domingo, 1 de mayo de 2011

La carta natal de Jesús de Nazareth

A propósito de Ingreso de Neptuno en Piscis, este es un breve análisis de la carta natal de Jesús de Nazareth. Esta carta natal fue calculada por el astrólogo y teólogo Donald Jacobs, conocido como “Mobby Dick”. Gracias a su conocimiento y manejo de los textos bíblicos, y a que trabajó con un super-computador, Donald Jacobs llegó mediante rectificación a esta fecha de nacimiento de Jesús: 1 de Marzo del 7 aC, a la 1:47 am, en Belén. Otros astrólogos han propuesto otras fechas y otras horas para el nacimiento de Jesús. La presente carta es la que la Escuela de Astrología Evolutiva de Jeffrey Wolf Green-como también el autor de esta nota en forma personal- consideran correcta, debido a diversas razones que no es del caso mencionar aquí.

He mantenido en mente constantemente, al hacer este análisis, que se trata de la carta natal del un Alma increíble y magnífica, y un Alma increíblemente evolucionada. Jesús no sólo estaba lleno de conocimiento, sito que también estaba lleno del Amor Divino. Dicho esto, y dado el actual período de tiempo que todos estamos viviendo colectivamente, ie. la transición de la Era de Piscis a la Era de Acuario, es aún necesario, para muchos,  reflexionar sobre el impacto que las enseñanzas de Jesús han tenido en nuestra evolución individual y colectiva. Una parte relevante de esta reflexión debiera tratar con aquello respecto a lo cual aún es necesario evolucionar perteneciente a la Era de Piscis, incluyendo el masoquismo espiritual. Resulta claro que una parte importante de lo que Jeffrey Wolf Green ha realizado, mediante la entrega del paradigma de la Astrología Evolutiva, concierne a la necesidad colectiva de dejar atrás el masoquismo, incluyendo el masoquismo espiritual, siendo ello necesario para la re-alineación con la Ley Natural. Sabemos que Jesús fue un Alma magnífica y llena del Amor de Dios. Sabemos también, sin embargo, que fue crucificado. Y además, sabemos que muchos, a lo largo de estos dos milenios, han tenido el deseo de ser crucificados, literal o simbólicamente. Dado este hecho histórico, parece necesario considerar si este fenómeno tiene raíces en las enseñanzas y en la vida de Jesús, quien ha sido el ejemplo supremo para quienes han albergado este tipo de deseo.

Pido disculpas  si algo de lo que diga sobre Jesús resulta de cualquier manera ofensivo para la sensibilidad religiosa o espiritual de cualquier lector. Agradezco a la Escuela de Astrología Evolutiva de Jeffrey Wolf Green por haberme entregado, con tremenda amabilidad y paciencia, a lo largo de los años, las herramientas que me permiten hacer este análisis. Agradezco también de forma especial, a Rad Zecko, de la Escuela de Astrología Evolutiva, quien me aclaró algunas dudas fundamentales que me surgieron sobre como interpretar correctamente el sentido y alcance del masoquismo espiritual de Jesús.

En cuanto al estado evolutivo natural de Jesús, él se encontraba al final de la 3ª etapa de la Condición Evolutiva Espiritual: era un Avatar.

Jesús de Nazareth - carta natal (Casas Porfirio).
En la carta natal de Jesús, Plutón retrógrado está conjunto a Marte retrógrado en la Casa IX, en Fase Nueva. El Nodo Sur está en la Casa XI en conjunción de Fase Balsámica a Neptuno retrógrado, ambos en Escorpio, regidos por Plutón. El Nodo Norte está en la Casa V en Tauro. El regente planetario, Venus, está en la Casa III en Piscis. Mercurio está estacionario/directo en la Casa II en Acuario, en cuadratura con el Eje Nodal.   

Plutón forma los siguientes aspectos: sextil con el Nodo Sur y trígono con el Nodo Norte; sextil con Neptuno; conjunción con Marte; oposición a un stellium de planetas en la Casa III en Piscis: oposición de Fase Gibosa con Urano, Júpiter y la Luna; y oposición de Fase Llena con el Sol, Saturno y Venus.

El Nodo Sur tiene los siguientes aspectos: sextil (Fase del Último Cuarto) con Plutón, conjunción balsámica con Neptuno, semicuadratura del Último Cuarto con Marte, cuadratura con Mercurio, trígono del Primer Cuarto con Urano, Júpiter, la Luna, el Sol, Saturno y Venus.

