miércoles, 9 de enero de 2013

El Oráculo y la Maldición Familiar


de Liz Greene

 
"Apollon", Diciembre de 1999


En 1969, cuando el Senador Edward Kennedy se enfrentó con el derrumbe de sus aspiraciones a la presidencia, luego de Chappaquiddick, se preguntó si existía una maldición sobre su familia. Por décadas, un gran número de personas se ha formulado la misma pregunta, fuera en privado o a través de la prensa. La historia de este extraordinario clan nos lleva a preguntarnos si algún demonio del infortunio sigue los pasos de sus miembros. La reciente muerte de John F. Kennedy Jr. ha levantado, una vez más, especulaciones acerca del motivo por el cual los hombres del clan parecen ser derribados a tiros, al igual que patos de madera en el puesto de una kermés, para no mencionar los ingresos a hospitales por cuestiones de drogas, divorcios virulentos, y otras miserias humanas, las que aunque más privadas y menos ostentosas para los involucrados son, quizás, no menos trágicas. Ninguna generación de esta poderosa familia ha salido ilesa. Naturalmente, los astrólogos han analizado los horóscopos de los KennedyJohn F. Kennedy Jr. con especial cuidado desde todas las perspectivas. Todos aquellos que los han estudiado pueden reconocer en cada carta natal individual, factores que podrían reflejar, al menos en parte, la tragedia de esa vida en particular. Pero aquí existe una secuencia de tragedias que es extrañamente coherente en su continuidad. ¿Las podemos relacionar astrológicamente? ¿Tienen sentido en el ámbito psicológico? ¿Estamos presenciando lo que los Griegos entendían por una maldición familiar? ¿Estamos asistiendo al resultado de una letal, pero muy humana mezcla de ingredientes -una familia disfuncional manejada por la ambición obsesiva y habitualmente relacionada con los grupos de poder y corrupción que tarde o temprano implican peligro y posiblemente muerte violenta? ¿Estamos viendo coincidencia? O como hubiera sugerido Ian Fleming ¿se trata de "acción enemiga? Y si es así, ¿qué es y dónde está el enemigo?

La palabra "maldición" conjura imágenes de hechicería, magia negra, novelas de Dennis Wheatley y películas de clase B sobre momias egipcias que reviven. Esta es una palabra que, comprensiblemente, nos disgusta utilizar en estos días y cualquier mención a la Maldición de los Kennedy tiende a provocar risas incómodas. Pero la antigua mitología que apuntala nuestra cultura Occidental y penetra en nuestra psicología Occidental, toma el concepto de maldición familiar con mucha seriedad realmente, y no lo asocia con brujas o ritos ocultos diabólicos. La palabra inglesa "curse" tiene orígenes oscuros, sin embargo mi diccionario etimológico sugiere que deriva de una palabra anglosajona que significa "ira". El primer ejemplo conocido de la palabra aparece en el siglo Once: Maldición de la Diosa: la ira de Dios. Por lo tanto, una maldición es algo que una deidad enojada inflige en respuesta a la mala acción humana. Sus raíces se encuentran en el pasado, pero predeterminan el futuro. La mayoría de nosotros no piensa en términos de que nuestras familias han sido "maldecidas", no importa que dificultades tengamos que experimentar y atravesar. Algunas familias evidencian arquetipos claramente repetitivos, y éstos pueden implicar dones y buena fortuna, tan a menudo como mala fortuna y patología. Pero existen otras familias que parecen soportar más que su cuota de tragedia, aunque en una escala menos ostentosa que los Kennedy. Repetidas generaciones de matrimonios rotos, alcoholismo y drogadicción, suicidio, ruina financiera y enfermedad funcional persiguen a muchas familias. A veces, estos arquetipos son profundamente perturbadores en su consistencia y precisión. En su excelente libro, "Planetary Threads", Lynn Bell demuestra las maneras en que las experiencias y actitudes particulares que se fijan en la psique familiar pueden dominar inconscientemente la conducta por varias generaciones, sólo emergiendo a veces, cuando cada persona llega a la edad precisa en la cual las o los mismos predecesores volvieron a representar la historia antigua. Los terapeutas familiares lo llaman "el síndrome del aniversario". Habituados a la naturaleza cíclica de los tránsitos y de las progresiones los astrólogos pueden ubicarlos con precisión, pero su significado puede ser más evasivo.
Una pregunta importante para el astrólogo es si en la carta natal las tragedias familiares se pueden ver en forma incipiente y contrarrestarse antes de que tengan la oportunidad de repetirse. Porque si tomamos en forma seria la posibilidad de una herencia psicológica destructiva, nos vemos forzados a pensar en las implicancias de la predicción astrológica. En el mito, la maldición familiar exige algún tipo de expiación sin la cual continúa desencadenando su ira sobre las generaciones subsecuentes. En este contexto, el futuro de un individuo depende no de las elecciones conscientes, ni siquiera de su carta natal sino de algo que viene del pasado que yace enterrado debajo de la superficie de la vida e influye o condiciona las elecciones y consecuencias futuras. John F. KennedyEn otras palabras, la maldición familiar nos hace vivir los emplazamientos de nuestras cartas individuales de diferentes maneras que no son totalmente las nuestras. Nuestro especial modelo de planetas, signos y aspectos tan únicos y tan llenos de potencial individual, se convierte en el receptáculo inconsciente de un demonio colectivo más grande, más viejo y a menudo perjudicial. Se comenta que en noviembre de 1963, antes de partir hacia Dallas, John F. Kennedy recibió varias advertencias, entre ellas algunas por parte de astrólogos a quienes no les agradaba el aspecto de las configuraciones que se movilizaban en su carta natal. Eligió no prestarles atención. Antes de tomar su vuelo fatal en Julio de 1999, John F. Kennedy Jr. fue advertido de no intentarlo dadas las malas condiciones atmosféricas imperantes en especial teniendo en cuenta su falta de experiencia y su pie lastimado. Eligió rechazar la advertencia. ¿Es tal vez "elegir" la palabra equivocada a utilizar aquí? Más adelante, comentaré brevemente la carta de John Kennedy, como así también las de Joseph P. Kennedy Sr, Robert Kennedy y John F. Kennedy Jr.
En principio, quisiera examinar con mayor profundidad que pueden haber querido significar por maldición familiar los Griegos, y de que manera ésta podría ser importante psicológicamente para nosotros y como modelo de destino dentro de una familia.


