lunes, 4 de noviembre de 2013

¿Qué es una geopatía?




¿Qué es una geopatía?


Definición de Geopatía

Una geopatía –área geopática– es una zona de terreno en la que, debido a la concurrencia de uno o varios factores ambientales o telúricos (líneas de agua subterránea, desequilibrio telúrico, fallas, emanaciones de gas, contaminación electromagnética, etc.), no se alcanzan los niveles mínimos energéticos requeridos para considerarla saludable para vivir o trabajar en ella.

A partir de esta sencilla definición, en este artículo veremos cómo se crean zonas geopáticas a partir de la combinación de estos factores ambientales y cómo y por qué las geopatías pueden llegar a afectar la salud y el equilibrio general de las personas.
La energía de los seres vivos

Todos los seres tienen un campo de energía sutil que los envuelve, un campo energético personal formado a partir de la combinación de varios campos de energía más simples (electromagnético, calórico, magnético, gravitatorio…). A pesar de que en la mayoría de los casos, este campo de energía sutil pasa inadvertido a nuestros ojos, está presente y envuelve a todos los seres vivos y basta con mirar algunas fotografías Kirlian para darse cuenta de la extrema sutileza y complejidad del mismo. Del mismo modo, nuestra Madre Tierra también tiene un campo de energía que la envuelve y, claro está, que nos contiene a todos nosotros.

Cuando este inmenso campo energético de la Madre Tierra dentro del que nosotros vivimos está desequilibrado en alguna zona, este desequilibrio energético puede llegar a afectar a nuestro diminuto campo personal. En estos casos, decimos que este área de desequilibrio energético del campo terrestre es una zona geopática, desfavorable para la salud de las personas que de manera prolongada habitan o trabajan en ella.
El campo energético terrestre

El campo de energía de la Madre Tierra es mucho más complejo que el nuestro ya que se compone de múltiples campos de energía más simples (emanación telúrica, campo eléctrico, magnético, gravitatorio, calórico, carga electrica y resonancia electromagnética de la atmósfera, campos de origen cósmico, etc.). Todos nosotros vivimos, de hecho, dentro de una compleja combinación de estos campos energéticos de origen muy diverso donde el equilibrio entre todos ellos es la clave fundamental para lograr zonas energéticamente aptas para la vida.

Por otro lado, si además tenemos en cuenta la diferencia de tamaño entre nuestro diminuto campo de energía y el campo energético terrestre, exactamente 24 órdenes de magnitud (esto es comparar kilogramos con miles de trillones de toneladas), enseguida podemos darnos cuenta de como pequeñas -incluso insignificantes- variaciones en el equilibrio o la composición del campo de energía terrestre, pueden alterar completamente nuestros minúsculos campos de energía.

Estos minusculos desequilibrios en la composición del campo energético terrestre son las geopatías o sea, minúsculas zonas (si lo comparamos con el tamaño de la superficie terrestre total) en los que alguno de sus componentes modifica ligerísimamente sus parámetros estándard. Los campos simples que más habitualmente dan lugar a zonas geopáticas son: la carga electrostática natural en superficie, la intensidad, calidad y equilibrio de la red telúrica y las emanaciones de gas terrestres a las que además, modernamente, debemos añadir la presión electromagnética artifical -TV, telefonía móvil, redes wifi…-. Veamos alguno de estos casos.
La energía telúrica

El nivel energético más directamente relacionado con las geopatías es el campo de energía telúrica 1 : el pulso vibratorio terrestre que parte desde su centro y desde allí se reparte por toda su superficie e incluso más allá, hasta unos dos mil metros de altura. Este pulso básico es la fuente de energía vital de la que se nutren (junto con el aporte de la energía del Sol) todas las criaturas que habitamos la Madre Tierra.