El Nodo Norte forma los siguientes aspectos: trígono Diseminante con Plutón, oposición de Fase Llena con Neptuno, cuadratura con Mercurio, sesquicuadratura del Primer Cuarto con Marte, Septil del Último Cuarto con Venus.
El regente planetario del Nodo Norte, Venus, tiene los siguientes aspectos: oposición de Fase Llena con Plutón, septil del Último Cuarto con el Nodo Norte, trígono del Primer Cuarto con el Nodo Norte, sesquicuadratura del Primer Cuarto con Neptuno, conjunción Balsámica con Saturno, oposición de Fase Gibosa con Marte, conjunción de Fase Balsámica con el Sol, semisextil balsámico con Mercurio.

Mercurio, que está en cuadratura con el Eje Nodal, tiene también los siguientes aspectos: bi-septil del Primer Cuarto con Neptuno, inconjunción Gibosa con Marte, semisexil Balsámico con Venus.

Esta signatura indica la existencia de vidas pasadas de crisis y traumas, relativos a los  distintos tipos de seguidores que Jesús atrajo. Este tipo de crisis sería recreado y re-vivido en la vida de Jesús, debido a que Mercurio está en cuadratura con el Eje Nodal, y porque el punto de polaridad de Plutón y el regente del Nodo Norte, Venus, están regidos por Neptuno, que está en conjunción balsámica con el Nodo Sur, y además Neptuno está regido por Plutón.  

Con Plutón en la Casa IX en Virgo como regente de la conjunción de Neptuno y el Nodo Sur en la Casa XI en Escorpio, Jesús nació en aquella vida con trauma espiritual no resuelto, originado experiencias de desilusión ocurridas en vidas pasadas: desilusión sobre el impacto de sus enseñanzas en la sociedad. Se trata de desilusión respecto a sociedades y grupos de personas en general (Neptuno en la Casa XI), y su propia capacidad-y los límites de esta capacidad- de ayudar a las personas a nivel social para abrazar y comprometerse con su propia evolución (Neptuno en Escorpio, en la Casa XI). Se trata al mismo tiempo de una desilusión sobre las personas, y sobre las enseñanzas y los sistemas de creencias (Plutón, regente de Neptuno en Escorpio, está en la Casa IX).  Esta Alma se encarnó en períodos críticos de la evolución humana en las cuales existían desequilibrios severos entre el hombre y la ley natural, y experimentó eventos catastróficos que resultaron en la muerte de grupos completos de gente (Casa XI). Presenció la locura e insanía de la gente frente a estas épocas y a este tipo de eventos, y sus distorsiones espirituales. Encarnó en el contexto de sociedades politeístas, en sociedades en que la gente adoraba ídolos y demonios (Neptuno en Escorpio en la Casa XI). Asimismo, en tiempos y en culturas que basaban su relación con sus “deidades” en la violencia, a través de sacrificios, incluyendo sacrificios humanos. Estas prácticas eran expresión de los sistema de creencias, ie. sus religiones, a través de las cuales estos grupos de gente intentaban purgar sus propios sentimientos de impureza (Neptuno está en Escorpio, y está regido por Plutón en Virgo), mediante la creación de un sentido ilusorio de pureza y corrección última (Neptuno en Escorpio), a través de la ilusión de que la impureza percibida era la impureza de otros (Casa XI, la naturaleza de las proyecciones), que había que excluir o extirpar (Casa XI) del grupo social para que el grupo social recuperase su pureza: chivos expiatorios. Esto generaba una actitud religiosa en algunos de estos grupos que consistía en pretender que eran más puros que los demás (Neptuno en Escorpio). Estas eran sociedades definidas interiormente por la desigualdad, la violencia, el poder, incluyendo la dominación simbólica y religiosa y la violencia sexual, la alienación y el sacrificio de la  individualidad personal de la gente frente a aquellos que se encontraban en el poder; sociedades fundamentalmente dominadas por el poder de algunos grupos, o por otras sociedades. Eran también sociedades en las cuales los chivos expiatorios eran minorías que soportaban la carga de la impureza social. Sociedades, podemos decir, como las que existen actualmente.   