La maldición familiar en el mito griego

En la mitología Griega la maldición familiar se presenta como un castigo que una deidad enojada inflige sobre los descendientes de un individuo que la ha ofendido. El castigo o maldición también está íntimamente conectado con el Oráculo de Apolo, y en el mito, la mayoría de las maldiciones familiares involucran a uno u otro miembro de la familia que lo consulta para solicitar ayuda o una revelación acerca del futuro. Aunque un legado del pasado, la maldición también es un destino, e involucra profecías de lo que está por venir. Tiene el poder de anular cualquier desarrollo individual potencial, llevando a la persona a convertirse en un mero vehículo para que la maldición se manifieste.
Solo comprendiendo las palabras del oráculo, aceptando el destino impuesto y llevando a cabo la expiación de acuerdo con la voluntad del dios, la maldición se puede levantar o neutralizar. Inevitablemente, las figuras de la tragedia Griega ni comprenden ni aceptan al Oráculo, tampoco llevan a cabo la expiación solicitada. Cada persona, o bien es ignorante de la maldición o siente que él/ella está exenta, y entonces se encuentra con el destino que es tanto impuesto como elegido - las consecuencias heredadas se entretejen con las elecciones presentes para crear un futuro predeterminado.

Por ejemplo, la maldición impuesta sobre la mítica Casa de Tebas comienza con el rey Layo, quien se las arregla para ofender tanto a Apolo como a Artemisa, los divinos protectores de los niños, al violar a un joven noble que es el hijo de su amigo. El Oráculo del dios que Layo ha ofendido le advierte que, en caso de que engendre un hijo, va a morir a manos de él. La furiosa deidad, aunque lista para infligir castigo, también ofrece simultáneamente la posibilidad de expiación a través de ese castigo. Dado que de una manera u otra todo ser humano debe morir y, dada la naturaleza de la ofensa infligida por Layo, la expiación bien puede ser vista como justa. Sin embargo, Layo no va a aceptar la sentencia. Interpreta al Oráculo como una advertencia, en vez de una oportunidad para la expiación, e intenta evitar el castigo rehusándose a tener relaciones sexuales con su esposa. Pero su vergüenza lo pone sigiloso y se niega a contarle la razón de su repentina aversión a la cama matrimonial. Como Yocasta ignora la verdadera causa del rechazo, su orgullo femenino se siente ofendido y lo seduce cuando está ebrio. Queda embarazada y cuando el niño nace, Layo trata de engañar una vez más al Oráculo dejando al niño recién nacido en una colina para morir. De esta forma se empeora la ira de los dioses, y es así que entonces toda la ciudad de Tebas cae bajo sus maldiciones en la forma de la monstruosa Esfinge.

Por supuesto el niño es Edipo, cuyo nombre significa "pie hinchado" debido a que su padre, empeñado enOedipus and Sphinx que muera a la intemperie, ha clavado su pie al piso con un pico. Pero Edipo es rescatado por un amable pastor, sobrevive y pasa su juventud creyendo que es hijo del Rey y la Reina de Corinto. Entonces, así como su padre, consulta al Oráculo de Apolo que le anuncia que se va a convertir en el asesino de su padre y el esposo de su madre. La posibilidad de expiación ya no es otorgada. Debido a que Layo ha exacerbado la ira de los dioses al agravar sus crímenes, la maldición se ha cristalizado en un futuro inevitable. Edipo, como su padre, trata de no hacer caso al Oráculo, huye de Corinto y corre directamente hacia los brazos de su destino -un destino que es tanto irremediable como construido por él mismo. Aquí nos encontramos con una extraña mezcla de arrogancia extrema (un vanidoso esfuerzo para engañar a los dioses), carácter innato (en un incontrolable arranque temperamental mata a Layo en el trayecto porque el viejo desconocido ha bloqueado su camino y se ha dirigido a él de una manera impropia), heroísmo (se enfrenta con coraje a la Esfinge y rompe la maldición impuesta sobre Tebas así ganando como recompensa tanto el reinado como, sin saberlo, a su madre) y un genuino deseo de seguir siendo un ser humano bueno. A pesar de la terrible expiación de Edipo aún así no se alivia la maldición, pues luego que él mismo causa su ceguera y muere desterrado, la maldición pasa a sus hijos. Solo cuando cada uno de los miembros de la Casa de Tebas muere, la maldición por fin concluye. La herencia de esta familia mítica es horrorosa por su implacable brutalidad. Así podemos observar que la elección individual y la conciencia individual están tan relacionadas con el desenlace como lo están las labores de la divinidad y las predeterminaciones del pasado.