En el artículo La energía telúrica ya expliqué cuales son dos aspectos básicos que caracterizan el campo de energía telúrica: Frecuencia de vibración y Equilibrio de fases Yin y Yang.
Geopatía

A partir de estos dos factores de variación (Frecuencia y Equilibrio de componentes) es fácil deducir que la energía telúrica ofrece una diversidad increíble de matices a lo largo de los cientos de miles de kilómetros cuadrados de superficie de la Madre Tierra. Si a esto se suma la influencia que tienen los demás campos del campo de energía terrestre, podemos empezar a hacernos una idea de la infinita complejidad de este campo.

Es habitual definir una geopatía a partir de estos factores de variación no obstante, a nivel personal, encuentro mucho más adecuada otra perspectiva. Desde mi punto de vista, una geopatía no sería tanto una zona en la que se detectan alteraciones significativas en los niveles energéticos telúricos habituales sino, una zona en la que la combinación de los factores genera un campo de energía terrestre que a nivel vital nos descarga, nos resta energía cuando estamos en su interior. El nivel de descarga que se pueda llegar a producir en nosotros nos dará idea de la intensidad de la zona Geopática.

Este área del campo energético terrestre en desequilibrio (área geopática) tiene una clara componente horizontal que, partiendo del área donde se genera alteración -y donde ésta es más nociva-, va disminuyendo en función de la distancia al foco pero también tiene una componente de desarrollo vertical que alcanza una distancia considerable abarcando, habitualmente, todos los pisos de una edificación.
Factores naturales que producen zonas con geopatía

A partir de la definición anterior, se puede deducir que no tiene porqué darse ninguna circunstancia orográfica, de composición o de forma del territorio para que haya zonas geopatógenas, simplemente hay zonas que no cumplen con los mínimos energéticos que el desarrollo de la vida humana requiere así que siempre que se llega a una nueva casa conviene revisar su estado energético no obstante, en otros casos, existen diversos elementos naturales y artificiales que de un modo u otro, casi siempre estan presentes en zonas donde se han alterado la calidad y los niveles vibración del campo de energía terrestres hasta volverlo nocivo.


Entre los agentes naturales cuya presencia está fuertemente correlacionada con las geopatías podemos citar: las corrientes de agua subterránea debido a la acumulación de electricidad estática -ver artículos de la nota 1- que produce el rozamiento del agua en las paredes de piedra, los yacimientos minerales, zonas con embolsamientos de agua o petróleo, zonas de alta erosión y/o disgregación de materiales –pedregales, acantilados, grietas y fisuras), canales naturales de gas –radón– y/o aire, fallas y diaclasas del terreno, volcanes, zonas con radioactividad natural, etc.

En todos estos casos, la exposición prolongada y constante (camas, sofás, espacios de trabajo…) de nuestro campo energético a este tipo de condiciones nos produce un desgaste a nivel celular y energético que con el tiempo llega a afectarnos sobremanera. Más adelante, volveré sobre este punto.
Factores artificiales que empeoran las geopatías

Por otro lado, por si fuese poco con los agentes naturales, entre los nuevos (y nocivos) agentes artificiales que hemos añadido a este cocktail explosivo los más destacados son: antenas de telefonía móvil, líneas eléctricas de alto voltaje, redes y campos de microondas (ordenadores), campos de radar y detección, grandes elementos de comunicación y transporte (ferrocarriles, metros, autopistas, grandes carreteras), y sobretodo, el avance de la edificación descontrolada que produce, por simple ocupación desmedida del territorio, la distorsión paulatina (y grave) del entorno energético natural.