En estas vidas pasadas, Jesús intentó ayudar a estos pueblos a alinearse con la ley natural, las verdaderas enseñanzas, y con el Dios verdadero, la Fuente de Todas las Cosas. Actuó como un profeta a fin de alertar a estos pueblos sobre los desequilibrios y las distorsiones existentes, y las consecuencias de estos desequilibrios y distorsiones. Debido a su conocimiento y su visión, se sintió compelido compulsivamente a hacerlo (Plutón en la Casa IX). Tuvo visiones de naturaleza profética sobre los eventos catastróficos que serían consecuencia de los  desequilibrios existentes. A la vez, tenía recuerdos de vidas pasadas de eventos históricos de esta naturaleza.

Jesús tenía la capacidad de ver a los demás a nivel del potencial de sus Almas. Estaba definido interiormente por los ideales implícitos en el potencial del Alma (Neptuno en Escorpio en la Casa XI). En estas vidas anteriores, Jesús enfrentó desilusiones fundamentales debido al fracaso y la falta de disposición de la gente en cuanto a actualizar ese potencial, con el resultado de que los cambios que debían ocurrir, en los hechos no ocurrieron. Percibió este fracaso como la manifestación de la lucha entre el bien y el mal que tiene lugar no sólo al interior de estas sociedades y de la Tierra, sino en un contexto universal (Plutón en la Casa IX, Neptuno en Escorpio).

Experimentó la desilusión sobre la gente, y además, sobre las enseñanzas y los sistemas de creencias. ¿Por qué? Porque por su parte él pasó muchas vidas en las que intentó inducir la evolución de grupos sociales y de evitar la ocurrencia de estas catástrofres, mediante enseñanzas. Luchó contra todo tipo de mentiras, creencias distorsionadas, falsas profecías, ilusiones y delirios espirituales, en tanto estos interferían con la evolución de estos pueblos y su alineación con la ley natural. Intentó convencer y convertir a otros mediante enseñanzas espirituales, y experimentó un relativo fracaso de sus esfuerzos (Plutón y Marte en la casa IX están en Virgo), causa de esta desilusión. Intentó a lo largo de una serie de vidas purificar y refinar aún más estas enseñanzas y sistemas de creencias (Plutón en la Casa IX en Virgo, retrógrado), sintetizar las enseñanzas, y alinear aún más perfectamente su comprensión espiritual con la naturaleza verdadera de las cosas, conocida directamente a través de su relación con la Fuente. Muchas veces el tipo de crisis experimentadas llevó a su Alma a analizar (Virgo) la naturaleza de sus enseñanzas, a fin de encontrar cualquier error que pudieran contener, que fuera causa del fracaso relativo en cuanto a producir los cambios sociales intentados. Esto ocurrió mediante el necesario retraimiento de los escenarios sociales (Plutón en la Casa IX). Sin embargo, esta Alma estaba definida por la dinámica de tener que entregar sus enseñanzas y su conocimiento en un contexto social (Neptuno conjunto al Nodo Sur en la Casa XI, y la polaridad de Plutón en la Casa III, en trígono con Neptuno).  

Neptuno en conjunción balsámica con el Nodo Sur se correlaciona no sólo con el trauma espiritual, sino también con la expansión de la conciencia y el nivel de realización de Dios que existe en ese estadio evolutivo-la tercera etapa de la condición evolutiva espiritual. Neptuno está regido por Plutón en la Casa IX, lo que indica el rol que las enseñanzas metafísicas y espirituales tuvieron en promover su propio desarrollo de la conciencia. Esto reforzó su deseo de compartir su conocimiento con los demás. 

Jesús tenía la capacidad y el deseo de no sólo comunicar enseñanzas, sino de inducir, mediante la naturaleza de sus palabras, la conciencia expandida con la que él estaba sintonizado. Con el regente del Nodo Norte en la Casa III en el segundo decanato de Piscis-decanato de Cáncer, y conjunto a la Luna, tenía el deseo de poder enseñar a un nivel muy personal, ie. a una comunidad reducida de seguidores cercanos que estuvieran preparados para abrazar la realidad superior de la que hablaba, y que definía totalmente su vida. Estos símbolos se correlacionan con el deseo que había existido en su Alma de tener una vida privada, y su propia familia. Estos deseos, en esta última encarnación como Jesús de Nazareth, ya se habían agotado, pero sin embargo, se vieron reflejados en  su relación con María Magdalena. Puede notarse que el asteroide Magdalena está en 5° Sagitario, en la Casa XII, en cuadratura con la Luna, y el asteroide Maryam está en la Casa XII en 14° Sagitario, en cuadratura con Venus. “Habían dos que siempre caminaban con el Señor: María su madre, y su hermana, y Magdalena, a quien llamaban la compañera del Señor (...) Y la compañera del Cristo es Maryam la Magdalena. El Señor amaba a Maryam más que a todos los demás discípulos, y a menudo la besaba en la boca. Las otras mujeres veían este amor por Maryam, y le decían al Señor: ¿por qué la amas más que a todos nosotros?”-Evangelio de Felipe).  

