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A menudo las personas no tienen en cuenta como influyen sus malos hábitos en las relaciones interpersonales a la hora de llevarse bien con otra persona. Puedes tener buenas intenciones de hacer que tu relación funcione pero eso no es suficiente cuando se trata de malos hábitos.
Los celos son una enfermedad para muchas relaciones. Una persona siempre puede sospechar que su pareja pueda tener relaciones con otra persona, pero eso sería un pensamiento irracional fruto de una personalidad celosa. Este simple hecho se puede convertir en un mal hábito que si no se frena a tiempo puede perjudicar mucho la relación.
Otro mal hábito en las relaciones interpersonales es que las personas no prestamos atención a las necesidades del otro cuando nos trata de explicar algo que es importante para ella y sólo prestamos atención a las cosas que verdaderamente nos importan. En realidad se está oyendo a la otra persona pero no se está escuchando. Tenemos que saber la diferencia entre escuchar y oir.
Sólo cuando la persona que está hablando dice algo que a la persona que oye le interesa es cuando de repente la otra persona esta escuchando por completo. Este mal hábito de oir y sólo escuchar cuando nos interesa el tema fomenta sentimientos de hostilidad en la persona que habla, y es uno de los malos hábitos que pueden gastar las relaciones interpersonales con el tiempo. Después vienen las sorpresas y ya es cuando te dicen que “cuando te hablo no me escuchas”.
Una persona puede desarrollar malos hábitos en su relación  sobre todo si es una relación a largo plazo y si se apoya y dependen demasiado de la otra persona. Se puede depender tanto de la otra persona que un@ puede perder la capacidad de cuidar de uno mismo. Este mal hábito de hacer depender tu vida respecto de la otra persona puede afectar en todas las areas de tu vida deteriorándola, hasta el punto de que cuando se rompe la relación te das cuenta que no estás presente y que todo el tiempo has estado ausente y complaciendo a otra persona.
Algunas parejas caen en el mal hábito de pelear continuamente aunque todas las parejas saludables en algún momento están en desacuerdo aunque si se está siempre comunicándose a gritos eso es señal de que algo no anda bien. La verdad es que cuando gritamos a la otra persona por muy fuerte que le hablemos, ya no te esta escuchando.
El hábito más peligroso que existe es el de culpar al otro, es decir, echar la culpa al otro y no asumir tu propia responsabilidad en la relación. Culpar a la otra persona tiene un precio que se te devolverá con creces y sin darnos cuenta estaremos apostando por el deterioro de la relación además de provocar que la autoestima de la otra persona pueda caer hasta llegar a un punto muy bajo.
Si quiere tener unas relaciones interpersonales sanas, es necesario que revises tus malos hábitos y cuanto antes aprendas lo que tu y tu pareja que necesitan para estar bien juntos, mejor será la relación.