorancia temor planes de accion consecuencias eleccion Maslow proceso de elecciones proposito de vida autoestimulacion plan de vida
Por ignorancia o portemor, muchas personas no hacenplanes de accion para su propia vida. Sí tu no planeas la dirección de tu vida entonces tu ya has hecho tu elección, es la eleccion de no elegir. Esto tieneconsecuencias no deseadas y en ocasiones muy tristes.

Abrabam H. Maslow dijo: ”Pensemos en la vida como un proceso de elecciones. Una tras otra. En cada punto hay una alternativa de progresión y una alternativa de regresión. Puede haber un movimiento hacia la defensa, hacia la seguridad, hacia el temor, pero al otro lado está la alternativa del desarrollo. Aceptar esa alternativa de desarrollo, en vez de la alternativa del temor, una docena de veces el día, es avanzar una docena de veces al día en la realizacion de uno mismo”.
Por eso tenemos que tener objetivos o metas para poder avanzar y realizarnos. Las metas son importantes ya que:
-Las metas dirigen: sin ellas, tu persona carece del sentido de un propósito en la vida.
-Las metas motivan: si te fijas una meta, a medida que te aproximas a ella te sentirás más motivado para triunfar.
-Las metas refuerzan la autoestimulación: la consecución de una meta refuerza tus deseos de conseguir otras. Como resultado, experimentas la sensación de avanzar por la vida y aumenta la impresión de tu propia valía.
Cuando te propongas un plan de vida enfocado en objetivos o metas ten en cuenta estos puntos clave:
PUNTO 1. Fíjate unas metas a largo plazo. Pregúntate: ¿Qué clase de vida quiero llevar ?. ¿Cómo me gustaría que fuera mi vida dentro de diez años? Piensa en la familia, en la vida social, en tus intereses profesionales, en tus intereses vocacionales. No ignores tus fantasías. Con frecuencia, éstas pueden revelarte lo que realmente deseas.
PUNTO 2. Fíjate una serie de metas secundarias. Si te decides por una meta muy distante, sin haber preparado otras secundarios, no verás el progreso y te sentirás descorazonado. Mediante las metas secundarias no sólo verás progresos, sino que la consecución de cada meta secundaria te dará la sensación de logro personal.
PUNTO 3. Pon ante tus ojos una imagen idealizada de ti mismo. Pregúntate: ¿Qué clase de persona me gustaría ser?
PUNTO 4. Admite tus limitaciones. Fija tus metas contando con tu capacidad auténtica. No te empeñes en algo que te es imposible de conseguir. Muchas personas caen en este error y terminan por no hacer nada, al comprender que la meta se halla fuera de su alcance. Acepta que no puedes hacerlo todo a la vez. Acepta también las limitaciones forzadas por el talento y la edad.
PUNTO 5. Al ponerte en marcha e ir caminando hacia tu meta, puede darse el caso que tu meta a largo plazo cambie también. No hay nada inmutable en una meta a largo plazo. A veces, el cambio vendrá gradualmente, sin que te des cuenta de ello; en otras ocasiones obedecerá a una decisión deliberada.
Existe dos situaciones peligrosas en tu vida
– cuando no te fijas una meta a largo plazo y por tanto no tienes impresión de avanzar en la vida,
– cuando sigues viviendo según tu meta a largo plazo que ya no se desea ni es la más adecuada.
Conócete mejor, comprende lo que realmente quieres, ponte una meta a largo plazo, admite tus limitaciones y supéralas todo lo que puedas. Revisa estos 5 puntos y hoy mismo ponte metas para tener una vida más satisfactoria. Coméntame lo que quieras en los comentarios. Leo todos los comentarios.
EDU LOPEZ