Hay ciertas características constantes que aparecen en todo mito relativo a una maldición familiar. En un sentido, forman el criterio de lo que define a una maldición familiar. Estas características pueden ayudarnos a entender, psicológicamente, lo que estamos buscando:
  1. El individuo que primero activa la maldición pertenece invariablemente a la realeza, desciende de un dios y es bendecido o dotado por un dios. Ese hombre o mujer nunca es un ser común sino que ha recibido alguna ofrenda o bendición especial concedida por una deidad. Por lo tanto, la ira de la deidad se conecta no solo con la mera trasgresión humana, sino con el uso abusivo de un talento o una ventaja otorgada por un dios. En otras palabras, la maldición no es una maldición desde el principio, sino que comienza como algo positivo y creativo que ha sido mal usado o distorsionado mediante la arrogancia, la codicia o la crueldad. Dado que el don otorgado por un dios es un símbolo de la naturaleza divina llevado a la forma humana, la maldición es realmente una inversión de algo divino interno, un abuso de aquello que es propiedad de nuestra propia alma.
  2. El individuo se encuentra afectado de arrogancia extrema -una falta de respeto por los límites mortales y las condiciones y exigencias de vida impuestas por los dioses. En efecto, la arrogancia extrema es un tipo de soberbia especial y mortal. Aunque contiene elementos de coraje y heroísmo, es, sin embargo, un repudio a ese sentido religioso más profundo que reconoce con humildad los dones y beneficios que la vida otorga.
  3. Usualmente la maldición se vincula con el abuso de niños. Necesitamos considerar esto en forma simbólica como abuso de capacidades creativas, aunque también podría ser pertinente hacerlo en forma literal. Cada sociólogo y trabajador social sabe que el abuso infantil dentro de las familias tiende a producir repercusiones perdurables a lo largo de las generaciones. En el mito, Layo viola a un joven y luego exacerba la maldición al exponer a su propio hijo a la muerte. En el mito de la maldición de la Casa de Atreo, Tántalo corta en pedazos a su hijo y lo ofrece como comida a los dioses, solamente para probarlos. Sus hijos, Atreo y Tiestes, a su vez destruyen a sus propios hijos como una forma de vengarse uno del otro; y Agamenon, el hijo de Atreo, a su vez destruye a su hija para vencer en la Guerra de Troya. Cada sucesiva generación de esta torturada familia se involucra en alguna forma de cruel daño o destrucción de un niño o un joven.
  4. Los miembros de la familia que hereda la maldición la estimulan mediante su propia soberbia extrema. Cada generación tiene la oportunidad de expiar la maldición aceptando el castigo, pero cada una se rehúsa a hacerlo ya que el individuo no puede resistir a entregarse a la codicia, la cólera o el deseo de venganza personal. Por consiguiente, la maldición se vuelve más poderosa y más abarcadora. Lo que realmente se hereda es un especial conjunto de actitudes al que el individuo no desea renunciar o transformar y que termina en un ciego obstinarse en respuestas instintivas y en un rechazo a hacer los sacrificios necesarios o a imponer límites internos -aún cuando es advertido por el dios. En efecto, está poniendo el ego por delante del Si mismo cuando las fichas realmente caen.
  5. El Oráculo siempre advierte de las consecuencias al perpetrador o heredero de la maldición, pero los términos del Oráculo son intencionalmente mal entendidos o existe un intento voluntario de evitar la profecía. La tentativa de burlar al Oráculo termina paradójicamente en el cumplimiento del mismo.
Al examinar psicológicamente los modelos heredados desde una perspectiva mítica, no estoy atribuyendo algún tipo de poder literalmente sobrenatural a la clase de repetitivas tribulaciones que tan a menudo caen como plagas sobre las familias; más bien estoy pensando en forma simbólica. Las características detalladas arriba sugieren que la maldición familiar es un conjunto de modelos de conducta psicológicamente predeterminados que exigen conciencia y esfuerzo interno para que se produzca algún tipo de transformación o expiación. Heredamos no sólo los rasgos genéticos de nuestros ancestros, sino también ciertas perspectivas mentales y emocionales profundamente arraigadas. Tal vez también heredamos ciertos complejos -"historias" innatas o representaciones arquetípicas que en si mismas no son malévolas y pueden traer consigo dones y talentos especiales. Estas perspectivas familiares y modelos arquetípicos propios no son difíciles de reconocer en el horóscopo. En una carta natal podemos vislumbrar sus peculiaridades en los significadores parentales y en la repetición de signos, aspectos planetarios y ubicación de las casas, tan comunes en todas las familias. Estos patrones en si mismos no sugieren una "maldición", pero cualquier característica de la carta natal se puede manifestar como una maldición si se ha manejado en forma destructiva o ha sido intencionalmente omitida por muchas generaciones. No está claro como heredamos exactamente estas características. Consagrados genetistas sugieren que el carácter humano, al igual que el cuerpo es una cuestión de ADN, y si hay alcoholismo o depresión en nuestra familia existe una gran probabilidad de convertirnos en alcohólicos o depresivos porque esto se encuentra en los genes. En el otro extremo, la psicología arquetípica postula la realidad del inconsciente familiar y la unidad de la psique colectiva de la cual todo individuo forma parte. Tal vez la verdad se encuentra en una combinación de ambas. Pero cualquiera sea la manera de heredar, física, psíquica o ambas, algo parece atravesar las generaciones en respuesta al abuso repetido de alguna ley natural. Este "algo" parece tener su propia moral, sea que atribuyamos ésta a Dios, a la psique, al Alma, a los instintos, a la Naturaleza o a la vida misma.