En lo tocante a factores de distorsión artificiales, cabe añadir además, que actualmente, debido al espectacular desarrollo y crecimiento humano, se descargan artificialmente a la atmósfera más de 10 mil millones de Kw de energía con lo que, además de la notable distorsión que se provoca los campos de energía telúrica natural, también se alteran considerablemente las ondas armónicas que se reciben del Cosmos, el equilibrio electromagnético atmosférico natural y las radiaciones electromagnéticas terrestres.
Factores que aumentan la intensidad de una geopatía
Redes Geobiológicas (Hartmann y Curry)

Según las investigaciones del Dr. Ernst Hartmann, la emanación energética que la tierra emite hacia la atmósfera, se organiza como una red cuadriculada de dimensiones más o menos constantes que se extienden sobre toda la superficie terrestre, hasta más de 2.000m de altura. Esta red cuadriculada está orientada según el campo magnético terrestre, en dirección Norte-Sur y en dirección Este-Oeste cada 2 m. Las líneas que trazan esta red, tienen un grosor variable según los cambios atmosféricos de entre 21 y 40 cm. Existe también una segunda red cuadriculada llamada Red de Curry en dirección NE-SO y NO-SE con una pauta de aparición de entre 4 a 6 m., que concentra la radiación que emite la atmósfera hacia la tierra. Sus líneas tienen un grosor de unos 45 cm.

Estas redes de energía telúrica que se elevan como auténticas paredes de energía hasta una altura de unos 2000 metros, lo atraviesan todo, terrenos, edificios, plantas, animales, personas. Estas redes actuan a modo de multiplicador del campo de energía terrestre (y telúrico) de modo que cuando uno se situa sobre alguna de sus lineas, aunque sobretodo sobre sus cruces, siente de manera mucho más claramente la presión energética del campo terrestre sobre su campo de energía por tanto, cuando la energía de una zona está en equilibrio las redes telúricas no suponen ningún problema, casi ni se notan sus efectos en cambio, y ahí reside la verdadera problemática, cuando las redes cruzan por una zona de geopática, en las líneas y sobretodo, en los cruces, se hacen especialmente virulentos sus efectos.
Corrientes de agua subterránea

Por otro lado, otro factor que con suma facilidad logra alterar el equilibrio y la calidad del campo energético terrestre, es la presencia de aguas subterráneas en una zona. El rozamiento de la correinte de agua subterránea contra las paredes de piedra produce un campo con carga electrostàtica que debido a la escasa conductividad de la tierra se reproduce en la superfície terrestre con signo contrario creándose un condensador natural y, claro está, cuando estamos, dentro de un campo con carga electrostática, automáticamente, nuestro cuerpo empieza a intentar compensar el desequilibrio.

Ni que decir tiene que cuando en un punto determinado del espacio coinciden agua, una geopatía, un cruce de líneas, por ejemplo una cama, y zona corporal delicada –tronco, cabeza, pelvis– sobre el cruce, las consecuencias fisiológicas sobre el cuerpo humano están más que garantizadas a medio plazo. Veámos el porqué.
Influencia de una geopatía en los seres vivos

La mayoría de los procesos biológicos naturales se producen por ósmosis –los distintos componentes/elementos de un sistema siempre tienden a buscar su equilibrio a través del intercambio de factores diferenciales–. En lo tocante a nuestro cuerpo energético, incluso visto como simple extensión de nuestro cuerpo físico, este principio también es valido de modo y manera que, cuando nos introducimos dentro de un entorno energético distorsionado, nuestro cuerpo energético tiende a distorsionarse mientras intenta equilibrar al cuerpo energético de la Madre Tierra. Es evidente que debido a la enorme diferencia de tamaño existente nuestro minúsculo cuerpo energético tiene las de perder así que, cuando la exposición geopatías se produce durante varias horas al día y de manera prolongada en el tiempo, se acaba alterando la salud física y psíquica de las personas (en general a la salud de todo ser vivo).

Hay dos factores desencadenantes fundamentales de desequilibrio por geopatía en los seres humanos. En primer lugar, dependiendo de su estructura celular (incluso molecular) cada persona desarrolla un nivel de sensibilidad particular a la influencia telúrica. Es muy difícil calibrar qué personas son más sensible o menos y sobretodo, en qué medida se ven afectadas. El segundo factor desencadenante es una función directa de la cantidad de tiempo de exposición, en consecuencia, al no ser este último un factor individual y subjetivo, es donde la Terapia del Espacio centra su interés y puede actuar para corregir las áreas afectadas.