Sin embargo, los temas no resueltos relativos al impacto de sus enseñanzas a nivel social, y el estado existente de crisis social de aquel tiempo, gatillarían el deseo de Jesús de “rescatar” a grupos mayores de gente, y a la humanidad completa. Al mismo tiempo, grupos masivos de gente se vieron atraídos por su Alma, debido a sus expectativas ilusorias de un Mesías o salvador externo. También es cierto que esta Alma estaba obsesionada por la naturaleza de sus visiones, y la necesidad de “dar su vida” para la salvación de esta gente. Jesús percibía su misión y su rol en el contexto cósmico de la lucha entre el bien y el mal, desde un punto de vista espiritualmente masoquista. Qué implica este masoquismo espiritual? Simplemente, que desde un punto de vista último, sólo podría producirse una relativa re-alineación de la humanidad con la ley natural, mediante la figura de un mártir que, tras su resurrección, sacara a la luz la injusticia y la maldad que había sido la causa de la martirización. El rol de un mártir, desde el punto de vista de la ley natural, no es natural. Sin embargo, Jesús aceptó sumir  ese rol, y ser martirizado, para que tuviera lugar, a través de la reflexión que tendría lugar a posteriori, una relativa sanación de la humanidad.   

Con Plutón y Marte en conjunción de Fase Nueva en la Casa IX, Jesús pasó la primera mitad de su vida viajando. Estos viajes tuvieron por finalidad encontrase tempranamente con las enseñanzas que le permitirán actualizar plenamente su conocimiento interior pre-existente. A la vez, tuvieron el propósito de diseminar sus enseñanzas en otros lugares, en el contexto de otras culturas.

Luego de estos viajes, Jesús regresó  a un centro observado de mal social, donde comenzó a enseñar públicamente, y donde atrajo persecución en su contra. Esta persecución se creó, por una combinación de causas. Existió una resistencia masiva a aceptar la verdad contenida en sus enseñanzas. Haber realmente abrazado estas enseñanzas, habría requerido que estas personas hicieran cambios interiores reales, que luego deberían trasladarse a realizar cambios externos en sus vidas, producto de las nuevas comprensiones y su transformación personal. Cada cual tendría que ser responsable por las circunstancias que cada uno creara para sí, como consecuencia de estos cambios. Esta sería la forma natural en que este proceso debería tener lugar. Ahora bien, muchas personas, que no estaban dispuestas a aceptar la responsabilidad de sus propias acciones, prefirieron depender de un salvador externo para promover estos cambios. De este modo, no estaban dispuestas a comprometerse y apoyar de forma consistente un proceso de cambio, a nivel de sus vidas, y a nivel social: su interacción con los demás. Muchas personas se vieron simultáneamente o cíclicamente atraídas y repelidas por Jesús, y sus enseñanzas. En consecuencia, algunas de estas personas que siguieron en un momento sus enseñanzas, se convirtieron más tarde en sus perseguidores. A la vez, el fenómeno social creado por el liderazgo espiritual de esta Alma, y su impacto a nivel social, fue una causa de inseguridad para los poderes existentes, políticos y religiosos. Estas causas dieron lugar a la persecución. 