La maldición de los Kennedy

Un breve resumen de las tragedias de los Kennedy puede ayudarnos a ver que acertadamente el sufrimiento de esta familia se articula con el criterio griego de maldición familiar. Joseph P. KennedyDurante los años 20 y 30, Joseph P. Kennedy, el patriarca de la familia, llegó a una posición de enorme poder y riqueza, mucha de la cual tuvo su origen en el contrabando de licores y otros medios cuestionables. En un artículo escrito luego de la muerte de John F. Kennedy Jr., Glenn Richter sugiere que la Maldición de los Kennedy es simplemente arrogancia, exhibida en iguales cantidades por cada generación. Su afirmación sobre Joe Kennedy es condenatoria: "Todo lo que lograba era con un poco de ayuda de su buen amigo FDR y mucho de sangre fría, algo que Papá Joe tenía en abundancia. ¿De qué otra forma sino hubiera podido continuar asociándose con ladrones y aún así mantener su cabeza erguida frente a la alta sociedad? ¿Cómo hubiera podido sino seguir besándose con provocativas sirenas de la pantalla con una actitud indiferente, mientras su esposa se quedaba en casa criando más hijos Kennedy? Papá Joe no era exactamente lo que podría llamarse un buen muchacho". Aquí nos encontramos con el individuo talentoso del mito Griego, favorecido por los dioses con una fuerte mezcla de audacia, determinación, encanto y brillo político. Sin embargo, "Papá" Joe estaba claramente afectado de arrogancia extrema en el mejor sentido griego. Su hija mayor, Rosemary, nacida en 1918, era una niña feliz y afable. Pero era levemente retardada y una fuente de enorme incomodidad social para su padre. Aparentemente, no podía aceptarla como era y tener en cuenta todas las cualidades que poseía. Por lo tanto, ordenó hacerle una lobotomía que se llevó a cabo en el año 1941 cuando ella contaba con veintitrés años de edad. La operación salió terriblemente mal. Esta niña, alguna vez dulce y feliz, se convirtió en un ser severamente retardado y tuvo que ser internada por su avergonzado padre en una institución por el resto de su vida. Las deidades de la Mitología Griega no parecen preocuparse por transgresiones comunes como el contrabando y el adulterio; después de todo, ellas mismas se entregan a ese tipo de pasatiempos. Pero si se tratara de personajes de una tragedia griega, se nos diría sin ambigüedades que al destruir a su hija, Joe Kennedy puso algo en movimiento que tendría terribles consecuencias a través de las generaciones. Tal vez su obsesiva ambición de criar un hijo Presidente era igualmente destructiva. Esto, en un nivel más sutil también es una forma de abuso infantil, ya que sus hijos no tuvieron la oportunidad de convertirse en ellos mismos. La ambición obsesiva, ya presuntuosamente arrogante mucho antes que Joe Kennedy naciera, asegura que el potencial único del individuo sea tragado por el demonio familiar. No pretendo saber si el cosmos verdaderamente detenta el tipo de moral severa en la que los Griegos creían. En el contexto de nuestra simple y altamente personalizada moral judeocristiana, la concepción griega del universo puede parecer terriblemente impersonal. Pero si consideramos la lista de características de la maldición familiar que he mencionado antes, es claro que Joe Kennedy fielmente se ajusta a los Criterios números 1, 2 y 3.

¿Realmente esto significa que su "pecado" sería inevitablemente "castigado" a lo largo de las generaciones? No estoy sugiriéndolo, ni creo personalmente que la vida es así de simple. El mundo está lleno de desagradables que viven vidas largas y destructivas y mueren autosatisfechos en sus camas, mientras que muchas personas buenas y decentes se enfrentan con terribles experiencias que ni ellas ni sus ancestros han merecido. Además, no todas las tragedias forman parte de un modelo ancestral repetitivo. Sin embargo cuando lo hacen, necesitamos empezar a prestar atención. Tengamos en cuenta el Criterio No. 4 y consideremos brevemente la transmisión de la cadena de tragedias que ha afligido a la familia Kennedy. Esta lista breve no incluye cuestiones como divorcios, adulterio, alcoholismo y otros pasatiempos familiares que son lo suficientemente comunes como para ameritar el término "tragedia", excepto, tal vez para los individuos participantes.
  • El hijo mayor de Joe, Joseph P. Kennedy Jr., la gran esperanza de su padre para llegar a la Presidencia de Estados Unidos, muere en un accidente de avión en 1944, a la edad de 29 años.
  • La segunda hija de Joe, Kathleen Kennedy, muere en un accidente de avión en 1948, a la edad de 28 años.
  • John F. Kennedy, el trigésimo quinto Presidente de Estados Unidos, es asesinado en Dallas en Noviembre de 1963, a la edad de 46 años.
  • El hijo de John F. Kennedy, Patrick Bouvier Kennedy, nacido prematuro del Presidente y su esposa, en 1963, muere tres meses antes del asesinato de su padre.
  • El tercer hijo de Joe, Robert F.(Bobby) Kennedy es asesinado en junio de 1968, a la edad de 42 años.
  • El hijo más pequeño de Joe, Edward M. (Ted) Kennedy desbarranca su auto en un puente de la isla de Chappaquiddick en Julio de 1969, luego de una fiesta. Su asistente, Mary Jo Kopechne es encontrada muerta dentro del auto sumergido. Su carrera política no ha sobrevivido a las especulaciones que rodearon al incidente.
  • Se involucra a Joseph, el hijo de Bobby Kennedy en un accidente de automóvil que deja a una pasajera paralítica de por vida en 1973.
  • Edward Jr. el hijo de Ted Kennedy, sufre la amputación de su pierna derecha a causa de un cáncer en 1973.
  • David, el hijo de Bobby Kennedy, muere por una sobredosis en 1984.
  • Patrick, el hijo de Ted Kennedy, es tratado de su adicción a la cocaína en 1986.
  • El sobrino de Ted Kennedy, William Kennedy Smith, es absuelto del cargo de violación en 1991.
  • El hijo de Bobby Kennedy, Michael muere en un accidente de ski en Diciembre de 1997 a la edad de 39 años.
  • El único hijo sobreviviente de John F. Kennedy, JFK Jr. muere en un accidente de avión en Julio de 1999 (exactamente treinta años después de Chappaquiddick) a la edad de 38 años.
Aún dado el hecho de que existe una gran cantidad de Kennedy y que por consiguiente, estadísticamente son mayores sus posibilidades de padecer una lista de tragedias como la anterior, parece ser que los varones de esta familia han sufrido más que su parte proporcional de catástrofes y tragedias. De acuerdo con el Criterio No. 4 ¿podrían todas estas personas haber sufrido de soberbia extrema, un rechazo a alterar las actitudes inherentemente destructivas o arrogantes que forman parte de su herencia psicológica? John F. KennedyCiertamente podríamos decirlo de alguna de ellas, sino de todas. Hasta JFK Jr. que evitó ser centro de atención política y parece haber sido una persona bien querida y relativamente inofensiva, insistió en volar su avión con un pie roto y bajo condiciones atmosféricas que hubieran acobardado aún a un experimentado piloto. No es necesario analizar en que clase de mundo John F. Kennedy y Bobby Kennedy se movían; no se necesita hablar de maldiciones familiares para reconocer que los miembros de la Mafia suelen matar a la gente que los traiciona y tal vez posiblemente así lo hagan los militares Estadounidenses, el FBI y la CIA. Y que la ambición, el poder y la gran riqueza pueden generar su propio tipo de maldición. No necesitamos imaginar algún tipo de demonio ancestral para entender porque la adicción a la cocaína o el alcoholismo pueden afectar a un miembro de esta familia. Cada tragedia se explica en sus propios y muy humanos términos si se la toma individualmente; tomadas en conjunto presentan un panorama mucho más perturbador.