El arte de la paz


El arte de la paz
 
Morihei Ueshiba
 

El arte de la paz comienza contigo. Trabaja sobre ti mismo y con la tarea que te ha sido asignada en el Arte de la Paz. Todos tenemos un espíritu que puede ser refinado, un cuerpo que puede ser entrenado de cierta manera, un sendero conveniente para seguir. Estás aquí con el sólo propósito de darte cuenta de tu divinidad interior y manifestar tu iluminación innata. Alimenta la paz en tu propia vida y luego aplica el arte a todo lo que encuentres.  
 No son necesarios edificios, dinero, poder o prestigio para practicar el Arte de la Paz. El cielo está exactamente allí donde te hallas y ese es el lugar para entrenarse.  Todas las cosas, materiales y  espirituales, surgen de una misma fuente y están relacionadas como si formaran una familia. El pasado, el presente y el futuro están contenidos en la fuerza de la vida. El universo emergió y se desarrollo desde una fuente única, y nosotros evolucionamos a través del proceso óptimo de unificación y armonización.  
 El Arte de la Paz es la medicina para un mundo enfermo. En el mundo existen el mal y el desorden porque la gente ha olvidado que todas las cosas emanan de una sola fuente. Regresa a esa fuente y deja atrás todo pensamiento autocentrado, todo deseo mezquino y toda ira. Aquellos que poseídos por la nada poseen todo.


Si no te has unido
A la verdadera vacuidad,
Nunca comprenderás
El Arte de la Paz  


ElArte de la Paz funciona en todas partes en la tierra, desde la vastedad del espacio hasta la más pequeña planta o el más pequeño animal. La fuerza de la vida lo penetra todo y su fortaleza es limitada. El Arte de la Paz nos permite percibir y recurrir a esa enorme reserva de energía universal.

  
Ocho fuerzas sostienen la creación:
Movimiento y quietud,
Solidificación y fluidez,
Extensión y contracción,
Unificación y división.


 La vida es crecimiento. Si detenemos el crecimiento, técnica y espiritualmente, somos tan útiles como cadáveres. Arte de la Paz es la celebración del enlace del cielo, la tierra y la humanidad. Es todo lo verdadero, lo bueno y bello.  Una y otra vez será necesario que te retires entre montañas profundas y valles ocultos para restablecer tu lazo con la fuente de vida. Inspira y déjate elevar a los confines del universo; espira y deja al cosmos regresar dentro de ti. Luego aspira toda la fecundidad y vitalidad de la tierra. Por último, combina el aliento del cielo y el aliento de la tierra con el tuyo propio, transformándote en el Aliento mismo de la Vida.


Todos los principios del cielo y de la tierra están vivos dentro de ti. La vida misma es la verdad y esto nunca cambiará. Todo, en el cielo y en la tierra, respira. La respiración es el hilo que ata a la creación y la mantiene unida. Cuando la miríada de variaciones de la respiración universal pueden ser percibidas, nacen las técnicas individuales del Arte de la Paz.  



Considera el flujo y reflujo de la marea. Cuando las olas vienen a golpear la orilla, se alzan y caen provocando un sonido. Tu respiración debería seguir el mismo patrón, absorbiendo el universo entero en tu vientre con cada inhalación. Debes saber que todos tenemos acceso a cuatro tesoros: La energía del sol y la luna, la respiración del cielo, la respiración de la tierra y el flujo y reflujo de la marea.

  
Aquellos que practican el Arte de la Paz deben de proteger los dominios de la Madre Naturaleza, divino reflejo de la creación, y mantenerla bella y fresca. La calidad del guerrero da origen a la belleza natural. Las técnicas sutiles de un guerrero surgen tan naturalmente como aparecen la primavera, el verano, el otoño y el invierno. La calidad del guerrero no es otra cosa que la vitalidad que sustenta toda vida.


Cuando la vida es victoriosa, hay nacimiento; cuando impedida, hay muerte. El guerrero está permanentemente dedicado a una lucha de vida o muerte por la Paz.