La oposición entre Plutón en la Casa IX y el stellium de planetas en Piscis en la Casa III, no deja ninguna duda sobre el hecho de que Jesús estaba definido por la necesidad de comunicar. Fue un ‘mensajero de Dios’ (su estructura o tipo de Alma es la de un Daimón-de hecho fue llamado el “Logos” o la Palabra, en el Evangelio de Juan). Como consecuencia de transmitir su mensaje, experimentó la fuerza total de las opiniones, creencias y delusiones de los demás. También experimentó en sí mismo, el impacto que sus propias palabras tenían en los demás: tenía la capacidad de ver, y sentir, qué les ocurriría a los otros, individual y colectivamente, como consecuencia de sus palabras. En ciertos momentos llegaría a experimentar temor, y rabia, debido a todo lo que sus palabras y enseñanzas estaban desatando y precipitando. Sentiría esta rabia hacia sí mismo, y hacia otros, en relación con las decisiones tomadas por los demás, a partir del impacto de sus palabras. La rabia sentida hacia sí mismo se basaría en la atribución a sí mismo del efecto producido (la oposición entre Plutón en la Casa IX, con Sol/Luna en la Casa III, siendo el Sol el regente de la Casa IX, regido a su vez por Neptuno, que está conjunto al Nodo Sur en la Casa XI, en Escorpio, regido por Plutón). La atribución a sí mismo del efecto de sus palabras induciría a ratos la necesidad compulsiva de revisar y analizar la naturaleza del mensaje que estaba entregando. La rabia sentida hacia otras personas tendría distintas causas. Una de ellas fue el hecho de que no se le permitiera a él y a su familia simplemente permanecer en su tierra natal, el tema de que “nadie es profeta en su tierra”; el temprano exilio basado en las consecuencias de las profecías existentes sobre el nacimiento de un salvador; la persecución de él y de su familia desde la niñez, y la necesidad de huir, debido al impacto de sus palabras (Marte es el regente de la Casa IV, y está en la Casa IX, en Virgo, conjunto a Plutón; la oposición de Plutón y la Luna, en las Casas IX y III). 

Mercurio en la Casa II en Acuario, en cuadratura con el Eje de los Nodos,  se correlaciona con “pasos saltados” evolutivos. Implica, entre otras cosas, que Jesús poseía un conocimiento altamente evolucionado de naturaleza metafísica y espiritual. Había alcanzado este conocimiento a lo largo de muchas vidas de aprendizaje en el contexto de su relación con la Naturaleza, y a través de su relación con maestros y Gurúes, en comunidades cerradas que albergaban sistemas secretos de conocimiento, en un relativo apartamiento del mundo. El conocimiento obtenido de este modo creaba naturalmente algunos problemas de comunicación al tratar con gente mucho menos evolucionada, en la sociedad común: qué decir? cómo enseñar a fin de ser comprendido por la gente común? qué no decir?  Además: cuál es su verdadera capacidad y disposición para entender, en contraste con sus propias expectativas idealizadas? El amor que Jesús sentía, sin embargo, era universal (el stellium en Piscis en oposición a Plutón, Neptuno en la Casa XI); y, a la vez, tenía expectativas idealizadas sobre la gente. Diversos pasajes de los Evangelios muestran que Jesús intentaba discriminar (Virgo): “Sean cautos como serpientes, e inocentes como palomas”. Por supuesto, está claro que a sus discípulos les enseñó muchas cosas, aparte de sus enseñanzas públicas a la gente común. A veces le pedía a alguien a quien había sanado, que no se lo contara a nadie. Sin embargo, el efecto general era el opuesto: atrajo a miles de personas. Algunas de sus palabras reflejan este dilema sobre qué decir, y qué callar: “y los discípulos vinieron a Jesús, y le preguntaron: ‘por qué les hablas en parábolas?’ Jesús les respondió: ‘a ustedes les ha sido concedido conocer los misterios del Reino de los Cielos, pero a ellos no les ha sido concedido. A quien tiene, más se le dará, y tendrá en abundancia; pero a quien no tiene, incluso lo que no tiene se le quitará. Por ello les hablo en parábolas: para que, viendo, no vean, y oyendo, no oigan, ni comprendan’.  Antes de que le hicieran esta pregunta, Jesús había relatado la parábola del sembrador, que contiene la respuesta: estaba sembrando la semilla entre millares de personas, debido a que alguna semilla caería en buena tierra. Hay que tener presente que las enseñanzas de Jesús no son difíciles de comprender. Al contrario, son la esencia misma de la simplicidad: ‘Ama a Dios con todo tu corazón, y con toda tu Alma, y con toda tu mente, y Ama a tu próximo como a ti mismo’. O ‘compasión os pido, no sacrificios’.