Los horóscopos 


Si tuviera que examinar con detenimiento un horóscopo en busca de pistas de lo que entiendo por maldición familiar, ante todo consideraría la presencia de planetas en aquellas casas relacionadas con la herencia del pasado. Hasta que tenemos algún conocimiento de los complejos que pertenecen a una matriz más vasta de la que hemos salido, somos propensos a sufrir de compulsiones inconscientes y de modelos de conducta que pueden reflejar solo en parte nuestro propio carácter. Los complejos familiares sostienen todos los sentimientos enterrados que tiñen la atmósfera psíquica durante la infancia y como modelos determinantes forman parte de nuestra herencia ancestral. Mi trabajo analítico me ha enseñado que nada es tan poderoso como un secreto familiar mecido en la oscuridad por muchas generaciones, acumulando energía y "cólera" en proporción a la ferocidad con la cual es bloqueado del conocimiento consciente y la expresión. Los fantasmas familiares pueden no tomar la forma de un fallecido tío Fred hablando a través de una médium. Pero ellos son muy reales y muy poderosos, y pueden perseguirnos tan implacablemente como las Furias lo hicieron con Orestes. Astrológicamente, los planetas en las Casas Cuarta, Octava y Duodécima pueden sugerir energías, pautas y cualidades que son heredadas, pero que necesitan de la conciencia individual para liberar sus dimensiones más positivas. Si quedan inconscientes, pueden liberar dimensiones más destructivas empujando al individuo a conductas compulsivas que terminan en situaciones que se sienten "destinales". Los significadores parentales -planetas ubicados en las Casas Décima o Cuarta o haciendo conjunción al Medio Cielo o al Fondo de Cielo desde las Casas Novena o Tercera- también pueden ser importantes para comprender la herencia familiar. Y yo le daría considerable significación al emplazamiento de Plutón en el horóscopo, prestando particular atención a su posición sobre un ángulo, ubicado en las Casas Cuarta, Octava o Duodécima, o haciendo un aspecto fuerte al Sol o a la Luna. Este planeta parece reflejar aquella "Ley de la Naturaleza" a la que los griegos tenían tanto temor reverencial y respeto - un tipo de justicia natural instintiva que está al servicio de la supervivencia y evolución de las especies, del grupo y del demonio creativo de la familia. Si la maldición familiar implica alguna violación de la ley natural por parte de generaciones anteriores, podemos esperar que Plutón se encuentre fuerte en la carta, exigiendo que el individuo enfrente y haga las paces con una herencia del pasado que exige reparación. Hasta que se cumpla este desafío, los propios potenciales del individuo pueden ser parcial y aún totalmente dirigidos por cuestiones que se iniciaron mucho tiempo antes del propio nacimiento.
Joseph P. Kennedy Sr.
6 de setiembre de 1888, 7:06 a.m. EST
Boston, Massachusetts
Joseph P. Kennedy
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Teniendo in mente estos factores, en la carta de "Papá" Joe Kennedy, tomaría como significativa a toda la Casa Doce y también a la ubicación de Quirón en Cáncer en el MC. Obviamente, esta carta puede abordarse desde muchas perspectivas diferentes. Aquí yo no estoy interesada en un análisis de carácter, tanto como en el indicio de que el mismo Joe Kennedy ha sido el receptáculo de cuestiones psicológicas heredadas sin resolver. Por lo tanto, las interpretaciones que siguen son inevitablemente breves y orientadas hacia este solo punto. Para mí, cualquier planeta ubicado en la Casa Doce describe algún tipo de ímpetu, energía o demonio dentro de la psique ancestral que no ha sido suficiente o totalmente vivido, y que convierte a ese planeta en una especie de medio para lo que se ha dejado inconcluso del pasado. Por consiguiente, la expresión individual del planeta se encuentra matizada por aquello que las previas generaciones han o no han hecho con él. "Dejar inconcluso" no significa necesariamente "destructivo"; una pintura también puede parecer inconclusa para su creador aunque completa a los ojos del observador, y se podría argumentar que en términos de su potencial esencial, ningún esfuerzo creativo está realmente terminado. Los propósitos del demonio de la familia llevan mucho más tiempo que una vida individual para revelarse. Todo depende de la forma en que el individuo maneja ese asunto inconcluso.