  

Contempla las obras de este mundo, escucha las palabras del sabio y toma todo lo que es bueno como propio. Con esto como base, abre tu propia puerta a la verdad. No desprecies la verdad que está justo ante ti. Observa cómo fluye el agua en el arroyo de un valle, suave y libremente entre las rocas. Aprende también  de los libros sagrados y de la gente sabia. Cada cosa -  incluyendo ríos y montañas, plantas y árboles - debería ser tu maestro.


 Crea cada día nuevamente vistiéndote con cielo y tierra, bañándote con sabiduría y amor colocándote en el corazón de la Madre Naturaleza.  



No dejes
De aprender de
La voz pura del
Arroyo de montaña
Que fluye eternamente
Salpicando las rocas.



La Paz se origina con el fluir de las cosas, su corazón es como el movimiento del viento y de las olas. El Camino es como las venas que hacen circular la sangre a través de nuestros cuerpos, siguiendo el curso natural de la fuerza de la vida. Si estás separado siquiera un poco de la esencia divina, estás lejos del Sendero.



Tu corazón está lleno de semillas fértiles esperando brotar. Del mismo modo que una flor de loto surge del lodo para florecer en todo su esplendor, la interacción de la respiración cósmica hace florecer el espíritu para que dé fruto en este mundo.  Estudia las enseñanzas del pino, del bambú y del pimpollo de ciruelo. El pino está siempre verde,  firmemente enraizado y es venerable. El bambú es fuerte, resistente a inquebrantable. El pimpollo de ciruelo es vigoroso, perfumado y elegante.  Mantén siempre tu mente tan luminosa y clara como el vasto cielo, el gran océano y el pico más alto, vacía de todo pensamiento. Mantén siempre tu cuerpo lleno de luz y calor. Llénate a ti mismo con le poder de la sabiduría y la iluminación.  Tan pronto como te ocupas del “bien” y el “mal” de tus semejantes, creas una abertura en tu corazón por la que entra la malicia. Examinar, competir y criticar a otros te debilita y te derrota.  
El brillo penetrante de las espadas
Sostenidas por los seguidores del camino
Golpea al malvado enemigo
Escondido en el interior profundo
De sus propios cuerpos y almas.  El Arte de la Paz no es fácil. Es una lucha hasta el fin, la matanza de los malos deseos y de la falsedad interior. En algunas ocasiones, la Voz de la Paz resuena como un trueno, sacudiendo a los seres humanos y sacándolos de su letargo.  Clara como el cristal,
Aguda y brillante,
La espada sagrada
No admite sitio
Para alojar al mal.  Para practicar adecuadamente el Arte de
 la Paz, debes:
Calmar el espíritu y retornar
         a la fuente.
Eliminar toda malicia, egoísmo y deseo
para limpiar el cuerpo y el espíritu.
Sentir eterna gratitud por los dones
 recibidos del universo, de tu familia,
 de la Madre Naturaleza
 y de tus semejantes.


  
El Arte de la Paz esta basado en Cuatro Grandes Virtudes: Valor, Sabiduría, Amor y Amistad, simbolizadas por el Fuego, el Cielo, la Tierra y el Agua.  
La esencia del Arte de la Paz es limpiar tu ser de malicia, armonizar con tu ambiente y despejar tu Sendero de todos los obstáculos y barreras.  

La única cura par el materialismo es la limpieza de los seis sentidos (ojos, oídos, nariz, lengua, cuerpo y mente). Si los sentidos están obstruidos, la percepción se enturbia. Cuanto más turbia la percepción, más se contaminan los sentidos. Esto crea desorden en el mundo y ese es el mal más grande. Refina tu corazón, libera los seis sentidos y déjalos funcionar sin obstrucciones, y tu cuerpo y alma enteros brillarán.

  
Toda vida es una manifestación del espíritu, la manifestación de amor. Y el Arte de la Paz es la forma más pura de ese principio. Un guerrero es responsable de detener toda discusión y toda lucha. El amor universal funciona de formas diversas; a cada manifestación se le debe permitir libre expresión. El Arte de la Paz es verdadera democracia.