Júpiter y el Sol (regente de la Casa IX) están conjuntos en la Casa III en Piscis, en trígono del Primer Cuarto con su regente, Neptuno. Mercurio está en bi-septil del Primer Cuarto con Neptuno, y está en Fase Balsámica con Júpiter/Sol, que están en Piscis, en la Casa III. Mediante el uso de parábolas, Jesús intentaba comunicar en lenguaje llano, pero metafórico, verdades trascendentes, que, de ser abrazadas, producirían la necesaria re-alineación del Alma con Dios, y la liberación del mal: liberación a través de la verdad (Neptuno en la Casa XI, regido por Plutón en la Casa IX, en trígono con Júpiter y todos los planetas de Piscis en la Casa III, y en sextil al Plutón de la Casa IX). Hablar en parábolas era el medio para no ‘arrojar perlas a los cerdos’. Como dice el Evangelio de Felipe: “Los nombres que se dan mundanamente-ahí yace una gran confusión. Porque sus corazones se ven apartados de lo real, a lo irreal.  Y quien oye la palabra ‘Dios’ no piensa en lo real, sino que más bien es conducido a pensar en lo irreal. Igualmente con la palabra ‘Padre’, e ‘Hijo’, y ‘Espíritu Santo’, y ‘Vida’ y la ‘Luz’, y la ‘Resurrección’, y la ‘Convocatoria’, y todas las demás palabras-no piensan lo real, sino que más bien conducen a pensar lo irreal”. Y: “la Verdad, que existe desde el origen, se siembra por doquier, y la multitud la ve sembrarse-mientras que son muy pocos que, viéndola, la cosechan”.  

Esta constante necesidad de discriminación, y de utilizar un lenguaje indirecto, alusivo, habrían de producir una cierta confusión- no sólo en los seguidores de Jesús, a lo largo de los siglos- sino también una confusión del propio Jesús, sobre la naturaleza de sus palabras. Si tenemos presente que una encarnación anterior de Jesús recogida en la Biblia es la del profeta Eliseo, esta confusión se ve reflejada, por ejemplo, en la historia de los cuarenta y dos niños que fueron “maldecidos” por Eliseo porque estaba burlándose de su calvicie, y que fueron devorados por dos osos que salieron del bosque (II Libro de los Reyes). También se refleja en las historias contenidas en el Evangelio de la Infancia, de Tomás: “mientras Jesús caminaba por el pueblo con José, uno de los niños salió corriendo y se estrelló contra Jesús golpeándolo en el brazo. Y Jesús le dijo: ‘no terminarás la jornada’. Y el niño inmediatamente cayó al suelo, y murió. Y aquellos que vieron estas cosas maravillosas, exclamaron: de dónde es ese niño? Y le dijeron a José: no es bueno que este niño esté entre nosotros (…) Y Jesús dijo: estas palabras no son mías, sino de ellos; pero dejaré quieta mi lengua, y que ellos vean según su propia sabiduría. E inmediatamente aquellos que estaban hablando en contra de Jesús, quedaron ciegos”. Estos textos pueden inducir confusión sobre el rol de la voluntad personal de Jesús en lo que estaba ocurriendo: estaba sólo anunciando cuales serían las consecuencias anticipadas para quienes lo habían ofendido? O estaba causando o a lo menos deseando estas consecuencias? Sin duda, sólo primero es cierto: las consecuencias que estas personas enfrentaron se originaban en su propio karma individual, cuya manifestación se vio acelerada al encontrarse con Jesús.  Por supuesto, Jesús no podría explicar a esas gentes la cadena causal que ligaba sus acciones con las consecuencias que enfrentaron, debido a que esas gentes no podrían comprender este tipo de conocimiento (Mercurio en la Casa II, en Acuario, en cuadratura al Eje Nodal). Intentar explicar esto habría producido aún más confusión, porque la necesaria explicación implicaba conocimiento secreto, en ese contexto cultural a lo menos.

Por otra parte, debido a la necesidad compulsiva que Jesús experimentaba de analizarse a sí mismo- la duda sobre si mismo (Virgo)- estos símbolos de su carta natal reflejan también su propia confusión respecto a la atribución causal de las consecuencias de sus enseñanzas. Como cuando dice: “No piensen que he venido a traer la paz a la Tierra. No he venido a traer la paz, sino la espada. Porque he venido a poner a un hombre contra su padre, y a una hija contra su madre, y a nuera contra la suegra; y los enemigos del hombre serán los de su propia casa”. “Creen que vengo a traer paz a la Tierra? Les digo, no es así, sino más bien división; porque de aquí en adelante, los cinco miembros de una casa estarán divididos, tres contra dos, y dos contra tres”.   Si estamos de acuerdo en que la esencia del mensaje de Jesús es el Amor Universal, debe quedar claro que no deseaba crear división entre las personas. Simplemente, ‘sabía’ que una consecuencia que gatillarían sus enseñanzas serian todo tipo de conflictos entre la gente, los cuales, sin embargo, serían producto de las respuestas individuales y colectivas, es decir, las decisiones de cada cual. Algunos pensaron, no obstante, que Jesús deseaba la guerra-como el caso de Judas, por ejemplo.