La Luna nueva de Joe ubicada en la Casa Doce, con el Sol haciendo una amplia cuadratura a Plutón en la Novena, sugiere una herencia relacionada con complejas cuestiones religiosas, así también como con un abrumador impulso hacia la expresión y el logro individuales que, de alguna manera, no alcanzó suficiente vía de expresión en el historial familiar. Tal vez necesitemos volver a la ascendencia irlandesa católica de Joe y a los años de la Gran Hambruna para comprender algo acerca de lo que él podría haber estado cargando. Aunque sería fácil ver a Joe como el iniciador de las dificultades de la familia, pareciera que él mismo fue el heredero de los complejos familiares que lo llevaron compulsivamente hacia el poder y el logro personales. Es como si las voces de ancestros muertos hace mucho tiempo, hambrientos y perseguidos lo empujaran exigiendo que él y únicamente él fuera el redentor del pasado familiar. Quirón en Cáncer en el MC sugiere una herida con relación a su posición en el mundo, una herida heredada por línea materna y conectada con el estatus social de su familia. Quirón ubicado allí implica que sufría porque tenía un profundo sentimiento de que tanto él como su familia eran inaceptables e inferiores para el mundo en el que se movían. La compensación para este tipo de herida, a menudo es la ambición obsesiva -aunque el verdadero motivo no era la ganancia material, sino un intento de calmar un sufrimiento emocional mucho más profundo. A la luz de este emplazamiento de Quirón, también podemos entender la manera de tratar a su hija, dado que ella le debe haber parecido la prueba viviente de la inferioridad de su familia. Que Joe Kennedy estuviera empeñado en engendrar al primer Presidente Católico Irlandés en una nación con tendencia a querer Presidentes inevitablemente Anglosajones y Protestantes, pone en relieve en que forma la cuestión religiosa debe haber sido desesperadamente importante. Lo que creo que esta carta no muestra es la forma en que Joe Kennedy eligió utilizar los talentos y energía que tenía a su disposición, ni tampoco que ética, o falta de ella, utilizó para cumplir las ambiciones que estaban impulsadas por algo mucho más antiguo y más vasto que sus propios y personales sueños virginianos. Aquí nos encontramos con elección más que con destino, y con arrogancia más que con hacer honores a los enormes talentos y energía vital que tenía a disposición. A la luz de esta carta, la maldición de la familia Kennedy parece haber comenzado no con "Papá" Joe, sino con la lucha colectiva de Irlandeses contra Ingleses, Católicos contra Protestantes y la tragedia de la Gran Hambruna, un año y medio antes de que este hombre aún naciera.