Los lugares más importantes a considerar por tanto, seran los de más permanencia y en especial, en las viviendas, la cama ya que, además de ser habitualmente el lugar donde pasamos más horas, es durante la noche cuando más se agudizan las geopatías y además, mientras dormimos, es cuando nuestro cuerpo es más vulnerable a sus efectos.
Efectos de una geopatía en los seres humanos

Las geopatía perjudican los procesos bioquímicos y energéticos del cuerpo humano afectando primordialmente a las células del sistema inmunitario e incidiendo también sobre el sistema nervioso, endocrino y hormonal. Tal como comentábamos en el punto precedente, a partir del principio de resonancia osmótica, cada célula de nuestro cuerpo actúa como un circuito electrónico resonante que es capaz de vibrar sometida a las frecuencias electromagnéticas del medio. Y según demuestran las investigaciones realizadas hasta ahora, lo hace selectivamente en función de su propia naturaleza (función y organismo) y la naturaleza de la distorsión (frecuencia, amplitud de onda, forma de onda e intensidad).


“Las primeras manifestaciones somáticas que pueden alertar de la posibilidad de estar afectado por geopatía son las alteraciones del sueño (insomnio, dificultad de conciliar el sueño, sueño irregular muy entrecortado con necesidad de micción, eneuresis nocturna, sonambulismo, caída de la cama, dificultad al levantarse por la mañana, sensación de mayor cansancio tras el supuesto descanso, mareos matinales…). Otras manifestaciones típicas son las reacciones alérgicas, el agotamiento crónico y los dolores de cabeza o espalda persistentes (…). Comenta D. Garrido en vivamasymejor.com”

A modo de ejemplo, y por sólo citar una de las innumerables investigaciones que existen sobre el tema.
Detección de la presencia de una geopatía

Cuando varios de los síntomas anteriormente descritos aparecen es francamente probable la presencia de geopatías persistentes en la vida de una persona, de ahí el paulatino deterioro de su salud.

Y es en estos casos, cuando se hace necesario un análisis más exhaustivo de la persona utilizando, por ejemplo, la kinesiología (por medición de la respuesta muscular), aparatos como el Quantum, resistencia piezo eléctrica, géiger o incluso la radioestesia a través de las varillas en “L” o el péndulo (“En determinados casos, unas varitas de zahorí harán las funciones, detectando cualquiera de estas anomalías o las sinérgias que se producen por la superposición de varias de estas alteraciones” 2 ) para determinar la gravedad e intensidad de la afectación y las consecuencias que haya podido tener.

En el caso que alguno de estos métodos confirme la presencia de geopatías, es importante realizar tanto el oportuno tratamiento de la persona, como también el tratamiento del entorno, esto es, la corrección de la geopatía ya que, de no corregirse el desequilibrio, la persona difícilmente sanará.
Métodos para neutralizar una geopatía

En cualesquiera de los casos expuestos durante el presente artículo, uno de los métodos de detección y corrección de geopatías más efectivos que conozco es la técnica que utilizo desde hace más de diez años, la Terapia del Espacio.

Sus resultados son sorprendentemente óptimos (en más de 300 proyectos completos) ya que permite detectar y corregir todo tipo de alteraciones telúricas en viviendas sin utilización de aparatos electricos, ni obras, ni grandes cambios, sólo utilizando geoacupuntura no obstante, éste no sería un artículo completo si no mencionase que, además de la Terapia del Espacio, existen otras técnicas que son capaces de neutralizar estos desequilibrios (la geometría sagrada, el uso de piedras y gemas, las varas de descarga, la cal…) así que, elegir la Terapia del Espacio o decantarse otra metodología dependerá enteramente del gusto y predilección de la persona.




Joan Miquel Viad

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