  
Todos y cada uno de los maestro, sin importar época o lugar, recibieron la llamada y alcanzaron la armonía con el cielo y la tierra. Hay muchos senderos que llevan a la cima del Monte Fuji, pero hay una sola cumbre: el amor.  La lealtad y la devoción hacen al valiente. La valentía conduce al espíritu de sacrificio. El espíritu de sacrificio genera confianza en el poder del amor.  

La economía es la base de la sociedad. Cuando la economía  es estable la sociedad se desarrolla. La economía ideal une lo espiritual y lo material, y las mejores mercancías con las cuales comerciar son la sinceridad y el amor.
  


El Arte de la Paz no se apoya en armas ni en la fuerza bruta para triunfar; en lugar de eso nos afinamos con el universo, mantenemos la paz en nuestros ámbitos, nutrimos la vida y evitamos la muerte y la destrucción. El verdadero significado de la palabra samurai es  aquel que sirve y adhiere al poder del amor.



Alberga y refina
El espíritu del guerrero
Mientras prestas tu servicio en el mundo;
Ilumina el Sendero
De acuerdo a la luz interior.

  
El Sendero de la Paz es extremadamente vasto; refleja el propósito de ambos mundos, el manifiesto y el oculto. El guerrero es el templo viviente de lo divino, el que está al servicio de ese propósito.  Tu mente debería armonizar con el funcionamiento del universo; tu cuerpo, con el movimiento del universo; cuerpo y mente formando una unidad que se unifica con la actividad del universo.  A pesar de que nuestro Sendero es completamente diferente de las artes guerreras del  pasado no  es necesario abandonar totalmente los modos antiguos. Absorbe las tradiciones venerables en el nuevo Arte revistiéndolas con prendas frescas y construye sobre estilos clásicos para crear mejores formas. 


viernes, 24 de agosto de 2012

Cambiando a través del coaching


Como arreglar el mundo – Coaching – ¿ Dialogos apreciativos ? – ¿ Control Mental ?


Un científico, que vivía preocupado con los problemas del mundo, estaba resuelto a encontrar los medios para aminorarlos. Pasaba días en su laboratorio en busca de respuestas para sus dudas.
Cierto día, su hijo de 7 años invadió su santuario decidido a ayudarlo a trabajar. El científico, nervioso por la interrupción, le pidió al niño que fuese a jugar a otro lado. Viendo que era imposible sacarlo, el padre pensó en algo que pudiese darle con el objetivo de distraer su atención. De repente se encontró con una revista, en donde había un mapa con el mundo, justo lo que precisaba. Con unas tijeras recortó el mapa en varios pedazos y junto con un rollo de cinta se lo entregó a su hijo diciendo:
- Como te gustan los rompecabezas, te voy a dar el mundo todo roto para que lo repares sin ayuda de nadie.
Entonces calculó que al pequeño le llevaría 10 días componer el mapa, pero no fue así. Pasadas algunas horas, escuchó la voz del niño que lo llamaba calmadamente.
- Papá, papá, ya hice todo, conseguí terminarlo.
Al principio el padre no creyó en el niño. Pensó que sería imposible que, a su edad hubiera conseguido recomponer un mapa que jamás había visto antes.
Desconfiado, el científico levantó la vista de sus anotaciones con la certeza de que vería el trabajo digno de un niño. Para su sorpresa, el mapa estaba completo. Todos los pedazos habían sido colocados en sus debidos lugares. ¿Cómo era posible? ¿Cómo el niño había sido capaz? De esta manera, el padre preguntó con asombro a su hijo:
- Hijito, tú no sabías cómo era el mundo, ¿cómo lo lograste?
- Papá, respondió el niño; yo no sabía como era el mundo, pero cuando sacaste el mapa de la revista para recortarlo, vi que del otro lado estaba la figura de un hombre. Así que di vuelta los recortes y comencé a recomponer al hombre, que sí sabía como era. “Cuando conseguí arreglar al hombre, di vuelta la hoja y vi que había arreglado al mundo”.
Gabriel García Márquez