John F. Kennedy
29 de mayo de 1917, 03:00 p.m. EST
Boston, Massachusetts
John F. Kennedy
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En la carta de John F. Kennedy es la Casa Ocho, en vez de la Doce, la que está enfatizada. Para mí, la Ocho significa no menos que una casa de fantasmas familiares. Pero los fantasmas no poseen planetas en la Ocho quieta y subrepticiamente; su persecución es más difícil y a menudo actuada a través de compulsiones feroces y hechos dramáticos. Aquí también se vislumbra la herencia familiar desdichada que llega de la línea materna, reflejada por Saturno en Cáncer en el MC haciendo conjunción a Neptuno en Leo. Esta configuración hace eco con el Quirón en Cáncer en la Décima de Joe, e implica una enorme incomodidad en términos de posición mundana y aceptación, como también una poderosa necesidad mesiánica de ser el redentor de su familia y de su país. Podríamos preguntarnos cómo un hombre bien amado y aparentemente seguro de sí mismo pudo alguna vez preocuparse por sentirse inferior y por provenir de una estirpe inferior. ¿Pero qué conocemos realmente de él? ¿Y qué conocía él realmente de sí mismo? Se dice que era una persona urgida por el sexo, que no podía resistirse a flirtear con alguno de los elementos criminales más oscuros de la sociedad estadounidense; que podía ser implacable y manipulador como su padre, y que, lo deseara o no, fue impulsado a lograr la Presidencia y a cumplir con el sueño familiar, desde el momento de la muerte de su hermano. Yo no interpreto los planetas en la Octava como indicadores de una "muerte violenta". He tenido demasiados consultantes que han llegado a edades avanzadas con Casas Ocho cargadas como para interpretar las sutilezas del mundo de Plutón tan literalmente. Pero los planetas en la Octava sugieren poderosas fuerzas inconscientes de tipo indeterminado y despersonalizado, generalmente unidas a secretos en el pasado familiar que irrumpen en el mundo de la luz en forma de compulsiones y crisis, exigiendo una renuncia al control y una aceptación de las dimensiones invisibles de la vida. La Ocho puede expresar gran poder, fuerza y conocimiento si la actitud consciente es humilde. Pero si hay demasiada arrogancia y un rechazo a mirar hacia adentro, entonces los planetas en esta posición pueden comportarse a veces como las Furias vengadoras -o como la "acción enemiga". Al igual que su padre, a John Kennedy le disgustaba cualquier tipo de renuncia, a comprometerse en soledad con este tipo de introspección que la Casa Octava exige. Como Atreo y Tiestes, siguió fielmente los pasos de la familia. No necesitamos pensar en términos de maldición familiar para darnos cuenta que las actividades políticas de JFK le hicieron ganar virulentos y poderosos enemigos. Pero podríamos necesitar hacerlo en estos términos, si quisiéramos entender porque fue empujado a este tipo de actividades. El Sol conjunto a Venus en Géminis, con Libra en el Ascendente y la Luna en Virgo, todo sugiere una naturaleza acomodaticia, refinada y flexible. Esta carta me hace pensar en un lobo disfrazado de cordero; pero el lobo no es el hombre mismo, sino la herencia familiar.
Robert Kennedy
20 de noviembre de 1925, 02:48 p.m. EST
Brookline, Massachusetts
Robert Kennedy
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La carta de Bobby Kennedy nos muestra un Plutón en una posición de poder, exacta y virtualmente en el Fondo de Cielo, en el signo de Cáncer. Aquí no se trata de difusos fantasmas ancestrales sino de un mandato paterno profundo y arquetípico - una oscura herencia plutoniana que baja de la línea paterna. La Casa Décima se encuentra muy ocupada pero por un stellium benigno formado por la Luna, Venus y Júpiter. Probablemente, Bobby se sentía mucho más cómodo disfrutando del dinero, del poder y del estatus que su hermano y su padre. Pero Júpiter y Venus en oposición a Plutón, sugieren una lucha interna feroz entre su naturaleza individual y su herencia, que lo convirtió en un fanático cruzado contra el mal en el mundo. Uno se pregunta si las fuerzas oscuras que persiguió en la sociedad y las que en última instancia lo destruyeron, no eran realmente las fuerzas oscuras de sus propias raíces. Creo que a un cierto nivel, Bobby Kennedy odiaba y temía profundamente a su padre, pero proyectaba esta figura plutoniana sobre los elementos criminales que percibía carcomiendo las raíces de la sociedad Estadounidense. Urano y Quirón se encuentran en la Casa Doce, aunque Quirón está cerca del Ascendente; amargas heridas familiares como también mesiánicos ideales de familia lo alejaban de su interior. De mayor importancia es el Sol cerca de la cúspide de la Octava Casa, contándole un cuento similar a aquel oído por su hermano. Su naturaleza y anhelos individuales eran constantemente invadidos por las compulsiones inconscientes del pasado. Se necesita conocimiento y humildad para que el Sol brille con su luz desde la Octava Casa. Pero una crianza Kennedy usualmente no estimula el conocimiento y la humildad. Como individuo de Escorpio, Bobby también podía haber sido impulsado por un espíritu de venganza personal, y este anhelo de venganza, común a tantas figuras de la mitología Griega, no es conducente a hacer las paces con una deidad furiosa o a aflojar las estructuras de una maldición familiar. Pero más que nada, es este Plutón angular el que sugiere la injerencia del pasado ancestral en el presente. Si en esta carta, el padre no hubiera aparecido como una figura de tanto poder compulsivo, mucho podría haber sido diferente. La política podría bien haber sido la elección de Bobby como también la de su familia. Tal vez hubiera podido no invocar en forma tan virulenta al enemigo afuera, si hubiera comprendido mejor la naturaleza del enemigo que tenía adentro.
John F. Kennedy Jr.
25 de noviembre de 1960, 12:22 EST
Washington, D.C.
John F. Kennedy Jr.
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Por último, podemos examinar muy brevemente la carta de John F. Kennedy Jr. quien aparenta no haber sufrido del compulsivo coqueteo con los más oscuros grupos de poder; parece que verdaderamente no quería seguir los pasos de su padre, sino que lo satisfacía vivir la agradable vida jupiteriana de un play boy y diletante. La Décima Casa se encuentra vacía; evidentemente no se sentía impulsado a cambiar el mundo o a dejarle su marca en forma mítica alguna. Bien podríamos haber esperado que, al renunciar a las voraces demandas del demonio familiar, él podría haber evitado ese cortejo de un trágico final que destruyó a su padre y a su tío. De todos modos, tuvo un trágico final ¿Qué demonios pudo haber sucedido para que este hombre eligiera arriesgar su vida y la de tres personas más en una forma tan tonta y ciega? Ni siquiera podemos saber que pasaba por su mente -o para ir al punto, ¿qué estaba trabajando en el ámbito inconsciente cuando tomó la decisión? Urano y Plutón se encuentran en la Duodécima Casa, con Plutón cerca del Ascendente y haciendo conjunción al Nodo Norte. Una vez más los fantasmas familiares hacen su aparición, matizando sus percepciones del mundo externo con las compulsiones del pasado. Plutón también hace Cuadratura al Sol, que se encuentra en la Tercera, pero conjunto a la cúspide de la Cuarta. Parece que hasta a este agradable y exuberante puer eterno le fue exigido luchar a brazo partido contra su herencia plutoniana, si deseaba cumplir con su potencial individual. En su artículo, Glenn Richter formula que el error fatal de JFK Jr. fue la arrogancia. Sin duda esto es cierto en parte; él también se ajusta a las características del Criterio No. 4. Pero en esta carta hay otros factores (en particular Venus conjunción Saturno, Marte opuesto a Saturno y a la Luna y a Quirón que se encuentran en conjunción exacta) que describen un considerable dolor interno, soledad y lucha -tal vez no totalmente consciente, pero igualmente tan destructiva por ser tan cuidadosamente negada.