Jesús vio anticipadamente (Plutón en la Casa IX) todo lo que estaba siendo puesto en movimiento debido a sus enseñanzas, incluyendo todas las divisiones, persecuciones y jihads, ocurridas “en su nombre” a lo largo de los siglos. Y esta es una de las razones por las cuales experimentó un sentimiento de futilidad (Virgo), y un profundo dolor causado por la contradicción fundamental entre la naturaleza de aquello que enseñó, y la forma en que esto fue recibido, y actuado. 

Dado que el asteroide Lucifer-y el planeta Orco-está conjuntos al Nodo Norte de Plutón, el cual está en la Casa VII, en Géminis, regido por Mercurio, en la Casa II, en Acuario, en cuadratura al Eje Nodal, la experiencia de ser tentado por el mal también se relaciona con los “pasos saltados” evolutivos representados por ese Mercurio. “Si eres el Hijo de Dios … por qué no haces esto, o esto otro…” La tentación consistió en utilizar sus poderes especiales, basados en su conocimiento metafísico, para lograr su misión, asegurando la fuerza de su liderazgo mediante poder mundano o material, de naturaleza egocéntrica (Nodo Norte en la Casa V, en Tauro), o a través del poder de la convicción creado por la realización de milagros (Neptuno en la Casa XI, en Escorpio, conjunto al Nodo Sur). Jesús de hecho tenía un karma de vidas pasadas basado en la realización de milagros -Neptuno conjunto al Nodo Sur en la Casa XI, en Escorpio.  Caer en estas tentaciones implicaba dudar del poder de Dios actuando al interior de la Creación Manifestada a través del libre albedrío humano, es decir, dudar de la naturaleza del proceso evolutivo puesto el movimiento por el Creador, que conduce progresivamente a la eliminación de los deseos de separación, y en consecuencia, implicaba el deseo de imponerse sobre la libre determinación humana creando manifestaciones externas que fueran prueba de ese poder. Esta es la razón por la cual los milagros de Jesús no tuvieron la intención de producir un efecto espectacular, sino que se basaban únicamente en el Amor, alineado con la voluntad de Dios. Cuando Jesús iba a resucitar a Lázaro, dijo: “Padre, Gracias por escucharme. Yo sé que siempre me escuchas, pero lo dije para que la multitud sepa que Tú me enviaste”. Lo que estas palabras implican es que el milagro de la resurrección de Lázaro  no fue realizado para que la gente creyese, sino que las palabras de Jesús, “Padre, Gracias por escucharme”, las pronunció para que gente entendiera que Jesús había actuado de acuerdo a la voluntad de Dios. En sí mismo, el milagro fue realizado debido al amor que Jesús tenía por Lázaro.  Sin embargo, a veces Jesús se confundió sobre la razón de estos milagros. “Quieren señales, pero sólo tendrán una señal, la señal de Jonás y la ballena”. Quizás este análisis astrológico se vuelva un poco reiterativo, pero simplemente estoy tratando de indicar un punto que es un tanto paradójico. La paradoja se origina en que existía, en la conciencia de Jesús, una interface constante entre niveles diferentes de realidad: el profundo nivel de su propia comprensión, que, sin embargo, necesitaba comunicar a un nivel de comprensión muy simple. Este nivel simple, interpretado desde el punto de vista definido por los sistemas de creencias de la gente común, determinaba una distorsión en la recepción de lo que Jesús intentaba comunicar. En realidad, no era que Jesús, al resucitar, proporcionaría una “prueba definitiva” de su naturaleza y de la  verdad de sus enseñanzas. Más bien, su resurrección implicó un colapso interior completo, a lo menos potencial, de todas las construcciones y proyecciones mentales de la gente, sobre Jesús, incluyendo la necesidad de contar con una prueba externa de este tipo (Plutón en la Casa IX, en oposición a los planetas de Piscis en la Casa III). Así, la resurrección de Jesús, no se basó en una decisión egocéntrica de probar nada, sino una manifestación, ie. un efecto, de leyes naturales espirituales que estuvieron en operación a lo largo de toda su vida (Plutón en la Casa IX, regente de Neptuno en Escorpio en la Casa XI, conjunto al Nodo Sur, Nodo de resolución de los pasos saltados simbolizados por la cuadratura de Mercurio a los Nodos).