Un año antes de su muerte, Plutón estaba transitando con movimiento directo y retrógrado sobre el Sol natal de FJK Jr. y en el momento de ella hacía cuadratura a su propio lugar natal y muy cerca del Fondo del Cielo. Desde su interior algo inexorable lo estaba acechando. La Carta Progresada también es elocuente; el FC progresado se encontraba haciendo conjunción exacta con el Júpiter Progresado, sugiriendo que el espíritu infantil anhelaba un camino de salida del conflicto entre su propia personalidad y las exigencias inexorables de su herencia. Lo más peculiar es que este eje MC/FC a los 14º 28’ de Cáncer/Capricornio se encontraba al minuto exacto sobre el Plutón natal en el FC de su tío Robert, como si estuviera sucediendo alguna extraña identificación entre el sobrino vivo y el tío muerto. Las personas que creen en simples accidentes trágicos, sin duda se van a enojar con la sugerencia de que en esta triste muerte puede haber sucedido algo voluntario, algún tipo de elección. Si realmente hubo una elección, no estoy implicando que ésta haya sido consciente. Pero la precisión de tales contactos astrológicos me hace preguntar si el demonio familiar -una dimensión del que parece revelarse a través del eje Cáncer/Capricornio en las cartas de la familia – no se encontraba allí una vez más. Esta repetición de planetas cayendo dentro de unos pocos grados de los mismos signos, en tantas cartas de la familia no sugiere una maldición familiar; sugiere más una herencia familiar de un tipo potencialmente creativo que implica no sólo sagacidad política, tenacidad y habilidades de liderazgo, sino también el profundo sustento emocional provisto por los lazos familiares cercanos. Sin embargo, también podría decirse que en cada generación de la familia Kennedy, los beneficios que otorga el eje Cáncer/Capricornio fueron gravemente mal utilizados. La ambición total que somete la felicidad personal de los miembros individuales de la familia y un tiránico sentido de clan que no permite libertad en el ámbito emocional, intelectual, profesional o espiritual para moverse más allá del circulo familiar, podrían ser interpretados como un abuso de los talentos otorgados por la divinidad. En su mejor expresión, el eje Cáncer/Capricornio resume aquellos valores que preservan la contención amorosa de la familia como base para las estructuras de una sociedad legítima y estable. Si yo fuera un antiguo e imaginativo Griego, podría pensar en la diosa Hera, protectora de la familia y de los vínculos sociales, indignada más de lo tolerable, debido a que sus ofrendas fueron entregadas tan libremente y luego utilizadas tan irresponsablemente.


Conclusión


La maldición familiar es, cuando todo se ha dicho y hecho, la inversión de una bendición familiar. Esto es lo que surge luego de un largo y difícil reflexionar sobre la forma en que los Griegos la describieran, y estoy convencida de que ellos sabían mucho más acerca de esta transmisión de conductas a las generaciones, de lo que muchas escuelas ortodoxas de psicología saben hoy. La psicología analítica y el psicoanálisis siempre han reconocido, por supuesto, la realidad del inconsciente y del poder continuo de los secretos familiares. La terapia familiar reconoce la repetición generacional de hechos críticos en fechas específicas y en edades determinadas; el terapeuta analítico de Familia sabe, también, que el "paciente identificado" como Orestes, es el vehículo y portavoz, antes que el perpetrador, de un conflicto mucho más viejo que el individuo. Desde una perspectiva reduccionista la maldición familiar puede parecer como una condena impuesta al inocente. No importan las formas sutiles o floridas que puedan tomar, nuestras propias pequeñas maldiciones familiares pueden verse, no como un futuro en el que estamos condenados a volver a representar las tragedias del pasado, sino como una oportunidad para redimir algo que una vez fue la ofrenda de un dios, pero que a lo largo del tiempo fue deformada por la arrogancia, la estupidez, la malicia o la inconsciencia voluntaria. Cuando las conductas del pasado nos hacen dar forma a nuestro futuro compulsivamente, nada resolvemos anticipando de manera pasiva el desastre o bien creyéndonos exentos del mismo. Toda persona, con un Plutón fuerte o con un énfasis en las casas de agua, es potencial recipiente de enorme poder y conocimiento construido sobre un profundo discernimiento del pasado y del mundo interno. Pero no existe tal cosa en forma gratuita y se debe encontrar el coraje para realizar la desgarradora separación de la matriz de la psique familiar con plena conciencia, surgiendo como un individuo -solo, único y armonizado con las necesidades de su propia alma. El lujo de la identificación ciega con la familia o con cualquier colectivo no es una opción inteligente para nadie que tenga este tipo de emplazamientos en su carta natal. No hay espacio, ya sea para la ingenuidad o la arrogancia, cuando la carta revela la participación de los fantasmas familiares. Se necesita reflejar el pasado tan cuidadosa y profundamente como sea posible, pues uno es, en el sentido más profundo, un medio de los dones inactivos de la psique familiar y un vehículo de toda la energía y la vida que ha sido negada o maltratada y que ahora anhela expresarse en formas creativas nuevas.

© Liz Greene, Apollon / Astrodienst AG
Traducido por Silvia A. Sabo 

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