Al mismo tiempo, Plutón en Virgo, en oposición a los planetas de Piscis, con Plutón siendo el regente de Neptuno en la Casa XI, y de la casa XII, se correlaciona con la capacidad y el deseo de Jesús de absorber vía osmosis el karma de los demás. En su condición evolutiva, ‘los demás’ implica a muchos otros, la humanidad. Cómo operaba esta osmosis de karma?  En un nivel operaba asumiendo sobre sí todas las proyecciones, incomprensiones, y la violencia desatadas en su contra. En este nivel, se trata del mecanismo del chivo expiatorio, ie. una dinámica cultural y religiosa común en este tiempo. Debido a que no se contagiaría con esta violencia, crearía en sus perseguidores la posibilidad de la duda. Luego, mediante su completa absorción en la Fuente, toda la negatividad contenida en la energía de estas proyecciones sería disuelta (Neptuno en la Casa XI, en Escorpio, en relación con los planetas de las Casas III y IX).  

Debido a esto, una cosa que Jesús hizo antes de morir fue liberarse final y definitivamente de todos los sentimientos de culpabilidad y el karma ajeno basado en las proyecciones de los otros (Neptuno/Nodo Sur en la Casa XI, regido por Plutón; Plutón en Virgo, en oposición a Urano en Piscis-Acuario, Urano y la Casa XI, se correlacionan con la “liberación”), mediante una correcta y definitiva atribución causal de todas las incomprensiones y proyecciones. Y sin embargo, debido a la carga de toda la futilidad experimentada, debido a las proyecciones acumuladas a lo largo de muchas vidas, antes de liberarse, Jesús experimentó el extremo de la duda, llegando a sentirse “abandonado” por Dios. Disuelta esta ilusión al recogerse profundamente en su interior, disolvió la negatividad acumulada debido a las proyecciones de millares de hombres, y se liberó definitivamente. Al hacerlo, liberó también, debido a su Amor, a la humanidad, de una gran parte de su karma colectivo, que en ese momento de su historia, al igual que en los tiempos actuales, amenazaban con producir una destrucción masiva de gran parte de la humanidad, y el reinado omnímodo del mal social. Y sin embargo, la mayoría de la gente pensó que sólo se trataba de un falso profeta, como muchos que existieron en esos tiempos.

Finalmente, conviene agregar que, debido a que en el tiempo presente de la historia de la humanidad terrestre, todas las enseñanzas espirituales necesarias para la “salvación de la humanidad” ya han sido entregadas a la humanidad, no existirán nuevamente sobre la Tierra este tipo de “salvadores”. Así ha sido enseñado a través de la Escuela de Astrología Evolutiva. Sin embargo, Jesús, así como todos los verdaderos maestros, siempre están disponibles para nosotros, a través de la experiencia interior. "Ellos no nos abandonan jamás, sino que son los hombres quienes abandonan-tantas veces- a sus maestros, y las enseñanzas".1


5 comentarios:

  1. “No piensen que he venido a traer la paz a la Tierra. No he venido a traer la paz, sino la espada. Porque he venido a poner a un hombre contra su padre, y a una hija contra su madre, y a nuera contra la suegra; y los enemigos del hombre serán los de su propia casa”

    ...¿será acaso que esta espada es la conciencia de sí mismo?, el que ve la muerte por medio de esta espada es el EGO, a medida que va muriendo este el Alma comienza a despertar, experimenta la división con el mundo y el EGO lucha , se va liberando de todo lo que la ha esclavizado, da "muerte" a sus maestros y comienza a vivir de sí misma.

    Gracias hermano por exponer tan bella carta. Abrazos - JR

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  2. Gracias Jorge, tus pensamientos siempre confrontando realidades.Sigue ascendiendo, no mires para abajo...

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  4. Totalmente maravilloso!!! Infinitas gracias... Dios los bendice!!!

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  5. Totalmente maravilloso!!! Infinitas gracias, Dios los bendice!!!

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